La última voluntad de Picasso no se cumplió

En 1968 Francisco Franco pidió al vicepresidente Luis Carrero Blanco iniciar la petición al Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York para llevar de vuelta al Guernica a España.

Sin embargo, Pablo Picasso no quería que el cuadro sirviera para lavar la cara del régimen franquista, así que cuando se hizo pública la solicitud gubernamental, el malagueño se negó rotundamente: “El Guernica solamente volverá a España con la república”.

Dos años más tarde y por recomendación de su abogado Roland Dumas, el artista hizo llegar un documento al MoMA en el que especificaba su deseo de que la obra, los estudios y los dibujos regresaran a la madre patria hasta que se restablecieran las libertades en España. Tres años después, el 8 de abril de 1973, Picasso falleció en su casa de París. Tras su muerte, los arreglos para solicitar una vez más el regreso del Guernica se reactivaron.

Durante las actividades para conmemorar el 40 aniversario del bombardeo, un grupo importante de artistas vascos y el pueblo de Guernica se manifestaron para que el cuadro se instalara en su localidad. Eran días en que se hizo célebre en carteles la consigna “el Guernica a Guernica”; a esta petición siguieron otras, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Reina Sofía…

Pero la voluntad del pintor era que la última morada de su obra más importante fuera el Museo del Prado, según manifiesta en una carta Jacqueline, su viuda. Nunca se cumplió.

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