Pierre Soulages: del negro a la luz de la pintura

Pierre Soulages: del negro a la luz de la pintura
Por:
  • miguel_angel_munoz

Pierre Soulages ( Macizo Central Francés, 1919), es para muchos el mejor pintor de la escena artística actual en Francia y una de las principales figuras de la abstracción posterior a la II Guerra Mundial. Soulages ha confesado la importancia que para la evolución de su obra – ya en etapa madura – tuvieron las reflexiones de teoría del color y composición que fue desarrollando a lo largo de su vida. Estas le forzaran a explicarse a sí mismo su obra, a hacerla comprensible y cercana a un público “más amplio”, en un diálogo que presumiblemente no resultaba fácil ni siempre diáfano. El artista se vi obligado, según ha contado, a reflexionar sobre el viejo oficio de pintor, pero en particular a insistir en el denso vocabulario de la recepción estética contemporánea de una determinada obra de arte, que de alguna manera, fue el informalismo francés y español, que camino al lado de Antonio Saura, Manolo Millares, Ràfols- Casamada, Antoni Tàpies, Josep Guinovart, Rafael Canogar, que por el mero hecho de serlo es ya histórica. El mundo que Soulages recrea es un mundo de sensaciones e impresiones trascendidas, mentalizadas. Hay toda una construcción muy sensible, una gestualidad y un orden poético. El informalismo puede ser un término vago e impreciso. Tachistas, matéricos, gestuales… No. Él es gestual. En su pintura hay una construcción, un orden. Ahí está lo que recoge de lo clásico, junto a una sensibilidad moderna. Si en el informalismo la espontaneidad crea un caos para expresarse, en Soulages hay equilibrio.

Soulages se traslada a París en 1945, y, comienza a realizar imágenes caligráficas con óleo, brea y liquidámbar, empleando un estilo claro para que puedan ser vista de golpe. En 1950 comenzó a usar grandes pinceles y espátulas, haciendo sus “marcas” más rápidas, repetitivas y gestuales, al mismo tiempo que experimentaba con la densidad de la pintura, desde lo más denso y opaco hasta lo casi líquido y transparente. Gradualmente fue añadiendo colores a sus pinturas en blanco y negro, pero siguió fiel a la “ausencia de color”. Aquí se le comparo con el pintor americano Franz Kline, pero las pinturas de Soulages son en “negro sobre blanco”, mientras que las de Kline, en efecto, el negro es tanto una “negación del color” como una “cualidad de la superficie”.

En los sesenta, el artista francés comienza a sujetar sus cuadros con cables al techo y al suelo, creando pantallas en lugar de “ventanas” renacentistas. Sus montajes de formas negras adquirieron una cualidad más flotante que diagramática. Aunque básicamente se limitaba a un formato vertical, comenzó a “invertir” la verticalidad por medio de chorreaduras horizontales. Una década después experimentó con pinturas acrílicas, utilizando el color como fondo para sus formas negras. En 1979 volvió a las pinturas negras en grandes formatos, agrupadas frecuentemente en polípticos, buscando “ en la oscuridad” una nueva luminosidad de la superficie, cubierta de pinceladas visibles. Sus cuadros parecían suaves velos extendidos sobre una amplia oscuridad. Soulages recordaba: “ Un día de enero de 1979, mientras yo pintaba, el color había invadido el lienzo”. Preguntando acerca de la derivación hacia las pinturas negras (“vous étes devenu de plus en plus noir, n´est plus noir du tout” ) Soulages respondió:

“ Oui…mais… de moins en moins, parce que selon la lumiére ce n´est plus noir du tout”. Su negro se convirtió en la luz ( la lumiére du noir). En 2009 tuve la oportunidad de ver en el Centre Georges Pompiduo de París, su exposición retrospectiva. El mismo museo había dedicado a Soulages una gran exposición en 1979, en respuesta a la presentada en 1967 por el Musée National d´ Art Moderne, antes de la apertura del Pompidou. y un par de años después, tuve la oportunidad de dar una conferencia en torno a su obra en el Museo de la Ciudad de México, en el marco de la exposición que vino a México. Un acierto del Museo, sin duda….

Esta exhibición – parte de esta muestra se exhibe en el Museo de la Ciudad de México -, aunque rastrea los más de sesenta años de trayectoria del artista, esta centrada en sus trabajos más recientes e incluye más de un centenar de piezas fechadas entre 1946 y 2008. Algunas de ellas, las datadas en los últimos años, serán en su mayoría fueron inéditas y anticiparon, probablemente, el devenir dinámico y diverso de una producción en constante evolución.

Una primera parte de la muestra, bautizada genéricamente como "Soulages", puso en la muestra de París, el acento en el periodo inicial de la carrera del francés a través de un amplio conjunto de sus pinturas sobre papel y sus alquitranes sobre vidrio, así como una selección de sus trabajos más representativos del periodo 1950-1970, probablemente el más fructífero y conocido de la trayectoria de Soulages.

La obra de Soulages es en ciertas épocas “repetitiva”, a veces recargada, tendiendo a la confusión. Otras veces, especialmente en las seres de los grandes paisajes abstractos, de una rotundidad, de una claridad pictórica ejemplares. Pero siempre se da la misma tensión, unas veces múltiple y turbulenta, otras decisivamente resuelta, organizada, sobre la tela. Esta tensión que, sin duda, pone un sello personal a su pintura. Dice Soulages en alguna declaración que persigue la captación de lo fugaz, de esta iluminación del instante que nos abre la visión. En este instante visión, pensamiento y gesto llegan a unirse en una sola cosa, en una fuerza, en un impulso que lleva a la realización de la obra más allá del simple control de la razón.. Pero hay que entender que Soulages no es un pintor únicamente instintivo, que se deja llevar por un impulso incontrolable. Al contrario, su obra es producto de un intenso trabajo, de una insistencia contante, hasta conseguir este grado de fusión pictórica donde luz y espacio llegan a articularse íntimamente. Sin duda, Pierre Soulages al verlo en retrospectiva, nos da una lección deslumbrante: la pintura es poética, evolución y densidad. Y más ahora en estos tiempos de tanta confusión retórica en el arte contemporáneo.