Durante cinco meses cerca de 100 personas de diversas especialidades han trabajado en la construcción de las esculturas monumentales que serán parte de la experiencia Memoria Luminosa para conmemorar los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán. Se trata de las representaciones de la Piedra del Sol, el Teocalli de la Guerra Sagrada, la Coatlicue, la Coyolxauh-qui y la deidad Tlaltecuhtli. Piezas que llegan a medir hasta 12 metros de altura y pesan 31 toneladas, detalló en entrevista con La Razón Carlos Báez, director del Taller de Arte Xibalbá.
“Se optó por trabajar con estructuras de acero, que garantizan una estabilidad y resistencia, con un diseño de ingeniería y de arquitectura que se adecuaba a la forma de las esculturas; después, los volúmenes de los bajorrelieves se trabajaron con poliestireno y fue cubierto con estuco, un producto a base de cemento y cal que fuimos pigmentando con distintos materiales para lograr el tono original de las piezas”, compartió Carlos Báez.
- El Dato: En la base, las esculturas se sostienen con lastres de concreto o bidones de agua. La estructura de las cinco piezas es de metal.
El director del taller originario de Iztapalapa explicó que quisieron hacer una reproducción fiel de los monolitos y piezas prehispánicas. “Lo que hicimos fue imitar el estado actual de cómo están las piezas, con los mismos desgastes que el tiempo ha hecho en ellas”, comentó.

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Dijo que se eligieron estas figuras porque han sido parte importante de la historia de Tenochtitlán y de la Ciudad de México. En el caso especial del Teocalli de la Guerra Sagrada, el motivo fue porque es el único que tiene la fecha fundacional de este lugar.

Reconoció que, aunque han trabajado en otros proyectos que se han exhibido en el Zócalo de la Ciudad de México, como las calaveras monumentales que se montan en la ofrenda del Día de Muertos, este proyecto tuvo grandes desafíos y dificultades.
“Me tocó estar en la ofrenda que se montó hace 20 años, cuando se hicieron las primeras esculturas monumentales de cartonería. Cuando hemos hecho ofrendas, los esqueletos y calaveras de cartonería son figuras esbeltas, éstas son la representación del monolito, una figura de piedra gigante, los volúmenes en esta ocasión fueron el reto”, comentó.

Dijo que fue esencial que dichas esculturas transmitieran lo que las originales, que las personas sintieran que las están viendo en el Museo de Antropología, donde se encuentran la Piedra del Sol, el Teocalli de la Guerra Sagrada y la Coatlicue; o que están frente al Tlaltecuhtli o la Coyolxauhqui en el Templo Mayor. Para lograrlo hicieron una ardua investigación para conocer las piezas.
“Queríamos que su presencia pudiera transmitir lo que la original tiene, la sensación del monolito, de la roca. Además fue un reto tener los pigmentos adecuados, hacer los ensayos con los materiales que van a dar el acabado. No lo habíamos hecho y quedó muy bien”, expresó Carlos Báez, quien se siente orgulloso de que la CDMX conjugue historia, cultura y vanguardia.

Tras la elaboración de las piezas, otro de los grandes desafíos ha sido el montaje en el Zócalo capitalino. Cada figura monumental está dividida en nueve u once bloques que se van armando en el sitio donde permanecerán. Han unido un rompecabezas de 50 piezas que ayer seguían trabajando en esculturas, como la Coatlicue en la que pegaban las partes superiores o en el Teocalli de la Guerra Sagrada, en el cual colocaban los bloques como si se tratara de un Lego.
En Memoria Luminosa. México-Tenochtitlán 700 años, en las esculturas gigantes que se construyeron se presentará un recorrido audiovisual para revivir el origen, esplendor y transformación de la gran Tenochtitlán.

Las proyecciones comenzarán hoy de 20:00 a 21:00 horas en el Zócalo de la Ciudad de México con entrada gratuita. La experiencia estará disponible hasta el 27 de julio.

