Constitucionalistas

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Por:
  • larazon

Gil Gamés

La Constitución se ha vuelto noticia. Habían pasado dos días del aniversario del 5 de febrero cuando Gil se estrelló con una nota en su periódico Milenio: “Convoca Bejarano a crear una ‘nueva Constitución’”. El líder de la corriente perredista Izquierda Democrática Nacional, ni más ni menos, realizó la convocatoria en Querétaro a la que asistieron Dolores Padierna, Porfirio Muñoz Ledo, la diputada Claudia Elena Águila, Diego Valadés y Jaime Cárdenas. Este compacto equipo de juristas, mju, afirma que nuestra Constitución es una llanta parchada innumerables veces, oh, sí.

Cuando Gamés dice que se estrelló con la noticia es que se estrelló. El daño a la carrocería de su mente fue muy serio. Diego Valadés, sin duda el único de ese grupo que sabe de lo que se habla cuando se habla de la Carta Magna, volcó las ollas en Querétaro y afirmó que se requiere un nuevo Congreso Constituyente: “hoy la Constitución es ilegible”. Gil no sabe nada de la Constitución como no sea el orden de sus artículos, en parte porque el documento nunca formó parte de la vida mexicana, como una reliquia, digna de veneración, como el cuerpo de un santo: está cerca, pero nadie lo conoce, de hecho no existe. Oh, no, he aquí unos trozos de poetry, en fon.

Pero Gamés no desea referirse al debate de ese documento, sino a algo mucho más terrenal que nuestra guía constituyente, a la materia prima de la convocatoria. Dice René Bejarano: “Después de 30 años de políticas neoliberales, se han desmantelado las conquistas de la Revolución y de la Constitución de 1917. Estos 30 años son una contrarrevolución conservadora, la nueva cara de la rancia élite nacional”. Pero entonces, si Gilga ha entendido algo, cosa poco probable, estos personajes lo que quieren es regresar el documento a su estado original, tal y como se promulgó en 1917.

Dice Bejarano: “esta esfera incubó en la prisión, cuando la libertad era el sueño posible, se nos condenó a muerte y resurgimos, porque somos leales, porque trabajamos, porque nunca nos hemos corrompido ni hemos traicionado nuestros ideales, estamos más fuertes que nunca”. Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló: aquí hay complejidades, y un sinvergüenza.

Dicen los que saben, que a las reflexiones de Bejarano desde chirona sólo se les compara los Cuadernos de la cárcel de Gramsci, y eso apenas. La verdad, no nos engañemos: el legado filosófico-político del revolucionario italiano es menor al de Bejarano, la cárcel mussoliniana era un jardín de niños comparada con el reclusorio donde pasó un tiempo el revolucionario Bejarano. Gil piensa que si nuestra vida pública permite que este ladronazo pueda darse golpes de pecho en un estrado y hablar de la Constitución, todos estamos locos.

Este caradura dice que él “es leal y nunca se ha corrompido ni ha corrompido sus ideales”. Lo dice Mr. Ligas, el hombre que retacó las bolsas de su saco con dólares que le dio sin recibo o factura alguna el empresario Ahumada. Sí, debe cambiarse la Constitución. Gil propone este nuevo artículo: “Todo aquel político que sea sorprendido con las manos en la masa podrá después de un tiempo regresar a la vida política como si nada hubiera pasado”. Oiga, Diego, ¿ya vio con quién va usted a redactar la nueva Constitución?

Bejarano al micrófono: “México demanda una nueva Constitución, éste es un nuevo proyecto de nación y de la fuerza popular ciudadana para hacerlo realidad”. Caracho, oiga René: y en su “proyecto de nación” ¿todos llevan maletines llenos de dinero ilegal? Cretinazo.

La máxima de Clarasó espetó dentro del ático: “un hombre de Estado es aquel que se pasa la mitad de la vida haciendo leyes, y la otra mitad ayudando a sus amigos a no cumplirlas”.

Gil s’en va

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Twitter: @GilGamesX