La escultura mexicana ha encontrado en la relación con el público una tendencia. Artistas plásticos como crean piezas que encuentran de inmediato respuesta en la gente al ser colocadas en espacios abiertos, en ese mismo sentido Carlos Carsolio desarrolla su faceta como creador, pero al mismo tiempo busca “dar un paso más” e invitar a los espectadores a ser parte activa de la experiencia al darle un uso práctico a sus obras.
Desde hace tres años el exalpinista realiza esculturas vivenciales dirigidas especialmente a los niños y jóvenes, para cambiar su mentalidad y hacerlos partícipes del desarrollo de su entorno. “En la vida he procurado explorar para encontrar conocimiento. Hay una tendencia mundial de tener una relación con la escultura como las piezas de Anish Kapoor y en México también existen obras similares, mi arte va en la misma linea pero da un paso más: el uso práctico”, expresa en entrevista con La Razón.
Muros para escalar, esculturas con túneles internos y pistas de patinaje asentadas en el minimalismo, son algunas de las obras que Carsolio ha colocado en el Parque Flor del Bosque en Puebla. “La línea y el diseño están enfocados al uso, porque para mí la escultura no existe sino hasta el momento en el que está siendo explorada”, agrega.
Ver el mundo desde las cumbres de las montañas más altas del planeta, como las del Monte Everest y el K2 contribuyó para que el deportista desarrollara su trabajo plástico alejado de la limitante línea recta: “La naturaleza está reflejada en la estética, las curvas, la naturaleza no tiene casi rectas, la arquitectura a la que estamos acostumbrados desde la cuna es cuadrada y eso nos impide desarrollar otros espacios neuronales para poder pensar más libremente”.
Así, asegura que sus piezas buscan dotar al visitante de una nueva visión sobre la vida, la cual implicará más esfuerzo, pero al mismo tiempo ampliará sus horizontes al momento de enfrentar dificultades. “Fui muy afortunado porque pude encontrar una pasión en el alpinismo y aprendí muchas cosas en ese mundo, esa carrera deportiva era una cuestión muy individual, ahora quiero lo contrario, invitar a niños y jóvenes a desarrollar la mente de explorador, de buscadores de soluciones en vez de víctimas”.
Metal, concreto, talavera, materiales plásticos de alta resistencia, son la materia prima que ha encontrado para transmistir su visión. “Cuando me concentro en el uso de la pieza, por ejemplo para hacer parkour o skate, imagino al joven en interacción y en ese justo momento es cuando la escultura toma forma”, explica.
Otro de los aspectos en los que quiere incidir con su arte es darle valor a la cultura del esfuerzo: “el fin último es invitar a la reflexión, a que se puede progresar de una forma metódica, aquí eso está representado, pues la inteacción con las piezas se empieza desde abajo y se sube poco a poco, en este caso lo importante es ver el paisaje y tener la satisfacción de haber superado el reto”.
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