Los niños que fueron carne de cañón para la KGB y la CIA

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Foto: larazondemexico

Entre 1937 y 1938, en plena Guerra Civil, el gobierno de Francisco Franco decidió evacuar a más de 30 mil niños para salvarlos de los bombardeos del bando nacional. Fueron enviados a múltiples países, y una parte de ellos a la Unión Soviética. Son los llamados “niños de Rusia”, muchos de los cuales, a partir de 1956, optaron por volver a España.

El periodista Rafael Moreno Izquierdo aporta nuevos datos en su ensayo sobre esta historia, en el que entremezcla testimonios personales y documentos inéditos, para llegar a la verdad de lo que sucedió en esas expediciones de regreso, y las consecuencias que tuvieron no sólo para ellos, sino para el país.

Izquierdo señala que Franco decidió aceptar a los exiliados republicanos, ya que quería poner otra cara a su régimen, es decir, darle un rostro humanitario.

“Dejar que pudiesen volver a su país todos los que se sentían españoles, era una excelente arma de propaganda. Los que se habían ido para ser modelos de hombre comunista, lo abandonaban porque preferían su gobierno.

Asimismo, tras la muerte de Stalin, Jruschev llega al poder y plantea una URSS distinta, menos represiva, que acepta el ingreso de España en las Naciones Unidas. En este esquema, los jóvenes españoles intensifican sus presiones para salir y la URSS decide que sí”, destaca en entrevista con La Razón.

En su libro de 600 páginas, el periodista señala que Franco admitió el regreso de los pequeños ya convertidos en adolescentes o jóvenes adultos, a cambio de que no hiciesen política a su llegada y la mayoría aceptó esa regla.

Rafael Moreno describe que los repatriados tuvieron una acogida fría, pues ni Franco ni ningún otro funcionario de alto nivel fueron a recibirles. En cambio, los primeros días fueron interrogados y encerrados “porque eran considerados como gente muy sospechosa. La Brigada Político-Social puso en marcha un operativo de seguimiento y de informes sobre su adaptabilidad a la realidad española, que en algunos casos duró más de diez años”.

¿Fue muy complicada la vuelta para estos jóvenes?, se le cuestiona a Izquierdo. Tuvieron bastantes problemas, sobre todo sociales, porque venían de un mundo marxista donde todo estaba al alcance de la mano. “Para las mujeres el choque fue incluso mayor, ya que aquel país poseía una mentalidad muy abierta y llegaron a otro muy conservador”.

En su trabajo de investigación, el también profesor universitario, afirma que encontró un informe parcial en el que la policía identifica potenciales agentes o lo que ellos llaman “sospechosos de emisiones a largo plazo. No conocemos nombres, pero hay informes que afirman que sí, que hubo un número de agentes del KGB. No se sabe si todos ellos colaboraron pero varios sí que venían con ese cometido”.

Algunos de los que regresaron padecieron la tortura, así lo señala en su ensayo Los niños de Rusia. “Una persona apareció atada y muerta en un embalse de Barcelona después de dar una charla en la que habló bien de la URSS. Estar en contra del régimen tenía un precio muy alto”.

Izquierdo destaca el papel que jugó la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos en el retorno de los infantes. “En aquella época (en plena Guerra Fría) era normal que entrevistaran a todo el que entrase en la URSS. Así que cuando de pronto aparecieron dos mil personas que habían vivido como soviéticos, a todos los niveles vieron un filón para entender mejor a su enemigo. La CIA abrió una operación que duró cuatro años y que en algún momento llegó a tener más de cien personas.

Hicieron un trabajo muy concienzudo durante mucho tiempo, y el producto final de todo ello fueron dos mil informes con información sacada de los niños”.

Afirma que los españoles que regresaron de la URSS, nunca aceptan que colaboraron con la KGB. “Pero está claro que muchas veces la información que tú crees que no tiene valor a lo mejor la tiene. El KGB se entera y prohíbe el retorno de refugiados que estuvieran trabajando en programas estratégicos”.

A pesar de todo, Izquierdo resalta el nacionalismo de todos los que regresaron a su país natal.

“Salieron de España cuando tenían entre tres y 14 años, o sea, que su concepto de la patria era más bien una aspiración, y cuando volvieron tenían entre 20 y 30 años. En la URSS fueron educados como españoles y ellos se sentían como tales. A pesar de que en aquella nación se les trató especialmente bien, para muchos no era su país. No era cuestión del régimen que hubiese. La mayoría fueron retornados sentimentales”.

Escritores abordan conflicto israelí-palestino

Un total de 26 escritores, entre los que destacan el Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, los estadounidenses Michael Chabon y Geraldine Brooks,galardonados con el Pulitzer entre otros, publicaron Un reino de olivos y ceniza, una colección de ensayos sobre la ocupación israelí de territorios palestinos, con la esperanza de que sus relatos hagan recapacitar acerca de lo que describen como una situación insostenible, que perjudica tanto a Israel como a los palestinos. Los literatos visitaron la Margen Occidental y la Franja de Gaza el año pasado, para presenciar de primera mano la realidad que viven los palestinos, tras 50 años de ocupación israelí. Gaza, de donde Israel retiró sus colonos y sus soldados en el año 2005, es controlada por las fuerzas de Hamas.

El proyecto es una iniciativa de Rompiendo el Silencio, una organización israelí de ex soldados que cuestionan la política militar de Israel hacia los territorios palestinos. La agrupación ha sido muy criticada por dirigentes israelíes, que sostienen que deben ventilar sus críticas dentro de Israel, no afuera.

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