Trump en los ojos de Oriente Medio

en Ammán

Sin duda la última elección presidencial que llevó a Donald Trump a ser el presidente 45 de Estados Unidos frente a la candidata demócrata Hillary Clinton fue “diferente”, fuera de lo habitual.

Ha sido dura y tensa, pero sin agendas políticas objetivas, con la mayoría de los debates centrados en difamar y desprestigiar al oponente. Se habló mucho sobre la credibilidad y seriedad del nuevo presidente electo: los impuestos, las mujeres, discursos racistas con respeto a los inmigrantes, los musulmanes, los mexicanos. Por la otra parte, acusaron a la candidata demócrata de muchas cosas, pero no se presentó un programa político real como hacían los grandes presidentes que tuvo Estados Unidos como Barack Obama, William Clinton, Jimmy Carter, George Bush padre y otros más que (para bien o para mal) tenían programas concretos durante su elección y mandato.

Las elecciones presidenciales americanas han dejado de ser un asunto interno de Estados Unidos mientras que este país intervenga en los asuntos internos de todos los países del planeta. Es un asunto global: de las tendencias del presidente del país más fuerte del mundo dependen la paz, la guerra y la economía mundiales, por eso cada nación atiende y estudia todas las declaraciones del presidente americano de turno. Oriente Medio no es la excepción. También de este lado del mundo estuvimos horas y horas frente a las pantallas analizando todas las declaraciones de Trump a ver qué trae de nuevo para nuestra región. ¿Qué planes tendría sobre la guerra en Irak, Siria, Libia o sobre la causa palestina y la solución de dos Estados, uno Palestino y uno Israelí? ¿Cómo serán ahora las relaciones con los aliados clásicos de Estados Unidos como Arabia Saudita e Israel (que por cierto durante la administración de Obama no estuvieron muy en forma)? ¿Qué va a pasar con Irán y el tratado para el programa nuclear firmado? Cuestiones de suma importancia para la estabilidad regional e internacional que no sabemos qué rumbo tomarán bajo el mandato de Trump.

De todas formas recordemos que el presidente no es quien marca la política del país. Los temas estratégicos son controlados por las instituciones militares y de seguridad. No se puede negar que el carisma y las convicciones morales del jefe de Estado (sea demócrata o republicano), influyen en las decisiones de estas instituciones, pero es obvio que no es el que dice la última palabra. Sería muy prematuro predecir qué va a pasar.

En mi opinión, Trump llega a la Casa Blanca con una carpeta llena de asuntos internos por resolver y muchas ideas para hacer de EU un grandioso país de norteamericanos y para los norteamericanos. Por lo tanto, los conflictos que vive nuestra región seguirán igual, por lo menos hasta que a nuestros gobernantes regionales no se les ocurra darles ellos mismos solución… ¡sería ideal!

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