NADA NUEVO BAJO EL SOL

NADA NUEVO BAJO EL SOL
Por:
  • raul_sales

-¿Podríamos reinventarnos?- La voz sonaba firme pero, aquellos que conocíamos al viejo notábamos un pequeño tono de angustia intercalado en la pregunta.

-Eso estamos intentando señor. No obstante, lo único que logramos son pequeños cambios, la mayoría estéticos pero, ninguna innovación real.-

Todos en la mesa estábamos callados, durante casi una década habíamos revolucionado el mundo tecnológico, habíamos generado nuevas formas de ver el mundo y hasta la creación de nuevas licenciaturas para ajustar los estudios a lo que habíamos creado. Sin embargo, la curva de nuestras patentes presentaba un declive pronunciado y constante. La preocupación era real aunque no lo sentíamos en las entrañas pues nuestros más cercanos competidores que estaban bastante lejos, presentaban los mismos síntomas de declive y los que estaban muy por arriba, también estaban igual, en otras palabras, pareciera que nuestra industria estaba en caída libre y solo restaba ajustarnos a los tiempos.

Odiaba el mundo moderno, nadie veía a los ojos, todos estaban con sus ojos en los teléfonos, los niños que antes corrían incansablemente, ahora estaban hechos ovillo, encorvados, mordiéndose los labios mientras movían frenéticamente los dedos y acercaban la cabeza a la pequeña pantalla que sus padres les daban para tener un momento de paz. Los seres gregarios aislados por decisión propia, tejiendo redes sociales sin armar sociedad, demasiado tiempo habíamos estado en el pináculo de la cadena alimenticia, éramos un cáncer, una plaga, habíamos destruido todo a nuestro alrededor y luego nos sentamos a acampar entre las cenizas.

En sus entrañas sentía culpa pero, también miedo pues sabía que algo pasaría, no sabía que y si bien, el temor estaba presente, en ocasiones anhelaba que sucediera, que nos destronaran, que nuestro imperio acabara para darle cabida a algo más, a lo que fuera, no creía que hubiera algo peor que nosotros.

-Seguro estás alucinando. Tus teorías de la conspiración te frieron el cerebro.-

-¡Lo que te digo es verdad!-

-Estás diciendo que nuestra creatividad se acabó. ¡Vamos! ¿En serio esperas que alguien te crea eso?-

-No es que me creas o no. La estadística así lo refleja y las formulas matemáticas no incluyen la subjetividad o las creencias como variables.-

-Pero, las matemáticas las hacen los humanos y somos bastante falibles como especie.-

-En este caso no las hice yo. Fue casual que me topara con esto, al inicio no le di importancia, luego fueron saliendo otros datos y encajaron como un rompecabezas. Era tan increíble que mi cerebro no lo asimiló hasta que una noche me desperté con la certeza de lo que te dije y he corrido todo tipo de pruebas. Lo que te digo es verdad, la creatividad de nuestra especie es ya, un vaso vacío. No me creas, ven, te lo mostraré.-

El programa de televisión era extremadamente aburrido, la entrevistadora rebatía a los expertos sin argumento alguno, se basaba más en las emociones que en los hechos y si no se reían los panelistas era por el terror psicológico de saber que la lámpara que los está haciendo a sudar a raudales no se ve pero sus sudorosas calvas están siendo observadas  por millones de personas. No le cambiaba porque todos los canales hablaban de lo mismo, tan necesitados estaban de noticias, que los amarillistas títulos de “Entramos en decadencia”, “Se acabó la genialidad”, “¡Se acab´“Nada nuevo bajo el sol” hacían que todos estuviéramos pendientes de lo que nadie creía aún y mientras se relamían con el regreso de sus raitings, el planeta seguía girando y las teorías esbozadas eran la prueba de que nuestra creatividad no estaba acabada.

-¿Entonces es verdad?- El mandatario estaba perplejo ante la enorme cantidad de papeles que tenía frente a él, no leídos pero en el que siempre se le anexaba una tarjeta informativa y la escueta frase que en ella aparecía le había puesto la piel de gallina “Todos los datos y elementos confirman la veracidad. Se siguen conduciendo pruebas”.

