Publica El silencio del gato

Alberto Ruy Sánchez hurga en misterios y rituales felinos

Comparte a La Razón que es una continuidad de Luz del colibrí y Dicen las jacarandas; dice que en estos animales hay “una naturaleza poética y belleza en sus movimientos”

Alberto Ruy Sánchez y la imagen de su gato Thor. Fotos Cortesía|Alberto Ruy Sánchez

“Los gatos son suyos, autónomos, tienen sus propios planes y sus propias apetencias, se saben volubles e inconsistentes, con frecuencia, pero cariñosos y melosos como ningún otro ser en el mundo”, decía Julio Cortázar. El narrador, ensayista, poeta y editor Alberto Ruy Sánchez (CDMX, 1951) recalca las palabras del autor de Rayuela en el poemario El silencio del gato (Ediciones Era, 2025) donde “Thor es pelirrojo fuego, / y al salir el sol lee el periódico conmigo”. Cuaderno que es, según Verónica Murguía, “una suma de estampas amorosas, de intuiciones y deslumbramiento” por las trapas gatunas.

Cinco apartados (Rituales, Anatomías, Transformaciones, Esencias, Teatro de cámara en nueve actos), Coda (Relámpago: estruendoso silencio) y QR de videopoemas. “Todo en el gato escapa / a definiciones quietas. / El gato en el diccionario / es esa pieza que salta / y deja incompleta la idea”, anota Ruy Sánchez. El lector tiene en sus manos un volumen de maúllos cordiales y minucias de mutaciones en que los celajes, la Luna y las estrellas aguardan el ronroneo que dibuja la elevada imagen felina.

  • El Dato: Otros libros en los que los felinos figuran: Soy un gato, de Natsume Sōseki; Crónicas de un gato viajero, de Hiro Arikawa y Ella y su gato, de Makoto Shinkai.

“Es continuidad de dos poemarios anteriores: Luz del colibrí y Dicen las jacarandas. Tres libros de poemas, que llevan implícita una dosis de amor creciente hacia lo que se mira: la persona con quien despertamos (Luz del colibrí), las jacarandas en la calle (Dicen las jacarandas) y el gato con el que convivimos. En los tres hay una invitación tácita a cuidar más y mejor lo que amamos y a quienes amamos. Hay una escucha atenta, una mirada amorosa, un reto de empatía”, expresó a La Razón Alberto Ruy Sánchez.

¿Thor es real o producto de su imaginación felina? Es real, pero como todo gato, cada dos pasos, da uno en la imaginación. Fue adoptado por mi hija de un basurero. Era un bravísimo delincuente juvenil. Mi hija se fue a estudiar y a trabajar fuera de México: Thor se fue convirtiendo en la dimensión felina de la casa, llena de sorpresas, rituales y misterios.

¿Dimensión poco estudiada del gato, la de sus rituales? Me pareció curioso que hay muchos libros sobre la psicología del gato, pero casi nada sobre sus dimensiones rituales. Y para mí es, no sólo una realidad evidente sino incluso urgente y de gran importancia para comprender al gato y para comprendernos nosotros. Una parte esencial de su comportamiento es ritual. Muchos de sus actos repetidos lo elevan a un estado segundo, estado de trance. Son funcionales a su especie, pero también son trascendentes. El gato es el rey del entresueño: controla el suyo y, cuando quiere, sobre mi pecho, con la tiranía de su presencia, también controla el mío.

¿Considera que el gato abre puertas a lo inesperado? Es una constante invitación a la humildad de la especie humana. La oportunidad de pensar nuestras limitaciones y repensar los lugares comunes que hemos aprendido sobre el reino animal y el espacio que ahí nos corresponde, sobre el sentido de la existencia y nuestra responsabilidad enorme ante la fragilidad de la vida. Y quien convive con un gato sabe que no es previsible. No se le domina.

¿El gato como cómplice para la creatividad? Hay una naturaleza poética del gato: belleza en sus movimientos, en su cuerpo, en su relación con los humanos. Tiene ecos de algo muy primitivo y salvaje que surge instintivamente en el animal doméstico. Al mismo tiempo, exige un enorme sentido del humor que comienza por burlarnos de nosotros mismos, tan limitados ante el gato y sus transformaciones. Hay una poética felina en El silencio del gato. En ese sentido, escucharlo, pensarlo, asombrarse ante él, implica, naturalmente, una complicidad creativa enorme.

¿Entonces, cada gato es muchos gatos? En el libro, cada poema separa momentos en los que el gato es visto de manera distinta. Y se agrupan por afinidades temáticas en cinco estaciones y una coda: fugacidad, anatomía, transformaciones, esencia, misterio y silencio estrepitoso.

¿Animal dibujado en la ilusión? Sí, y muchas veces dibujado con ilusión como se ve en la portada: especie de ‘mandala felino’ dibujado por el gran artista Brian Nissen. Al final, los lectores encontrarán un código QR, que escaneado, llevará hacia una página de blog donde se pueden ver diez poemas del libro convertidos por mí en videopoemas que yo mismo leo.

¿El gato, silencio danzante? Y me encantaría que cada quien se apropie de esta música a su manera y la baile, si eso le despierta instintivamente en el cuerpo al leerla como afirmación de la vida.

Alberto Ruy Sánchez hurga en misterios y rituales felinos Fotos Cortesía|Alberto Ruy Sánchez

El silencio del gato

Autor: Alberto Ruy Sánchez

Género: Poesía

Editorial: Era, 2025