Bailarín mexicano se arriesga en escenarios internacionales

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Foto: larazondemexico

Desde los ocho años de edad el mexicano César Brodermann siente pasión por la danza. Esto le llevó a convertirse profesional a los 16 años y viajar a Nueva York a los 18 para ser el primer mexicano en la afamada compañía Gallim Dance.

Esto lo perfila como una promesa en el mundo de la danza profesional mexicana a nivel internacional, pues hasta ahora son pocos los bailarines de este país que se han arriesgado a emprender una carrera fuera del país.

“He visto mucho talento en la Escuela Nacional de Danza, he visto mucha calidad en los mexicanos pero tenemos el problema de que no salimos, de que no conocemos lo que se puede hacer fuera del país, nos falta información de compañías como Gallim Dance, expresó.

Brodermann, originario de la Ciudad de México, se graduó con honores como profesional de danza contemporánea en el Peridance Capezio Center, uno de los principales centros de formación artística neoyorquina.

El joven artista considera que es momento de empujar al talento nacional: “Sin duda se requiere apoyo, desde tener mayor información sobre las opciones que se tienen desde de la escuela hasta que compañías pueden servir para empujar las carreras profesionales”.

Brodermann es el primer mexicano en desempeñarse como asistente en la convención de danza “ASH” (Artists Simply Human) 2014-2015, bajo la dirección adel coreógrafo Braham Logan Crane.

Todos los trabajos y las enseñanzas que ha tomado tienen una meta: bailar en Europa, entre los mejores: “Ya tuve una primera experiencia incluso fuera de Nueva York, hice unos cursos intensivos con el Sringboard Danze de Montreal, en donde realicé trabajamos con personalidades como Fernando Melo y Elia Mrak; y otros en Gaga, en Tel Aviv, Israel. Y lo que sigue es Europa”, señaló.

A sus 21 años, los esfuerzos que realiza están enfocados a convertirlo en una de las cartas fuertes de la danza mexicana, sin embargo reconoce la necesidad de conectarse con sus compañeros donde el baile enriquezca el quehacer humano en un momento que es difícil para todos.

“Yo vengo de la clase media, mi apoyo era lo que podían hacer mis padres por mí, esa es una parte que las instituciones podrían hacer, mejorar los sistemas de becas, facilitar que los profesionales puedan viajar y tener acceso a compañías de danza”, concluyó.

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