Se incendia la pradera panista

Se incendia la pradera panista
Por:
  • ruben_cortes

La pradera panista terminó por incendiarse ayer con la entrada del expresidente Felipe Calderón a la polémica que vive el partido sobre si Ricardo Anaya es árbitro y jugador a la vez, en su condición de dirigente nacional por un lado, y aspirante a la candidatura presidencial por el otro.

Sin embargo, Anaya no observa ningún incendio y persiste en mantener una “paciencia estratégica”, en espera de que los otros se cansen y él no meta la pata. ¿Cómo desarrolla esta “estrategia”? De manera sencilla: manda a otros a responder en la polémica, como si la polémica no fuera con él.

Por ejemplo, en entrevista con Joaquín López-Dóriga la semana pasada, Anaya aceptó que quiere ser Presidente de México… “algún día”, pero que mientras está “dedicado a dirigir al PAN”, en un juego de palabras que le salió bien hasta ahora para aguantar la andanada.

Sí, antier le exigió a Anaya “definirse” un grupo de militantes del calibre de Roberto Gil (expresidente del Senado), Ernesto Cordero (exprecandidato presidencial), Roberto Luege (exsecretario de Estado) y Gustavo Madero (exdirigente nacional), entre otros.

Y ayer entró Felipe Calderón a la coordinada ofensiva por la “definición” de Ricardo Anaya, a través de su cuenta de Twitter: “La unidad del PAN es vital para el país, la dirigencia de @ricardoanayac está poniendo en riesgo esa Unidad”.

Pero a Gil y compañía, Anaya los mandó a volar el mismo domingo con un escueto comunicado firmado por el “CEN del PAN”, como si el “CEN del PAN” fuera la persona aludida por Gil y compañía: “La dirigencia está concentrada totalmente en sus responsabilidades estatutarias”.

Y ayer por la mañana mandó a Marko Cortés, su líder parlamentario en la Cámara de Diputados, a llamar a Gil y compañía “estos acelerados irresponsables” y a alabarlo a él: “Anaya acreditó con resultados su capacidad y acreditó que sabe qué es lo que tenemos que hacer para ganar”.

Pero la “paciencia estratégica” de Anaya no durará mucho, reventada por quienes creen, como Calderón, que “pone en riesgo la unidad”, y de aquellos que, como Gil y compañía, consideran que usa la estructura y los recursos del partido para beneficio personal.

Porque la estrategia de Calderón y de Gil y compañía es más fácil de ejecutar: le van a crear a Anaya, un día sí y el otro también, pequeñas crisis, infiernillos que en algún momento no podrá mandar a resolver o a apagar con comunicados del “CEN del PAN” o con insolencias de chicos de fuerzas básicas.

Terminarán por convertirlo en “el problema del PAN” y llegará lo que debe pasar: un dirigente nacional que no aspire a la candidatura.

Que no sea un problema, pues.

ruben.cortes@3.80.3.65

Twitter: @ruben_cortes