Una simple aspiración

En las noticias cotidianas predominaban los escarceos vinculados a la proximidad del proceso que culminará el primer domingo de julio de 2018 con la elección presidencial.

Hasta hace poco, lo único que se desprendía de esa información era lo relativo a los movimientos al interior de tres de las organizaciones políticas con capacidad de participar con mayores o menores posibilidades de éxito en esa contienda, por lo menos en lo tocante a quien habrá de ostentar la candidatura presidencial. Como se sabe, en una cuarta formación ese asunto está resuelto desde el día mismo de su creación.

Sin embargo, en los últimos días ha cobrado fuerza el propósito de la formación de frentes amplios, resultado de la suma de partidos y corrientes, lo cual viene a reintroducir una modalidad que no ha sido exitosa a nivel nacional en pasadas ocasiones. Pero más allá de las decisiones a las que se arriben para actuar bajo una sola sigla partidaria o hacerlo en forma mancomunada, creo que lo fundamental es identificar los asuntos que exigen atención urgente para mantener la vida nacional dentro de los cauces que propicien su estabilidad.

Existen trabajos realizados por grupos académicos y ciudadanos, amén de numerosas encuestas acerca de la percepción social, en los que están meridianamente establecidas esas realidades. Es decir, no hay que inventar un listado de necesidades, pues, de una manera u otra, ya están identificados, saltan a la vista y constituyen reclamos constantemente reiterados. La lista puede resultar muy extensa, pero una revisión acuciosa permitiría concentrarla en no más de una docena de aspectos, con repercusiones en otros muchos, sin cuya atención la nación entera será presa de una profunda crisis de alcances incalculables, afectando la vida de individuos, familias, comunidades y regiones.

Este panorama me lleva a desear que los interesados lleguen en breve a acuerdos acerca de las formas de participación, a fin de dedicar todas sus capacidades a plantear a la ciudadanía propuestas claras, incluyendo la forma y los recursos para su realización, acerca de los temas torales que afectan severamente a la nación y que agudizarán sus impactos en la medida en que no haya claridad acerca de las propuestas para su atención, más allá de frases hechas que no superan el nivel de los buenos deseos.

Desde luego no hay que hacer de lado lo que pueden ser los propósitos políticos que alientan la posibilidad de los frentes: bien para tratar de desbancar al PRI, bien para impedir la llegada de quien, por el momento, parece encabezar las preferencias electorales. En ambos casos estaríamos en la clásica jugada de quítate tú, para ponerme yo. ¿Pero sin una verdadera intención de soluciones de fondo en los temas social, económica y políticamente candentes eso tendría sentido?

Por eso tengo la aspiración de que pudiera surgir una especie de plataforma común respecto a la cual los partidos o frentes comprometan planteamientos puntuales para abordar el manejo de cada tema, buscando trazar propuestas de ruta para los años venideros. En todo caso, lo importante sería que surjan propuestas concretas e integradoras para hacer frente a cada asunto, conformando verdaderos planes de gobierno ante los cuales los electores puedan decidir. Un ejercicio de esta naturaleza nos ahorraría, adicionalmente, el tradicional y penoso torneo de insultos y descalificaciones. Pero, a lo mejor es mucho pedir.

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