El Comandante Presidente

El Comandante Presidente
Por:
  • larazon

Emilio Sánchez Santiago

Cientos de miles de personas desfilaron ante el féretro de Hugo Chávez, para reiterar su solidaridad y demostrar su afecto a nivel personal. Estas son las mismas personas que han votado una y otra vez por el Comandante Presidente, y que formaron una cola de hasta siete kilómetros para verlo.

Desde Caracas.- Las capas populares de Venezuela sufren histeria colectiva, embrujo inexplicable, dolor sincero y sentido por la muerte del líder, quien para tantos es también padre, guía, defensor, héroe intemporal, garantía de justicia popular, y antorcha de las masas empobrecidas de Venezuela.

Orador, polémico, trovador llanero, agitador, revolucionario, visionario, nacionalista acendrado, bolivariano por excelencia, destructor de paradigmas que gobernaron a Venezuela desde su independencia hasta el ascenso de Chávez al poder; este es el Hugo Chávez que millones de venezolanos adoran, recuerdan, idolatran, embalsaman, y santifican.

Protagonista, idealista, provocador, irreverente y viral, soñador utópico, predicador, encantador de serpientes, dicharachero, lector y conocedor de las mejores plumas latinoamericanas, enamorado de la historia venezolana y latinoamericana. Chávez de cuerpo entero, profundamente popular, íntimamente sudamericano, heredero de las tradiciones militaristas del subcontinente, forjador de un culto a la personalidad solo comparable al de Juan Domingo Perón.

Chávez no ha muerto, dicen los venezolanos pobres de los barrios bajos caraqueños; Chávez permanece en el aire, en el agua, en los ríos, en la tierra pródiga de las llanuras y los valles, en el mar territorial de Venezuela, en la memoria colectiva de los humildes, en el corazón herido de sus seguidores, y en la voluntad política de sus herederos.

 La otra mitad de Venezuela, la mitad opositora, renueva su esperanza de cambio y corrección; esa mitad ve a Chávez como un demagogo, populista, derrochador, provocador de la mayor división que la sociedad venezolana ha vivido desde su independencia, violador de las garantías personales y los derechos humanos, autoritario, y procurador de una nueva élite gobernante que en poco se diferencia de las élites derrocadas.

Esa otra mitad de la sociedad que nunca aceptó someterse a los designios del Comandante, y que se opuso con determinación a las políticas y decisiones del chavismo, vislumbra la oportunidad de que el país rectifique su camino, y se aparte del rumbo socialista que el Comandante Presidente implantó a fuerza de su voluntad. Para esta mitad, la historia no ha terminado.

Chávez, al igual que los grandes buques trasatlánticos de mediados de siglo XX, deja tras de sí una enorme estela, cuyas olas seguirán influyendo decisivamente en el destino de Venezuela. Las fuerzas opositoras, a quienes el Presidente se refirió como la derecha, la burguesía reaccionaria, la oligarquía imperialista, tienen frente a sí un enorme desafío. Muchas de las ideas, las acciones, y las políticas de Hugo Chávez, han calado profundamente en el pueblo, y no será fácil extirparlas. Hay chavismo sin Chávez, hay organización y dirección en las fuerzas chavistas, y hay fanatismo en diversos segmentos de la Quinta República. La sombra de Chávez seguirá imperando en Venezuela años después de su muerte.

emsanchez@prodigy.net.mx