Pan y circo

Pan y circo
Por:
  • Carlos Urdiales

Encuestas, FODA, redes ficticias, fakenews, palomas mensajeras que pululan, saturan, encantan y distraen, todo ante la inminencia de grandes definiciones políticas, las que asignarán roles principales y secundarios rumbo a la madre de todas las eleccciones.

En el vasto PRI la disciplina cruje ante la probable última gran reforma estructural de Enrique Peña Nieto, la de su propio partido político.

Experimentados pero desplazados cuadros priistas pelean contra jóvenes encumbrados de nula o superficial militancia, disputan el derecho de dedo del primer priista para nominar, para reconquistar al malhumorado electorado, estructuras corporativas o redes sociales. Visión, misión, supervivencia y transformación, todos a una, ahora o nunca.

Encuestas atribuidas a la presidencia que no lo son, sondeos en Facebook, análisis secretos sobre Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas de suspirantes y apuntados; escenarios y careos que buscan animar a unos, ahuyentar a otros. La del PRI es una guerra intestina sorda, de altos y largos vuelos.

En el PAN la disputa es abierta, frontal. La democracia azul no premia disimulos, Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle saben que cuanto más combatan al gandalla de Ricardo Anaya mejores ofertas por su rendición tendrán.

El exgobernador de Puebla comienza a quemar naves, de su costosa promoción editorial pasa a la gratuidad de foros a la medida, piezas para su plataforma, expediente de alto riesgo cuando saque cuentas, cuando explique patrocinios.

Margarita gira por México, da clases y anima a sus alumnos de derecho, cree y valora su buen posicionamiento; Zavala quita pétalos y hace cuentas.

En el PRD las encuestas, los sondeos, las campañas y las redes sociales sobran, pierden relevancia en la misma proporción que el sol azteca pierde militantes. Ningún perredista tiene con qué disputar la nominación a Miguel Ángel Mancera, factótum sin credencial en un partido cuya actual dirigencia apuesta a la catafixia con el PAN, Los Pinos por la capirucha o la mutación final a Morena.

En esa lógica, la batalla que cuenta en el PRD es la nominación a la CdMx.

Los manceristas viven en reservas políticas rodeados de tribus, las corrientes cambian ideologías por posiciones, instinto de supervivencia. La traición abierta y frontal, la detracción que no conlleva renuncia, es moneda corriente en el PRD.

En Morena la duda ni cabe ni ofende, para la carrera estelar en que los momios los marcan favoritos; AMLO es dogma de fe entre sus laicos. La campaña sin principio ni fin del tabasqueño alterna serenidad y beligerancia, chistes y promesas, lo de siempre como siempre, modelo opuesto al nuevo PRI, parecido al viejo PRI.

En el Partido Verde Ecologista de México la pelea por el poder se viste de broma, destapes de fantasía para hallar una posición adecuada para quien sale a venderse. Los demás esperan ganadores para ofrecerse.

Partidos enfrascados en batallas internas ante una sociedad atomizada, volátil, socavada, pero entretenida en el moderno Coliseo. Pan y circo.

urdiales@prodigy.net.mx

Twitter: @CarlosUrdiales