El Bazar Espacio Fotográfico (BEF) celebra su quinta edición en el Gimnasio de Arte y Cultura de la Ciudad de México y se ha consolidado como un punto de encuentro entre fotógrafos y público en general. En apenas dos años, el BEF pasó de ser una venta improvisada entre amigos, a reunir a más de 25 expositores, y atrae cada vez a más visitantes.
El proyecto fue fundado por los fotógrafos Arturo Bermúdez, Alejandro Sánchez Mociños y Alan Carranza, este último es uno de sus principales impulsores. Carranza explicó en charla con La Razón que todo nació de forma sencilla, pero con una idea clara: democratizar la fotografía.
- El Dato: La fotografía en México tiene una tradición enorme, desde Agustín Víctor Casasola hasta las fotógrafas Maya Goded o Graciela Iturbide.
“Todo comenzó como una venta entre amigos. Éramos muy pocos, pero desde ese momento supimos que queríamos repetirlo y hacerlo crecer”, recordó.
Lo que diferencia al BEF de otros intentos similares, aseguró, es la constancia: “No nos quedamos en una sola edición. Hemos sido persistentes, necios, si quieres. Esa continuidad hizo que la comunidad creyera en nosotros. Hoy la gente sabe que este espacio existe, que puede regresar y que encontrará fotógrafos distintos cada vez”.
Dicha comunidad es diversa y horizontal: en el BEF conviven estudiantes de fotografía con artistas de trayectoria reconocida. “Aquí no hay jerarquías. Puedes ver obra de un estudiante junto a la de alguien con medallas de Bellas Artes. Eso enriquece a todos, porque se genera diálogo y aprendizaje en ambas direcciones”, expresó Alan Carranza.
Otro rasgo fundamental del BEF es su carácter democrático, tanto en el acceso al público como en la oferta de precios y formatos, dijo el fotógrafo durante la charla: “Queríamos que nadie se quedara fuera por dinero. Puedes llevarte una postal, un fotolibro o una pieza enmarcada de edición limitada. Lo importante es que la gente se acerque a la fotografía, que la toque, que la haga suya”.
En este sentido, Carranza resalta la diferencia entre el BEF y otros espacios tradicionales: “En muchas galerías hay una barrera invisible. La gente siente que no pertenece o que no puede preguntar. En el BEF puedes hablar directamente con el fotógrafo, conocer la historia detrás de la imagen y luego decidir si te la llevas a casa o no. Eso cambia por completo la experiencia”.
La respuesta de la gente ha superado las expectativas de los fundadores. En cada edición el público ha crecido y se ha diversificado. “Lo más valioso es ver cómo alguien que nunca había entrado a una galería compra su primera foto. Esa emoción es única. También vienen coleccionistas y profesionales, pero lo que nos motiva es ver cómo se forman nuevos públicos para la fotografía”, comentó.
Pero no sólo atrae a nuevos seguidores de la imagen, en plena era digital, el BEF también reivindica la importancia de la fotografía como objeto tangible.
“Vivimos saturados de imágenes en pantallas, pero casi nunca las tocamos. Tener una foto impresa cambia todo: puedes colgarla en tu cuarto, verla todos los días, compartirla con alguien. Eso le da un valor distinto, íntimo, que no tiene lo digital”, explicó.
El éxito del proyecto ha generado invitaciones para llevar el BEF a otros estados del país, pero Carranza prefiere avanzar con cautela. “Nos han buscado de varios lugares, pero primero queremos fortalecer la raíz aquí, en la Ciudad de México. No queremos que el BEF se convierta en una franquicia sin alma. Queremos que siga siendo un espacio auténtico de encuentro”, confesó.
Para Carranza, más allá de la compra-venta, el BEF es, sobre todo, una celebración.
Bazar Espacio Forográfico (BEF)
Dónde: Gimnasio de Arte y Cultura
Cuándo: 20 y 21 de septiembre, de 10:00 a 18:00 h