El pianista suizo se presenta en México

Francesco Piemontesi: La música debería ser la base de nuestra democracia

Forma parte de la clausura de la temporada 2025 de la Orquesta Sinfónica de Minería que terminará el próximo 31 de agosto en la Sala Nezahualcóyotl; interpreta El concierto para piano No. 27 de Mozart

Francesco Piemontesi: La música debería ser la base de nuestra democracia.
Francesco Piemontesi: La música debería ser la base de nuestra democracia. Foto: Especial.

Francesco Piemontesi, aclamado pianista suizo, se presenta en México con el Concierto para piano No. 27 de Wolfgang Amadeus Mozart, en el marco de la clausura de la temporada 2025 de la Orquesta Sinfónica de Minería (OSM) con cinco presentaciones que comenzaron el miércoles pasado y concluirán el próximo domingo 31 en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM.

En entrevista con La Razón, el artista europeo habla de lo íntimo que se ha convertido para él tocar una pieza de despedida del famoso compositor austríaco bajo la batuta de Carlos Miguel Prieto y acompañado de la Sinfónica de Minería.

El concierto para piano No. 27 fue la última obra de Mozart y fue escrita poco antes de su muerte, ¿qué significa para ti interpretar esta pieza? Es una obra hermosa, el primer y el segundo movimiento tienen esta increíble atmósfera de despedida, pero el tercero tiene una completamente diferente, se basa una melodía que Mozart recompuso para piano y voz y es un ambiente increíblemente positivo, entonces, ese momento es muy difícil de hacer porque estás luchando contra las lágrimas, con algo que es tan emocionante y de repente tienes que hacer un corte y tocar el último momento de una manera muy serena, pero alegre. Así que este concierto, por una parte, es una despedida segura, y por otra, es una esperanza de que tal vez haya otra vida, o una vida diferente.

Tu repertorio incluye a Schubert, Liszt, Messiaen. ¿Qué lugar ocupa Mozart en tu carrera artística y qué has aprendido de él? Empecé a tocar muchas piezas de Mozart cuando era niño, yo diría que al menos la mitad de las sonatas, tenía un profesor que me insistía en tocarlo porque tenías que ser muy preciso y escucharte bien; con Mozart no puedes esconder nada, tienes que controlar todo, así que empecé a tocarlo como un ejercicio para mis oídos y mis dientes, pero luego empecé a amar rápidamente estas piezas. Así que él ocupa uno de los lugares más importantes en mi vida artística, junto con Schubert, ambos compositores, tocaban todo lo que escribían para piano, pasé mucho tiempo con todas estas piezas y estoy muy contento de poder tocar con maestro Prieto, a quien aprecio mucho, el año pasado trabajamos juntos en Cincinnati y fue una experiencia maravillosa, estoy muy emocionado por esta colaboración.

¿Qué esperas que la audiencia mexicana sienta o se lleve de la interpretación de esta pieza? He tocado este concierto quizá más de 50 veces en mi vida, con diferentes conductores, con diferentes orquesta y he aprendido a hacerlo en un piano de cuartos, un piano antiguo. Tengo cierta experiencia con esta música y espero que la audiencia lo comprenda y vea que se ha convertido en algo muy íntimo y muy importante en mi vida, porque cuanto más sientes que estás dentro de una pieza, que se ha convertido en parte de tu cuerpo, de tu mente, de tu alma, entonces el público sentirá más esa conexión y estoy seguro de que la tengo con esta pieza en particular.

¿Cómo preparas para esa conexión íntima con el público antes de cada concierto? Lo que intento es trabajar duro en la preparación para estar tan cerca de la pieza como pueda y compartirlo con el público, intento no tomar ninguna decisión, concentrarme en mi cuerpo, en mi respiración y en mi ser. A veces, por ejemplo, tienes un público muy tranquilo y a veces es más ruidoso y, por supuesto, reaccionas muy diferente si estás consciente de lo que está sucediendo. Esto es lo que hace cada experiencia de concierto muy especial.

Diría que todo el trabajo, todo es estudio, la experiencia, te da el panorama de tu trabajo, por ejemplo, lo que decíamos al principio, una pieza es una despedida en un momento y alegre después, si mezclas eso no va a funcionar, así que tienes que saber exactamente de qué se trata la pieza, de dónde viene y una vez que lo sabes te sientes libre y te conectas con el público y si el público conecta contigo entonces es una maravillosa aventura.

Como pianista europeo formado en Suiza y Alemania ¿qué opinas del debate actual sobre la identidad cultural, la migración y la diversidad, crees que la música es un espacio de resistencia o integración? Espero que sí. Es un debate muy fuerte y todo el mundo tiene un punto de vista diferente. Creo que la música tiene la capacidad de hacer que todos escuchen y de hacer que todos hablen. Es por eso que sugeriría que, en cada escuela, comenzando desde las bases, se enseñe a tocar un instrumento, tocar en una orquesta es muy importante porque, primero, aprendes algo nuevo y si no practicas, no va a funcionar, así que esta es una buena lección para la vida.

La segunda lección es que a veces tienes un director frente a ti que va a tomar algunas decisiones y tendrás que seguir lo mejor que puedas con esas instrucciones. Y la mejor lección, creo, es que cuando la gente toca en una orquesta lo hace el uno con el otro e incluso cuando tocan solos los demás están forzados a escuchar. Esto es algo que nuestra sociedad y nuestros políticos no han hecho tanto, escuchar, y hay muchos gritos alrededor, mucho enojo, pero escuchar a los demás creo que haría el mundo mejor y en ese aspecto, la música tiene la mayor importancia, Incluso, por ejemplo, un doctor, agricultor, un deportista o lo que sea, debería tener bases musicales, porque la música debería también ser la base de nuestra democracia.

JVR

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