“Y su joven corazón no puede ayudar / en sus venas la sangre se detiene y se congela / y el ánimo perdido abraza la fe. / Cae sintiendo el beso de la muerte.” Con este epitafio, el poeta Jacinto Verdaguer acompañó la escultura El beso de la muerte, ubicada en el Cementerio de Pueblo Nuevo del siglo XVIII, en Barcelona.
La imagen del esqueleto que deposita un beso sobre el rostro de un joven al morir ha perdurado como metáfora del estremecimiento y la atracción que provoca la idea de la muerte. Una concepción que en México data desde tiempos prehispánicos y perdura en la actualidad.
Esa dualidad es el punto de partida de la exposición El beso de la muerte. Representaciones mortuorias en el arte y la cultura visual del siglo XIX, inaugurada ayer en el Museo Nacional de San Carlos (MNSC), donde pintura, escultura, grabado, fotografía y objetos de duelo se entrelazan para explorar las formas en que el México decimonónico convivía con la muerte.

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La muestra abre con la pintura Episodio del Diluvio Universal, de 1851, de Francesco Coghetti, una escena bíblica tomada del Génesis que muestra el castigo divino y la desesperación humana: cuerpos que se aferran a la vida en la cima de un risco, una madre que toca el pulso de su hijo, figuras suspendidas entre la esperanza y la tragedia.
La pintura justamente abre esta exposición con el objetivo de repensar la idea de la muerte a partir de una obra de la propia colección del MNSC.
La frase “el beso de la muerte” también fue recurrente en la literatura de finales del siglo XIX. Poetas, novelistas y cronistas la utilizaron para expresar una mezcla de temor y fascinación, una emoción que se plasma en el recorrido museográfico, donde conviven piezas de la llamada “alta cultura” con artefactos populares, botones, guardapelos y vestimenta de luto.
“Es un periodo que involucra mucho al Museo Nacional de San Carlos por su colección y lo que estamos buscando, tanto en esta exposición como en (Des)ordenar la colección, es buscar nexos para encontrar las resonancias y las simpatías que tenemos con otros periodos”, señaló Jorge Reynoso Pohlenz, director del recinto.
“El beso de la muerte nos hace pensar en una dualidad de algo que nos atemoriza, pero al mismo tiempo nos atrae. En un siglo como el siglo XIX que convivió de manera muy cotidiana con la muerte, por la enfermedad, por la guerra, por las epidemias, todo el tiempo se estaba pensando en la muerte”, explicó durante un recorrido Luis Gómez Mata, curador de la muestra.
Uno de los núcleos evoca el memento mori, es decir, “recuerda que te vas a morir”, un pensamiento incisivo que nos hace reflexionar sobre la muerte y su inevitabilidad. Nadie salva de ella independientemente de la clase social, género o cualquier tipo de condición.
Conformada por cerca de 180 piezas provenientes de 30 colecciones públicas y privadas, la exposición se articula en torno a los imaginarios, recursos estéticos y representaciones que la sociedad mexicana construyó en torno a la muerte, pues “uno de los objetivos es poner a dialogar los objetos y las obras que pertenecen a la colección del MNSC con obras de otras instituciones”, añadió el curador.
En el recorrido se incluyen impactantes retratos de cadáveres, féretros en velorio y escenas asociadas al fallecimiento de personajes históricos de nuestro país, como el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo o el presidente Porfirio Díaz visitando la tumba de Benito Juárez.
Presentada en sintonía con las celebraciones del Día de Muertos, la exhibición invita a mirar la muerte no sólo como final, sino como parte inseparable de la vida y del arte. Se acompaña también con la ofrenda del recinto titulada El camino del sueño eterno, así como una serie de actividades, talleres y una visita guiada durante la Noche de Museos, el próximo miércoles 29 de octubre.
EL BESO DE LA MUERTE
Dónde: Museo Nacional de San Carlos (Av. México-Tenochtitlán 50, Tabacalera)
CUÁNDO: Hasta el 29 de marzo del 2026
HORARIO: De martes a domingo, de 10 h a 18 h
COSTO: $70; domingos entrada libre
DETIENEN A DOS POR ROBO HISTÓRICO EN EL LOUVRE
La policía francesa aprehendió a dos hombres sospechosos de haber participado en el robo de ocho piezas de joyería, que incluían collares, tiaras y pendientes reales con un valor estimado en más de 100 millones de dólares, informaron ayer funcionarios del Gobierno galo. Según el diario Le Parisien, ambos son delincuentes experimentados, tienen una edad que ronda los 30 años y podrían haber actuado bajo órdenes de un tercero. La Fiscal de París, Laure Beccuau, indicó que “uno de los hombres arrestados estaba a punto de salir del país”, desde el aeropuerto Charles de Gaulle.


