Rogelio Cuéllar, fotógrafo que ha hecho uno de los registros más completos de escritores y artistas plásticos de la segunda mitad del siglo XX, tiene como regla de oro “moverse con pies de gato” y trabajar “de la forma más sencilla, sin luces artificiales y sin poses”. Es así como ha logrado retratar incluso a las figuras más reacias para ser fotografiadas, comparte en entrevista con La Razón.
“Cuando Francisco Toledo estaba haciendo cerámica para lo de Ayotzinapa, que expuso en el Museo de Arte Moderno, le llamé para fotografiarlo, pero me dijo: ‘No quiero, porque me vas a distraer. Estoy muy presionado, tengo la exposición encima’. Llegué a las siete de la mañana y ya estaba trabajando en el taller. Me echó una mirada de ¿qué haces aquí? Ni lo saludé, sólo veía. Luego fuimos a almorzar y regresamos. Como a las dos de la tarde me dice: ‘A ver, este Rogelio, ven, quiero que me fotografíes aquí’. Logré fotografiarlo. Hay una seducción, hay una actitud, hay un respeto también para mi trabajo”, recuerda Rogelio Cuéllar en su estudio en medio de libros que ha publicado, obras de arte y fotos de su autoría.
- El Dato: Para seguir conmemorando sus 75 años, Rogelio Cuéllar alista una próxima exposición en el Seminario de Cultura Mexicana en enero de 2026.
Ese respeto mutuo lo ha llevado a trabajar desde los años 80 en un proyecto que consiste en presentarles a los artistas plásticos algunos retratos que les tomó para que elijan uno y lo intervengan, convirtiéndolo en una obra a cuatro manos. Parte de esta serie la comparte a partir del 6 de septiembre en la muestra Rogelio Cuéllar: retratos intervenidos, que reúne 20 piezas en la Casa Universitaria del Libro (Casul). Con la exhibición celebra 75 años de vida.
“Es un homenaje a la amistad y a la creatividad de los artistas con los cuales he tenido el privilegio de fotografiarlos, de convivir una gran parte de mi vida y de su vida. Lo hago mucho porque me interesa el proceso creativo de cada uno”, dice.
Hay fotos intervenidas por Ricardo Regazzoni, Gilberto Aceves Navarro, José Luis Cuevas, Vicente Rojo, Nahúm B. Zenil, Gabriel Macotela, Arturo Buitrón, Sandra Pani y Carmen Parra, quienes forman parte de esta serie que sigue nutriendo.
Inquieto como suele ser, Rogelio Cuéllar muestra en su estudio algunas de las piezas que no formarán parte de la exposición, pero que son de la serie: una en la que retrató a Gilberto Aceves Navarro e intervinieron el mismo artista y Gabriel Macotela. “Vean qué belleza. Son divertimentos”, comenta y, sonriente saca una foto con trazos de Ja-
zzamoart. También enseña una fotografía entrañable en la que aparece el periodista cultural recién fallecido, Huemanzin Rodríguez, a quien le dedicará esta exhibición. Él está de perfil sentado y delante está uno de los célebres retratos de Cioran.
Rogelio Cuéllar siempre selecciona aquellas fotos que considera que representan la personalidad de los artistas, por ejemplo, en el caso de Sandra Pani, una imagen que representa la naturaleza, porque para él, la creadora es así.
“Es estudiar, saber con quién estoy trabajando y escoger qué fotografía puede significarle para que la intervenga”, comparte, y agrega que lo importante siempre ha sido buscar la mirada y los gestos en cada uno de sus retratos.
“Yo creo que la mirada es como la esencia de la personalidad”, dice Rogelio Cuéllar, quien ya tiene una lista de los próximos artistas que intervendrán sus propios retratos, pues una de sus grandes ambiciones es que el proyecto quede plasmado en un libro. Y tal vez compartir los aprendizajes de estas vivencias.
“Una conversación con Arnaldo Coen es una cátedra de pintura, de literatura, de filosofía y de música. De Vicente Rojo aprendí el rigor, la disciplina, la sencillez de persona, la inteligencia, la ternura. Fue un tipo tiernísimo, amoroso, atento”, resalta.
Entre la lista de los próximos a invitar están Lourdes Almeida, Per Anderson, Diego Rodarte, Gustavo Monroy, Flor Minor, Carlos Jaurena y Tomás Gómez Robledo, entre otros más. Artistas que ha fotografiado en diferentes épocas.
Rogelio Cuéllar está seguro de que esa lista que comparte de su libreta crecerá, aunque ahora, a sus 75 años, siente que es una carrera contra el tiempo.
“Sigo trabajando en esa disciplina. Hay grandes creadores que están vivos y que no he fotografiado, tengo muchos huecos, parezco queso gruyere. Es una autodisciplina, lucho con el tiempo, no rinde como antes”, comenta Rogelio Cuéllar, quien sigue apostando por la fotografía análoga que lo obliga a estructurar y llegar con una idea precisa de lo que quiere.
“Estudié cine. Lo que aplico mucho es que comienzo con planos muy generales, me alejo y me voy acercando hasta un close-up de las manos, su mesa de trabajo. Es de lo general a lo particular. En el caso de los escritores, es ver su librero, qué tienen pegado en los libreros; siempre tienen detalles que significan mucho para su proceso creativo. Carlos Fuentes tenía fotos de escritores, igual Juan García Ponce”, cuenta Rogelio Cuéllar, para quien “cada fotografía es una sorpresa”.
Rogelio Cuéllar quiere que su vasto acervo de escritores y artistas se quede en nuestro país, pero que se lo compren.
“La idea es venderlo y que se quede en México, para que sea un archivo vivo, porque es la memoria que he logrado reunir de los creadores nacidos a partir de los años 50 del siglo pasado”, comenta.
Cuenta que su compañera de vida María Luisa Passarge, editora y diseñadora, se ha estado preparando para ordenar el acervo.
Rogelio Cuéllar: retratos intervenidos
Cuándo: del 6 al 30 de septiembre
DÓNDE: Casa Universitaria del Libro
Entrada libre