-No sabría decirle señor. La verdad es que esto no es mi fuerte. Si pregunta mi opinión es falso, cada día estamos creando cosas nuevas, hay artistas, escritores, inventores que generan miles de nuevos aparatos u obras. Es imposible que la creatividad se acabara.-

Al final de la mesa de caoba se escuchó un carraspeo y una mano se alzó pidiendo la palabra.

-Aquí no es escuela, no hace falta que levantes la mano. Di lo que tengas que decir y si es útil, es útil, si no, bueno, aprenderás que no se pide la palabra.-

-Disculpen, no quisiera que mataran al portador de las malas noticias pero, revisé exhaustivamente los datos que nos enviaron y lamento decirles que es verdad.-

-Sí, sí, sí. Ahora resulta que un montón de números nos dicen que la creatividad de nuestra especie se fue por el caño.-

-No leyeron nada ¿verdad?- El silencio le dio la respuesta. -¡Ufff! Ok, trataré de hacer un resumen...-

-No hace falta, perder el tiempo con tonterías no es lo nuestro.-

-Es que no lo son. Tampoco es el evento catastrófico que dicen algunos, al menos no para nosotros o para los hijos de nuestros hijos pero, en la cuarta generación ya será notorio el deterioro...-

-Si no nos afecta, entonces no nos imp...-

-¡Silencio!- Nunca elevaba la voz, quizá eso los hizo permanecer callados más que la instrucción en sí. Hasta cierto punto entendía el que no afectaría su administración pero, pensaba en su nieto de cuatro años y saber que nuestra generación legaría un Apocalipsis no le sentaba nada bien. -A ver secretario, nadie en esta sala te interrumpirá más. Dame el resumen pero, no omitas nada importante.-

-Gracias señor presidente. No sabemos que nos llevó al punto, algunos de nosotros consideramos que el uso de tecnologías realizadas para facilitar nuestra vida fue atrofiando nuestro sistema límbico, es decir, nuestros instintos básicos, al punto de que podemos estar en peligro y no huimos, podemos pasar perfectamente nuestra vida sin reproducirnos, es más, nuestra tendencia es contraria a lo que deberían ser nuestros instintos como especie. Caímos en un estado de impase evolutivo, sacamos al tiburón de nuestros miedos de nuestra pecera y caímos en el aburrimiento, así que buscamos cada vez más, nuevas formas de autoindulgencia, nuevas formas de sentirnos vivos, nos llenamos de sustancias, nos envenenamos con decenas de vicios y dejamos de perseguir nuestra auto realización personal y lo basamos en un sentido netamente económico, en un “el que más tiene, más vale”. O sea, dejamos de lado nuestra humanidad y nos aislamos en el “homo tecnológico”, dejamos de sumar, restar, multiplicar y dividir, porque era más sencillo sacar la calculadora, dejamos de observar porque era más sencillo escribir en un buscador y nuestra competencia del más apto se trasladó a un universo virtual de likes y shares. Para no cansarlos, el motor que impulsó nuestra creatividad en un planeta hostil y competitivo fue desbielado por un exceso de azúcar en el tanque. No obstante, esto se ha venido dando desde hace décadas y es solo en estos momentos en los que cruzamos la línea de no retorno, ahora empezará a ser visible y aunque sigamos teniendo gente creativa, estos ya son minoría y en tres generaciones no habrá más, cambiaremos colores y diremos que innovamos, aumentaremos el tamaño de las pantallas y diremos que son de nueva generación pero serán lo mismo más grande o más pequeño según el dispositivo, los pintores imitarán y dirán que fusionaron estilos, los escritores utilizaran las mismas frases, las mismas ideas, las mismas tramas, cambiarán puntos y comas y se acreditarán la obra. Pero eso será lo de menos, luego empezará a fallar nuestra tecnología y le iremos poniendo parches, reparando y luego morirán los que lo saben y los tutoriales en internet estarán desfasados y no se podrá reparar más. Poco a poco iremos perdiendo conocimientos y no nos preocupará, nos molestará el hecho de no poder ver la tv en streming, o chatear a gusto y exigiremos respuestas a quienes ni siquiera sabrán las preguntas. En seis generaciones estaremos padeciendo hambre pues nuestros transportes, replicados de la única forma que conocemos, ya no tendrán combustibles fósiles y no podrán transportar alimentos de un continente a otro y ante el hambre, resurgirá el único instinto que nos hemos empeñado en conservar... el asesino.-

El silencio fue su pregunta y su respuesta... No había nada nuevo bajo el sol.