'El Hechicero' del jazz fusión

Muere a los 89 años el virtuoso músico brasileño Hermeto Pascoal

Integró con desbordado imaginario la sonoridad de la música indígena brasileña al jazz; acompañó a grandes figuras de la música brasileña e internacional como Elis Regina, Ron Carter o Raúl de Souza

Hermeto Pascoal
Hermeto Pascoal Foto: Especial

Ha muerto a los 89 años El Hechicero del jazz fusión de Brasil, Hermeto Pascoal (Arapiraca, 22 de junio, 1936-Río de Janeiro, 13 de septiembre, 2025). Prolífico compositor, arreglista, productor y multiinstrumentista virtuoso (piano, flauta, saxofón, guitarra, bandoneón, acordeón, teclados, flugel, armónica, craviola, tuba...) que integró con desbordado imaginario la sonoridad de la música indígena brasileña al jazz en una toma de distancia de la bossa nova de Río de Janeiro o del samba de Salvador.

Apeló a instrumentos musicales del nordeste de Brasil y edificó concordias melódicas y rítmicas de estructuras tradicionales retomadas del choro, el frevo y el baião: cadenciosas modalidades folclóricas bailables de regiones del litoral nordestino de significativa presencia patrimonial como Bahía, Ceará, Maranhão, Paraíba, Piauí, Pernambuco, Río Grande del Norte y Sergipe.

Exploró en estilos ancestrales y entretejió técnicas del jazz de la improvisación para enriquecer las melodías, alterar las armonías y extender las cadencias hasta el máximo en arreglos de ‘tangencias disonantes’ y provocativas, presentes en su más seductor álbum: Só Não Toca Quem Não Quer (1987). Maestro que sabía suscribir euritmias de objetos insólitos: mago por excelencia, subversivo, raro y genial.

Pascoal es, indiscutiblemente, el más sorprendente de todos los músicos brasileños insertados en el jazz contemporáneo, dotado de un talento excepcional inició carrera como acordeonista en la zona de Recife en 1964 con el percusionista Airto Moreira en el Quarteto Novo. Se establece temporalmente en Nueva York y en 1970 conoce al trompetista Miles Davis, quien lo califica como “el músico más impresionante del mundo”, y graba con él el legendario tema “Nem Un Talvez”.

Su larga cabellera blanca y su tupida barba producían un sortilegio único en los escenarios: figura icónica que desafió las clasificaciones y etiquetas comerciales: “Sé que cuando la gente escucha mi música, le resulta muy difícil identificarla y encasillarla. En cada presentación intento crear un cosmos sonoro de peculiaridades únicas, no me interesa la moda ni lo gratuito. La música tiene que romper con los esquemas. La buena música está marcada por la ruptura”, decía con frecuencia. En el fonograma Slaves Mass (1977) patentiza sus singulares concepciones musicales en la experimentación con sonidos extravagantes, como el chillido de un cerdito y los sonidos de juguetes infantiles.

Legado de unos 3 mil temas que han sido interpretados por la Orquesta Sinfónica de Brooklyn, la Filarmónica de Berlín y la Orquesta Sinfónica de Sao Paulo, entre otras agrupaciones. Acompañó a grandes figuras de la música brasileña e internacional: Elis Regina, Ron Carter o Raúl de Souza. Invitado especial en 2021 en el homenaje por el centenario del gran bandoneonista argentino Astor Piazzolla en Buenos Aires.

Escucho sus discos: me detengo en las prosodias de Chimarrão com rapadura (2006, con Aline Morena), Mundo verde esperança (2003), Eu e eles (1999) y Festa dos deuses (1992). Cierro mi homenaje íntimo con el inclasificable, extraño y fastuoso: Só Não Toca Quem Não Quer (1987). Hermeto Pascoal, El Hechicero de las resonancias musicales, permanecerá en la recordación de los melómanos del mundo.

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