El Gran Café de la Parroquia

El Gran Café de la Parroquia
Por:
  • larazon

Francisco Calleja

Somos un país que celebra poco a sus empresas, algunas lo merecen por exitosas, otras por resistentes a las adversidades y unas cuantas por longevas, muy pocas por las tres características, éste sería el caso del Gran Café de la Parroquia.

Aunque desde principios del siglo XVIII se establecieron tiendas expendedoras de café en esa misma acera, frente a la catedral de Veracruz, es hasta 1805 que se conoce la fundación de uno de esos negocios en la precisa esquina de Parroquia y María Andrea (actuales Independencia y Gutiérrez Zamora). Pero es hasta 1808 que se considera fundado lo que a partir de1838 será tienda y café y en 1858 se conocerá como Café de la Parroquia, importando la novedad europea de colocar mesas bajo los portales.

Cambiará de dueño varias veces y en 1938 se le dará su nombre actual de Gran Café de la Parroquia. En 1994 enfrenta lo que parece el más grave problema de su existencia abandonando su local inicial y emblemático, para mudarse frente al Malecón en la calle de Gómez Farias. Pero el negocio sobrevive, a pesar de que con la originalidad que caracteriza a ciertos empresarios, un café se instala en su ubicación inicial y otro se coloca a unos pasos.

 Los socios se dividen en dos grupos y uno de ellos conocido sólo como La Parroquia de Veracruz abre una franquicia en la ciudad de México en 2008, y otro local en Plaza del Sol, también en Boca del Río, en 2012.

Para el grupo que conserva la idea original, 2008 parece ser el año clave ya que inaugura una sucursal en Boca del Río y desde ese momento abre 14 módulos en el estado de Veracruz y uno en la ciudad de México en Polanco, de manera que es posible verlos en las carreteras junto a alguna gasolinera.

Su lema es “el café como debe ser” y muchos mexicanos lo han creído así. Por algo Porfirio Díaz se detuvo antes de subir al Ipiranga para tomar un último café lechero, Agustín Lara lo visitaba cuando estaba en el puerto, el ex presidente Adolfo Ruiz Cortines jugaba al dominó en una de sus mesas, a Carlos Fuentes le pareció el lugar ideal para iniciar sus programas de la serie “El espejo enterrado” y el presidente Felipe Calderón tomó café allí el domingo hace apenas una semana.

Una afluencia de 2 mil personas en días bajos y de 4 mil en días altos, un promedio de 5 mil 500 cafés vendidos al día entre los dos locales principales y algunos platillos que han ingresado en el menú nacional como las bombas con nata, nos hablan de un negocio que ha mantenido la tradición, pero que ha sabido ingresar en el siglo XXI.

Cuando se entra a sus instalaciones se puede sentir el sabor de lo conocido, pero se percibe que no desdeña la modernidad necesaria para atraer, además de los turistas, a clientes jóvenes, a madres de familia con niños y a hombres de negocios.

Aunque está pendiente de escribirse una buena historia de las empresas en México, es fácil saber que no tenemos muchas organizaciones exitosas con 200 años de antigüedad y que deberíamos celebrarlas más.

francisco.calleja52@gmail.com