Paolo Bortolameolli: Hay un potencial de talento en México

El director chileno italiano Paolo Bortolameolli en los últimos cinco años ha tenido un destacado crecimiento en su carrera de la mano de Gustavo Dudamel, a quien considera su gran maestro. Ejemplo de ello es que próximamente pisará por primera vez el Gran Teatre del Liceu con una nueva producción de La flauta mágica en la que ambos alternarán como batuta, al igual que con el montaje de Tosca con la Ópera de París. El aprendizaje que ha tenido con el célebre director venezolano lo ha motivado a impulsar a jóvenes talentos tanto en Chile como en México, pues considera que hay un gran potencial en el ámbito de la música en ambas naciones.

En nuestro país es director musical de la Orquesta Sinfónica Nacional Esperanza Azteca, donde este año se realiza la segunda residencia con 87 jóvenes de 21 estados de la república, quienes fueron seleccionados de más de mil postulantes. Con ellos prepara una serie de recitales en Puebla, el 26 de julio en el auditorio de la Reforma; y el 27 de ese mismo mes, en la Tlagná Sala de Conciertos en Xalapa, Veracruz. Entre las piezas que interpretarán se encuentra la Sinfonía no. 1, de Gustav Mahler.

“Es un proyecto hermoso para el desarrollo musical, para demostrar el talento que tiene México. Creo por el éxito del año pasado, que llamamos Rompiendo el silencio, porque veníamos saliendo de la pandemia y terminamos siendo la primera orquesta tocando junta, que hoy hubo tantos interesados. Nos sirvió para medir el entusiasmo en México y el potencial de talento que hay, hay mucho talento en México, ellos simbolizan lo mejor del país en ese ámbito”, destacó en entrevista con La Razón vía Zoom, Bortolameolli, quien también es director asociado de la Filarmónica de Los Ángeles, en Estados Unidos.

Este año Bortolameolli, además, asumió como director de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil de Chile, donde también la gran apuesta son las nuevas generaciones, un proyecto que lo llena de felicidad porque está convencido de que el futuro está en aquellos que van iniciándose en este arte de manera profesional. Para el artista Gustavo Dudamel ha sido una influencia con el trabajo que ha hecho en el programa venezolano Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles, el cual le ha dado acceso a educación musical a millares de niños de contextos desfavorecidos.

“Tiene una relevancia este nombramiento por ser la orquesta líder en cuanto a lo que es el talento juvenil de mi país. Podríamos comparar lo que hace la orquesta en Chile con El Sistema, representa los mismos valores y principios. Ahora que acabo de asumir como director quiero darle un impulso adicional”, apuntó.

A corto plazo, explicó, quiere invitar a solistas nuevos, hacer giras, grabar un disco; a largo plazo, “poner atención al legado, es un proyecto fundamental porque el futuro está en la juventud, estamos en épocas de cambio, con nuevos públicos, el incremento del uso de la tecnología para comunicar, estos proyectos son fundamentales”, agregó.

Consideró que llega a esta agrupación en un momento “muy bonito”, porque el próximo año celebra su 30 aniversario y para ello espera invitar a exintegrantes de la orquesta, así como solistas y directores invitados de renombre.

En medio de todos estos proyectos en los que comparte su experiencia e impulsa a jóvenes, también tiene su mirada en Europa: prepara dos montajes, los cuales considera que serán punta de lanza en su carrera: La flauta mágica y Tosca.

Estás preparando el montaje de La flauta mágica en Barcelona, ¿cómo ha sido el proceso para presentar esta producción? Ha sido fascinante, es mi primera vez trabajando con el Liceu, nace de una invitación directa de Gustavo Dudamel, porque me quiso traer a la producción que él está haciendo. Se convirtió en una especie de experiencia compartida, porque llegué antes que él a Barcelona, el maestro ya se ha sumado para la segunda parte de la preparación de la producción, en tres semanas más comienzan las funciones. Son dos cast distintos, con voces notables, lo lidera un mexicano de peso internacional Javier Camarena en el papel de Tamino, pero en todos los roles también hay excelentes voces. En el segundo la mayoría son de España, muchos catalanes, me parece una oportunidad bellísima de conocer tanto talento, es lo que ocurre cuando las compañías le dan espacio a la gente local, creo que es sumamente importante y al mismo tiempo justo y necesario, son voces de altísimo nivel. Dirigiré dos funciones, la del 23 de junio y 1 de julio.

Tienes otro proyecto importante este año, Tosca en la Ópera de París, de manera conjunta con Gustavo Dudamel. Una gran oportunidad en muchos sentidos y con una obra muy representada… Fue de él que nació esta invitación, cuando asumió como director de la Ópera de París quería que fuera parte de los directores que iba a convocar para su primera temporada, es un honor enorme. Lo tomo desde la responsabilidad, el agradecimiento y el cariño, porque realmente ha sido un crecimiento muy lindo junto a él. Por ese lado estoy expectante y además como dices, con una ópera muy tocada, porque cuando el repertorio es muy conocido la responsabilidad es aún mayor, la gente tiene muchas expectativas, tiene una idea de lo que quiere escuchar. Es rico saber que, si bien es una partitura muy conocida, uno lo hace con la misma frescura con que la haría con una partitura desconocida.

¿Qué te significa ser director invitado en la Ópera de París? Tiene una connotación hermosa en cuanto a lo que representa esta casa, uno de los grandes olimpos de la ópera a nivel mundial, eso me llena de más expectativas. En mi caso, por suerte ya tuve la fortuna de trabajar ahí con Gustavo el año pasado, esa vez sólo como asistente durante su Turandot, eso me sirvió para conocer el teatro por dentro, a la orquesta, toda la infraestructura, la gente totalmente apasionada con su trabajo, muy cálida, un trabajo muy bonito, ahora ya con mi propio título, es distinto, pero se va a sentir parecido, porque vuelvo a reconectarme con gente con la que ya tuve un acercamiento muy positivo. Es un paso importante hacerse cargo de un título de la temporada de una ópera tan conocida y por una invitación de Dudamel como director de la Ópera de París, así lo estoy viviendo. Se trata de disfrutarlo, enfrentarlo como uno enfrenta siempre lo que hace, desde la pasión, el entusiasmo, el profesionalismo, por supuesto, de disfrutar lo que estamos haciendo, tener el privilegio enorme de hacer arte.

¿Qué te gustaría lograr con la ópera Tosca? Cuando uno se enfrenta a la partitura, a la música misma, no siento que uno tenga que darle muchas vueltas respecto a lo que uno quiere decir. Por ejemplo, el hecho de poner los dedos frente al piano, ser el que va a ejecutar esos sonidos hace que cada una de esas lecturas sea única e irrepetible, uno impregna el quehacer musical de su personalidad, su percepción, su forma de traducir esos símbolos; entonces, en el caso de Tosca, es como cualquier cosa, uno siempre quiere ser lo más fiel a lo que el compositor quiso; sin embargo, en ese camino esa voluntad siempre se va a ver influenciada inevitablemente por cómo uno descodifica esos principios que no son absolutos.

Para estas metas por cumplir en Europa, ¿qué ha representado el director Gustavo Dudamel para ti? Dudamel se ha convertido en un personaje muy importante para el desarrollo de mi carrera desde su cercanía humana, profesional, desde su confianza en mi trabajo, desde haber estado en los últimos cinco años muy cercano a mi desarrollo, mi crecimiento, además incentivar que estas cosas ocurran.