Recordatorio

Recordatorio
Por:
  • jaume

Hay autores que crean adicción, no muchos por cierto. Es el caso, para mí, de Arturo Pérez Reverte, desde El Húsar a la saga del Capitán Alatriste y otros más. En sus obras siempre ha estado presente la huella que le dejaron veintiún años actuando como corresponsal en distintos conflictos armados. De ahí, sin duda, el realismo de Territorio Comanche, ubicado en la guerra que desmembró a Yugoeslavia, y el mensaje de rechazo al uso de la fuerza como forma de dirimir las diferencias.

A su experiencia personal, Pérez Reverte ha añadido un minucioso estudio de la historia de España, lo cual le ha permitido situar sus relatos en escenarios no solamente creíbles sino auténticos. El mejor ejemplo, en este sentido, es Un día de cólera, en el que narra con puntual detalle el levantamiento del pueblo de Madrid, el 2 de mayo de 1808, en contra de la ocupación napoleónica. Ahora mismo se encuentra generando una Historia de España, que se publica en un diario mexicano por entregas quincenales.

Al llegar a la etapa de la Guerra Civil, el autor ha descrito las actitudes y acciones de los dos bandos en contienda y emitido un juicio severo al equiparar la capacidad de violencia y falta de misericordia de ambos.

Éste es, justamente, el contexto en el que Pérez Reverte ubica su último libro: Falcó, en el que una especie de anti-héroe o más bien dicho, una máquina de matar, que responde al nombre de Lorenzo Falcó, lleva a cabo una misión destinada, en principio, a liberar a José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, preso de los Republicanos en la cárcel de Alicante.

Liberación que, como reza la historia, no se llevó a cabo, sobre todo porque Franco no tenía la voluntad de conseguirla y así se muestra en el libro.

Con todos los ingredientes de un relato de esta naturaleza, Pérez Reverte lleva a cabo una descarnada narración en la que en todo momento impera lo sórdido, lo mismo por la acción directa del personaje central que en su interacción con otros, aliados o contrarios, hombres y mujeres.

La lectura de Falcó me deja la impresión de que el autor ha querido ilustrar su denuncia antes mencionada de las atrocidades de los dos bandos y lo hace con la mayor crudeza, sin ahorrarse pormenores para que no quepan dudas al respecto.

Hace algunas noches, vi en televisión una entrevista con Pérez Reverte, en la cual hacía gala de su profundo desencanto, desprecio podría decirse, por todos los “ismos” que en la historia reciente han sido, ante una realidad que muestra en distintas latitudes el fracaso de los ideales. Me parece que ésa es la esencia de Falcó, cuya lectura deja un sabor amargo. ¿Será porque es recordatorio de las noticias que llegan todos los días?

alcazaravila@gmail.com