Nuevas letras cubanas ajustan cuentas y abrazan modernidad

Nuevas letras cubanas ajustan cuentas y abrazan modernidad
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Ayer se presentó en la FIL de Guadalajara una de las apuestas editoriales más significativas de Cal y arena: Desde la Isla. Antología del cuento cubano, compilación de Caridad Tamayo Fernández. Cuaderno presentado por el historiador Rafael Rojas, Rubén Cortés, director general de este diario, el narrador cubano Jorge Enrique Lage —cuentista incluido en la selección— en una mesa moderada por el columnista de la sección cultural de este periódico, Carlos Olivares Baró.

Narradores trotamundos en un ‘ir y venir’ que ha roto con el concepto de las ‘dos orillas’: cuentistas de raigambre cubana más allá del lugar de su residencia. Legna Rodríguez Iglesias, Susana Haug Morales, Yunier Riquenes García, Odanys Morales, Anisley Negrín, Jorge Enrique Lage, Dazra Novak, Abel Fernández-Larrea, Raúl Flores Iriarte y Agnieska Hernández Díaz: diez miradas que se posan para desnudar circunstancias actuales de la más reseñada y aludida nación del Caribe.

Compilación que pone a los lectores en contacto con lo más reciente, en el ámbito narrativo, de las letras de Cuba. Aparecen aquí solitarios, marginales, abusadores, prostitutas, dipsómanos, forajidos y enajenados conviviendo con seres comunes de aceptable adaptación social. “Una antología que sugiere mucho, relatos que rompen con muchos esquemas tradicionales. El trabajo investigativo de la académica Caridad Tamayo fue muy cuidadoso en la revisión de los materiales y en la inclusión de los narradores. Conformó un abanico, una muestra muy elocuente de lo más nuevo en la creación de nuestra

narrativa”, comentó Lage.

Por su parte Rojas, refirió “las continuidades que se perciben en este compendio en un recuento de aproximaciones generacionales que apunta a una renovación y, asimismo, a un ajuste de cuentas con el pasado para hacer del presente literario cubano una suma de muchas coordenadas. Cuentos que exponen la modernidad y se sustentan en ella desde una extrañeza discursiva que acota y resume la diversidad de las obsesiones de los narradores actuales de la Isla”.

Rubén Cortés se declaró lector apasionado del cuento cubano y dijo sentirse “satisfecho de las propuestas de estos jóvenes que no llegan a 40 años y que manifiestan una clara intención de renovar el panorama de la narrativa de la Isla. Palabras inusuales en la literatura cubana y atmósfera en que las nuevas tecnologías juegan un papel clave. Me encanta el arranque de ‘Anestesia’, de Agnieska Hernández: eso de ‘la última lágrima que cayó en La Habana’ es magistral”.

Olivares Baró precisó su “admiración por ‘Caballo muerto’: un relato, me parece a mí provocativo y sugerente, incitante y lúdico. Posiblemente la historia más disidente de todo el libro; no dejo a un lado el incitante homenaje a César Vallejo en ‘La clase’, de Legna Rodríguez. Cuentistas informados de los aconteceres del mundo actual, imaginativos y audaces, quienes se se atreven a especular y a empalmar géneros, como lo hace Lage en ‘Wireless’. Hay que darle las gracias a los editores de Cal y arena por regalarnos esta antología”.

Un joven del público preguntó sobre la situación actual en Cuba. Lage, que acaba de llegar de La Habana, sardónico, con cierto dejo de ironía, respondió: “Todo está bien por allá, somos muchos los que escribimos y soñamos, el problema está en otra parte. Hay muchos proyectos y ganas de nombrar las cosas. Yo creo que en este libro se palpa algo de todo eso. La literatura cubana es una acción, un hecho de resistencia y amor, de hondura y compromiso con uno mismo. Todo está bien por allá, lo aseguro”.

Anestesia

Triunfarán esos, los primeros en llegar, los de la última palabra, los de voz fuerte para dar órdenes, los de arriba, los listos, los jefes, los que tengan dólares, euros, libras esterlinas, pesos mexicanos. Triunfarán los oportunistas, los sabios sin escrúpulos, lo de mentes de carril estrecho. Triunfarán los que aprendan inglés a toda máquina. Triunfarán los oportunistas. ¿Triunfaré? Triunfaré porque he inventado nuevas formas de subsistencia, mis propios negocios, mi libra de carne del alma. Triunfaré porque ya está inventada la venta de órganos, la venta de la espalda para cargar como una mula, la venta de piernas para mover bicitaxis como en la edad de piedra, la venta de mi cerebro a un capitalismo que puede pagarme mejor, la venta de mi estómago para transportar cocaína envuelta en preservativos. Trinfaré porque meteré dentro de mi cuerpo lo que haya que meter. Habana, aquí está, esta es mi última lágrima. Habana, las lágrimas te las puedes meter por el mismísimo ojo del culo. Habana, a mí ya no me quedan lágrimas...

Fragmento del cuento ‘Anestesia’ del libro Desde la Isla.