El cambio

El cambio
Por:
  • Pacotest

Vivimos intensos tiempos de cambio prácticamente en todos los órdenes. No hay día sin el anuncio de nuevas formas de comunicación cuyos efectos se extienden a todas las actividades, por cierto, no siempre para bien.

Por ejemplo, no es excepcional ver una familia reunida en una mesa de restaurante en la que cada comensal está atento a un equipo receptor y emisor de llamadas telefónicas y también de imágenes o videos, los cuales son respondidos o retransmitidos en forma inmediata.

Otro ámbito de cambio acelerado es el del desarrollo tecnológico en materia de movilidad el cual augura que en muy pocos años la preminencia de los hidrocarburos en la economía mundial se verá, si no eliminada, al menos notablemente disminuida por el uso de otras formas de energía en los motores de los vehículos.

Hablando de vehículos, podemos ser testigos de los procesos de robotización para producirlos, los cuales sólo dejan a la mano de obra humana la limpieza de los cristales y espejos, una vez concluido el ensamble de todas las piezas de un automóvil, con un notable abatimiento de costos y desplazamiento de mano de obra. Pese a lo cual, hay políticos que logran prosperar en la búsqueda de votos prometiendo cambios para el regreso a etapas superadas de los modos de producción.

Lo anterior me lleva al que sin duda es el uso más extendido de la palabra cambio, pues no hay, prácticamente, un proceso político conducente a la elección de dirigentes en cualquier nivel, en la cual estén ausentes las promesas de cambio. ¿Conocen a alguien con aspiraciones políticas cuya propuesta se base en la continuidad de la forma como se gobierna su comunidad o su nación?

Las causas de lo anterior –desempleo extendido, inseguridad, corrupción, desigualdad social, rezago educativo, carencia de servicios, comercio inequitativo, arribo de migrantes, inequidad fiscal y un extenso etcétera- suelen estar a la vista y son la materia prima con la que se amasan las distintas proclamas de cambio de los candidatos, lo mismo en nuestras entidades federativas que en Francia, reconocida como cuna de la democracia moderna.

Lo interesante es que el tiempo corre y las sociedades arriban una y otra vez a nuevos procesos políticos para la elección de gobernantes y la palabra cada vez más socorrida sigue siendo cambio.

Hace muchos años en Guatemala, antes de una presentación de Manzanero en un centro nocturno, presencié un diálogo con intención satírica local, pero con un contenido fácilmente extensivo a otras circunstancias y latitudes. Era entre un agente de policía y una indígena dedicada a la vendimia de dulces o similares en un crucero, a la cual el primero pretendía desplazar del lugar; ella, en defensa de su actividad, le preguntaba airadamente: ¿no que éste iba a ser el gobierno del cambio? y en respuesta él le dijo, por supuesto que sí, ¿de a cómo es tu billete?

alcazaravila@gmail.com