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La falta de presupuesto en museos y la necesidad de atraer a nuevos públicos propicia que los recintos apuesten a lo virtual y digital. Uno de ellos es el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) que está por inaugurar la exposición Pseudomatismos, del mexicano Rafael Lozano-Hemmer, el 24 de octubre.
Esta muestra presenta 42 obras que recorren 23 años de producción audiovisual, incluyendo piezas de video interactivo, robótica, vigilancia computarizada, fotografía e instalación sonora.
Como parte de la exposición se publica una unidad de memoria USB que contiene los códigos fuente utilizados para crear las piezas de la instalación y así, cualquier programador tenga acceso a los algoritmos y métodos que los ingenieros del estudio de Lozano-Hemmer desarrollaron para cada obra. Es la primera vez que una exhibición de arte está disponible con un código de fuente abierto.
“Todo es totalmente digital, el MUAC está implementando este tipo de tecnología, también lo está haciendo el laboratorio Arte Alameda donde se han presentado varios artistas digitales”, refirió Ivonne Lonna Olvera, académica del Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana, durante la décima edición del Congreso Internacional de Museos que se realizó ayer.
Otro ejemplo de cómo el uso de la tecnología en museos y galerías ya no se limita a las labores de restauración, exhibición, curaduría o museografía, sino a la creación de propuestas virtuales es la galería de arte online Artillery en la que los artistas emergentes de México y del mundo venden su obra en las redes sociales.
Por su parte, Alejandro Piscitelli, académico del Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa de la Universidad de Buenos Aires, explicó que desde hace treinta años se vive un torbellino de conversión del mundo analógico al digital, el cual se ha acelerado en los últimos cinco años.
Subrayó que las exposiciones de arte necesitan transformar su comunicación con el público y darle un nuevo significado a todo lo que han trabajado por años.
El académico explicó que el museo convencional sesga la imagen y no deja que sus visitantes lo utilicen, pues se limita a dejarlos consumir, y que el nivel de participación que se pide actualmente en los museos suele ser simple, banal y muy externo: “es necesario un esfuerzo colectivo que reúna no solamente a los expertos que ya trabajan en los museos, sino a especialistas de otras áreas”, afirma.
De esta forma, deben crear mesas de trabajo interdisciplinario, con diseñadores, ingenieros, sociólogos y psicólogos, que puedan enriquecer su esquema de comunicación”, resaltó.
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