De la hipocresía al fundamentalismo verde

De la hipocresía al fundamentalismo verde
Por:
  • gerardo_garcia

Es que en los extremos en ocasiones se juntan. Los unifica de tanto en tanto la hipocresía. El fundamentalismo que se sienta a comer con la fanfarronería. La estridencia y el silencio que gozan de la impunidad que brinda la defensa de aquello que se considera políticamente correcto. Y en el fondo lo que se dice defender, simplemente se agota.

Son dos asuntos que tienen que ver con el medio ambiente y el turismo. El desarrollo y la sustentabilidad. Dos temas que se registran en Cancún, el principal destino del país, pero que bien retratan la realidad de una lucha soterrada que se repite en el país –y en el mundo- entero. Es certero apuntar que buena parte de la inversión que el grupo hotelero español, Riu, tiene en los principales destinos de playa no ha estado ajeno a la controversia y en ocasiones ha traspasado la frágil línea que separa lo legal de aquello que no lo es. Es cierto que algunos de sus hoteles en Cancún se construyeron más gracias a chapucerías legales se sus despachos de abogados que a proyectos sustentables. Pero ahí están operando sus desarrollos que sin embargo no han generado la depredación ambiental que se les acusa. Pues bien: Riu compró un terreno en Punta Nizuc, la última zona por desarrollar en la zona hotelera de Cancún, para construir ahí un hotel de quinientas habitaciones. Le he contado que el principal rechazo provino de su vecino de predio, el grupo hotelero Brisas que tiene ahí un hotel de lujo –el Nizuc- que considera que le afectaría se ubicara un hotel masivo, con el modelo de negocio de los Riu, al lado suyo. Tiene entre sus abogados que se encargan del rechazo al Riu al ex alcalde de Cancún, Julián Ricalde, que durante su gestión municipal aprobó un Plan de Desarrollo Urbano que posibilitaba el desarrollo de ese hotel. Antes sí; ahora no. La batalla legal abierta la ha llevado el Centro Mexicano de Derecho Ambiental que incluso interpuso un amparo contra el PDU que podría paralizar el desarrollo de cualquier proyecto en la zona.

Antes de finalizar el año anterior, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales aprobó la Manifestación de Impacto Ambiental al promovente, que meses antes le había negado. La reconsideración se dio porque la empresa modificó el proyecto para cumplir con todas las condicionantes que la ley exige. El secretario de Semarnat, Rafael Pacciano, ha sido ya crucificado por esta autorización. Lo acusan, principalmente los fundamentalistas, desde hipócrita, hasta vendido, pasando por cualquier otra cantidad de adjetivos demoledores. Refieren su militancia en el Partido Verde, para calificarlo de depredador y cómplice. Sus detractores no atienden un hecho simple: el proyecto del Riu cumple con las condicionantes existentes en la ley vigente. No violenta el marco legal que rige hoy. La Semarnat no podría negar un proyecto que cumple con los parámetros existentes, mismos que esa dependencia no impone.

No creo en efecto que el Partido Verde sea defensor del medio ambiente; no creo tampoco que la densidad del hotel Riu en esa zona -530 cuartos- sea lo mejor tanto para el medio ambiente, como para el mercado. Sin embargo el proyecto cumple con lo que la ley le exige.

El debate entre la sustentabilidad y el desarrollo se contamina por el fundamentalismo. En el caso de Cancún, emblemático por lo que significa, se pierde ante la estridencia y la cerrazón.

¿Es necesario parar ahí el desarrollo? ¿Se requiere cambiar la ley para evitar la construcción de más cuartos de hotel?

La respuesta debe salir de un análisis serio y un debate construido con hechos y no con supercherías y mentadas de madre.

La Organización de las Naciones Unidas designó al año 2017 como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo. Es buen momento para que en este año se pongan las bases para promover un debate serio sobre el futuro del destino turístico más importante de México.

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Twitter: @gergarcia68