Creación de empleos, pero en perspectiva

Creación de empleos, pero en perspectiva
Por:
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Derrotero Económico

Por Gustavo Rivera Loret de Mola

Tras la elección del 1 de julio, el presidente Calderón “recuperó” la facultad legal de hablar públicamente sobre los “logros” de su sexenio. Desde entonces, ha aprovechado para abordar un tema en particular: el desempeño de la economía mexicana en materia de generación de empleos.

Es un tema importante porque desde 2006 Calderón se autodefinió como el “presidente del empleo”, convirtiéndolo en rasero elemental para evaluar el éxito de su presidencia de acuerdo con sus promesas de campaña.

El pasado 6 de agosto el presidente Calderón señaló que tan sólo en 2012 se han creado 550 mil empleos formales, arrojando de enero de 2007 a la fecha la maravillosa cifra de 2.2 millones de empleos formales. Acaso lo que busca con estas declaraciones es generar la impresión de que mientras los europeos y estadounidenses se ahogan en una crisis de empleo, los mexicanos salimos a flote gracias a su gobierno.

Aunque basta con salir a la calle para poner en duda los dichos del presidente, las cifras también permiten discernir la realidad en materia de empleo. De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en lo que va de este sexenio, se sumaron a la población económicamente activa —es decir, aquella en búsqueda de empleo— 5.2 millones de mexicanos y mexicanas. Dando por buena la cifra de 2.2 millones de empleos formales creados en el mismo periodo, resulta que el 58% de la población económicamente activa durante este sexenio no consiguió empleo en el sector formal de la economía.

A estas cifras hay que sumar otra igualmente reveladora. Se trata del empleo informal. Al arrancar el sexenio había 11.4 millones de trabajadores informales. Las últimas estadísticas indican que ya hay 13.7 millones: 2.3 millones más que al comenzar el sexenio. Es decir, al menos 2.3 millones de los que no consiguieron empleo en el sector formal de la economía pasaron a la informalidad, el resto al desempleo o a la ilegalidad.

Y es que hablar de éxito en política de empleo cuando el mayor crecimiento se registró en la informalidad, no tienen ni pies ni cabeza. La realidad es que en México no estamos creciendo lo suficiente, y por lo mismo, no estamos generando el empleo que requerimos, ni en cantidad ni en calidad. Más vale partir de esta premisa para no engañarnos y trabajar en soluciones que verdaderamente atiendan el problema del desempleo en México.

Es cierto que el presidente Calderón enfrentó una inesperada crisis global que resultó ser la más grave en 80 años. También es cierto que el brote de influenza H1N1 asestó un duro golpe a la economía. Pero a estos imponderables habría que sumar las limitaciones de su gobierno y la incapacidad de su partido para negociar reformas urgentes en materia energética, fiscal y laboral, todas necesarias para reactivar la generación de empleos.

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