Estará abierta hasta el próximo 2 de octubre

Dialogan grandes obras surrealistas en Bellas Artes

Sólo lo maravilloso es bello reúne 125 piezas del museo Boijmans Van Beuningen; “conviven” Dalí, Carrington, Frida...

Sofá labios de Mae West (1938), de Salvador Dalí.
Sofá labios de Mae West (1938), de Salvador Dalí.Foto: Adriana Góchez, La Razón
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Piezas maestras del surrealismo provenientes del Museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam, entre ellas el icónico Sofá labios de Mae West y la escultura Venus de Milo con cajones, ambos de Salvador Dalí, llegan al Palacio de Bellas Artes en la exposición Sólo lo maravilloso es bello. Surrealismo en diálogo.

La muestra, que se inauguró ayer por la tarde y estará abierta hasta el próximo 2 de octubre, da la bienvenida con el emblemático Sofá labios de Mae West, de Dalí (1938), del cual se hicieron hasta cinco piezas.

La exhibición reúne 290 piezas, de las cuales 125 provienen del Museo Boijmans Van Beuningen, que a raíz de una remodelación que se realiza en el recinto decidió compartir al mundo las joyas del surrealismo que posee en su colección.

La pareja (1923), de Max Ernst.
La pareja (1923), de Max Ernst.Foto: Adriana Góchez, La Razón

Se divide en seis núcleos: una introducción al surrealismo, movimiento que surgió tras la Primera Guerra Mundial, en el que artistas exploraron sobre el inconsciente; y su antecedente, el dadaísmo, por ejemplo. En estos primeros ejes se admiran piezas como Pareja con la cabeza llena de nubes (1936), de Dalí; El modelo rojo III (1937), de René Magritte; y La pareja, de Max Ernst.

“Un tema muy importante de la exposición es lo relacionado con el mundo de los sueños, la influencia que tuvo Freud, todo el mundo del inconsciente y cómo eso se refleja en muchas de las piezas; otro tópico muy relevante es el del deseo, los surrealistas estudiaron mucho sobre la sexualidad, el erotismo, lo fueron plasmando en distintas creaciones; y el azar y lo irracional, donde se presentan muchas técnicas que los surrealistas inventaron, y que fueron muy importantes como el dibujo automático, el collage, el frottage, técnicas que tenían que ver con dejar fluir el inconsciente”, explicó en entrevista con La Razón, Els Hoek, curadora de la muestra.

Venus de Milo con cajones (1936), de Salvador Dalí.
Venus de Milo con cajones (1936), de Salvador Dalí.Foto: Adriana Góchez, La Razón

En el núcleo enfocado en el libro La interpretación de los sueños de Freud, la pieza más importante, detalló Hoek, es la Venus de Milo con cajones.

“Todo este tema de acceder al inconsciente se va a ver a lo largo de la exposición, pero una obra que es fundamental es la escultura de Salvador Dalí, cuyos cajones simbolizan lo que hay en el inconsciente, ya sea los deseos, obsesiones, secretos, en cierta forma es un homenaje al psicoanálisis”, detalló.

En este apartado el público verá obras representativas de Dalí como Mesa solar (1936), El rostro de la guerra (1940), El gran paranoico (1936), España (1938) e Impresión de África (1938), en ésta última el pintor se retrató pintando. Además destaca La ciudad roja (1944), de Paul Delvaux.

El rostro de la guerra (1940), de Salvador Dalí.
El rostro de la guerra (1940), de Salvador Dalí.Foto: Adriana Góchez, La Razón

Si bien a lo largo de la muestra obras de artistas mexicanos como María Izquierdo, Diego Rivera y Frida Kahlo están en diálogo con las piezas del Museo Boijmans Van Beuningen, el último eje se centra en la relación que tuvo nuestro país con el surrealismo, remarcando las presencia de las mujeres.

“La colección Boijmans de surrealismo empieza a fundarse a partir de la adquisición de obras de la colección de Edward James para financiar la construcción de Xilitla (en San Luis Potosí), así fue como compra primero obras de Dalí, este vínculo resultó maravilloso, porque el destino de México y Boijmans está marcado a través de James, de ahí surgió la idea de hacer un diálogo, sobre todo porque nuestro país fue, junto con Nueva York, el lugar más importante de exilio de los surrealistas (Remedios Varo y Leonora Carrigton, por ejemplo)”, detalló a este diario Tere Arcq, la asesora curatorial de la sección mexicana.

El Idilio (1946), de María Izquierdo.
El Idilio (1946), de María Izquierdo.Foto: Adriana Góchez, La Razón