Antonio Deltoro, maestro de generaciones de poetas

Ha muerto el poeta, ensayista y coordinador de talleres literarios Antonio Deltoro (Ciudad de México, 1947–2023), hijo de republicanos españoles, estudió Economía en la UNAM, pero la poesía arropó los episodios de su existencia.

Falleció la noche del domingo a los 76 años, dos días antes de que becarios de la Fundación para las Letras Mexicanas le rindieran homenaje, ahora será póstumo y tendrá lugar hoy en la Casa Universitaria del Libro, a las 17:00 horas.

Deltoro publica en 1979 Algarabía inorgánica que pronto se convirtió en un referente significativo de la lírica mexicana. Seguirían ¿Hacia dónde es aquí? (1984), Los días descalzos (1992), Balanza de sombras (1997), El quieto (2008) y Los árboles que poblarán el Ártico (2012): cuadernos de una de las obras más importantes de la literatura mexicana contemporánea.

Versos que desafían circunstancias aciagas a través de la edificación de un espacio cordial y sosegado en diálogo con índices emocionales de azoramientos íntimos cobijados en la entereza (“En el fondo de mí hay una luz pausada, / un aire enamorado del interior y de la muerte / que construye bellos edificios, catedrales, laberintos de piedra”).

Asimismo, publicó varias antologías imprescindibles: La vida básica selección de la obra de José Pla; Un sol más vivo, de la poesía de Octavio Paz; y El gallo y la perla, compilación de la presencia de México en la poesía. Destaca el volumen Favores recibidos (2012) donde erige un itinerario de sus lecturas a partir de un conjunto de conversaciones ancladas en la memoria con autores que lo marcaron (Dante, López Velarde, Machado, Sabines, Octavio Paz, Juan de la Cruz, Lezama Lima, De Quincey, Borges ...).

“Destaca en la poesía de Deltoro una economía sentimental: elaboración de objetos, instrumentos verbales, que adquieren el significado de esa relación con las personas; herramientas, juguetes o utensilios que conforman nuestro mundo, nuestra escenografía, pero también la utilería con la que nos identificamos con las otras personas, con el otro, con el mundo que nos rodea”, ha dicho el poeta José Ángel Leyva.

Deltoro fue tutor de 14 generaciones de becarios de la Fundación para las Letras Mexicanas, institución que lo calificó como “un hombre que no sólo ha nutrido el universo literario con su obra, sino también con su amistad y su enseñanza”.

“Lejos de la desabrida distinción entre poesía culta y coloquial, la escritura de Deltoro es festiva, trágica, lucidísima —aumentativo de lúcida y lucida—y soberbiamente original”: David Huerta.