Una Europa de euroescépticos

Una Europa de euroescépticos
Por:
  • larazon

Beatriz Martínez de Murguía

Hay quien imagina ya un próximo Parlamento europeo lleno de euroescépticos, con un temible porcentaje de entre el 25 y el 30 por ciento de los eurodiputados amenazando desde dentro a la única institución de la Unión Europea elegida por sufragio directo. No es nada descabellado.

El populismo nacionalista avanza y se profundiza. Así lo indican las encuestas y los resultados de las últimas elecciones, a medida que la persistencia de la crisis y un nuevo modelo de bienestar social, cada vez más excluyente, arrasan y destruyen certidumbres hasta hace poco inamovibles.

Si como muestra vale un botón, el caso francés dice mucho de una tendencia que ya ha llegado. Aunque algunos analistas insistan en que no hay razones reales para alarmarse, que son los medios los que contribuyen a crear el problema hablando de lo que hay, las encuestas publicadas en los últimos meses muestran, de manera sistemática, un incremento en la intención del voto al Frente Nacional, el partido de extrema derecha que encabeza Marine Le Pen. De hecho, la última gran encuesta, publicada la semana pasada por la revista Le Nouvel Observateur, señala que este partido podría llegar a obtener el 24% de los votos en las próximas elecciones al Parlamento europeo, que se celebrarán en mayo de 2014. Si así fuera, multiplicaría por cuatro los resultados que obtuvo en las elecciones de 2009 y se colocaría como el partido más votado de Francia. Para asustarse.

Y es que la cosa se ve venir, se siente. No sólo porque pueda darse la paradoja de que sean, precisamente, los electores euroescépticos los votantes más motivados para participar en unas elecciones que los europeístas contemplan con desilusión e incluso resentimiento, sino porque (como sucede en el caso de Francia) los partidos que representan esa tendencia están consiguiendo penetrar en sectores de la población que hasta hace poco les estaban vedados: un ejemplo, los profesionistas de clase media.

Al Frente Nacional de Le Pen, al Partido por la Libertad del holandés Wilders, a la Liga Norte italiana, al Partido por la Libertad de Austria o al Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), entre otros, les separan muchas cosas, pero les unen su euroescepticismo, su discurso contra la inmigración como la fuente de todos los males y una marcada islamofobia. Su intención, así lo indican los últimos movimientos entre ellos, sería formar un grupo político propio dentro del próximo Parlamento europeo, lo que les serviría de altavoz a su demagogia nacionalista y populista. Les bastaría con reunir a 25 eurodiputados elegidos en al menos una cuarta parte de los países miembros de la Unión. En agosto, Geert Wilders se desplazó a Viena para entrevistarse con el austríaco Strache; en junio lo había hecho con Marine Le Pen. El movimiento está en marcha.