Limpian Bonampak y surge escena de guerra

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Foto: larazondemexico

Hace 70 años el rastro de un venado condujo por accidente al explorador Giles Greville Healey y a su guía, el lacandón Chan Bor, a lo que Salvador Toscano llamó sin reparo “la Capilla Sixtina de América”: los murales del Templo de las Pinturas de Bonampak.

Distribuidos en tres aposentos, los murales se extienden en 250 metros de pintura prehispánica maya, que muestran, entre otras escenas, el momento climático de una celebración bélica: un ritual de autosacrificio.

Al retirar poco a poco el velo blanquecino de sales que cubría la capa pictórica, descubrieron que las escenas retratan un hecho real acaecido hace más de mil 200 años, en el periodo Clásico Tardío, una batalla que encumbró a Chaan Muan II, penúltimo gobernante de Bonampak, contra la ciudad de Sak’ Tz’i’, y que debía trascender al tiempo.

La escenografía del citado ritual de autosacrificio, muestra a personajes que ascienden y descienden por el propio Templo de las Pinturas, también conocido como Estructura I.

Evidencias como líneas, trazos del dibujo preparatorio, e incluso modificaciones que hizo alguno de los pintores para omitir ciertos detalles, fueron otros descubrimientos. “La amplia gama cromática usada por los pintores de Bonampak es sorprendente; encontramos hasta 28 mezclas de pigmentos que reflejan distintas calidades del mundo natural”, dijeron los especialistas. El color azul, por ejemplo, “presenta cuatro fórmulas distintas, y por tanto tonalidades, para ser aplicado como fondo de las escenas”. Hoy más que nunca, como dijo Toscano: “Bonampak viene a probar que los mayas eran, antes que nada, estupendos pintores, y el templo una isla insuperable de libertad y excelencia de su composición: la Capilla Sixtina de América”.

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