VIAJE

VIAJE
Por:
  • raul_sales

La hoja de la libreta en el buró a lado de su cama permanecía en blanco, otra vez lo había perdido, hojeó lo escrito antes para ver si recordaba algún otro detalle. En las anteriores estaban escritos algunos esbozos, la extraña niebla que aparecía invariablemente antes del sueño, como si fuera la puerta de entrada, las sensación de conocer íntimamente lo que estaba seguro de nunca haber visto, la extraña joven que lo veía con una mezcla de terror y esperanza, la atmósfera tenue como si el sol se hubiese enfriado unos cuantos miles de grados.

Leerlo le hacia recordarlo pero no, nada nuevo había salido de este sueño recurrente que, al despertar, se escabullía como suspiro en vendaval pero, dejaba una sensación de premura y angustia que le impedía funcionar correctamente en su vigilia. Todo el día sentía que algo le faltaba, esa sensación molesta de que hay algo pendiente pero que no recuerdas que es.

Desde hacía años todo lo resolvía vía internet, hacia la pregunta y leía opiniones o veía tutoriales de como hacerlo por cuenta propia. Esto era lo mismo, leyó desde teorías que sentía forzadas hasta análisis psicológicos del sueño. Los segundos hablaban de algo pendiente, cosa que no era su caso, los primeros estaban fuera de toda lógica, así que siguió una de las recomendaciones más repetitivas de todo lo que había leído, la libreta y la pluma para registrar el “sueño”, “mensaje”, “problema pendiente” en el momento en que sucediera. Sin embargo, en los últimos meses solo pudo registrar unas líneas y no era porque no quisiera o siguiera las instrucciones, era porque le resultaba imposible retenerlo en la memoria, eso y no otra cosa era lo que lo ponía en estado de ansiedad. Pensó en que era su memoria a corto plazo lo que estaba mal, que estaba enloqueciendo, que era él y no algo externo. Más para generar un estado de paz de cuando se decide resolver un problema es que se dedicó a eliminar posibilidades y mientras lo hacía, una de las locas teorías de los internautas cobraba más fuerza, la de que su sueño, de alguna forma, fuera una especie de ojo de buey que atisbaba a otra realidad, a otro universo o, a otro tiempo. Lo descartaba una y otra vez para evitar sentirse como un demente pero, invariablemente, su subconsciente lo traía a flote constantemente. Decidió darle una oportunidad a la teoría. @Agamón84 había escrito un post en el foro de discusión que decía lo siguiente: “Nuestros ancestros creían que los sueños eran puertas a otros mundos donde habitaban sus dioses lo que les llevaba a ingerir sustancias que los mantuvieran en ese filo de duermevela en el que podían estar conscientes de su realidad y no obstante, interactuar con aquellos seres que los “bendecían” con información premonitoria o les daban la solución a los problemas que les aquejaban en su vida diaria...” El post seguía con una lista de sustancias alucinógenas que automáticamente descartaban el argumento. @Freon le contestaba: “Meterse esas sustancias le quitarían toda certeza a lo “visto” en el sueño, en todo caso era mejor entrar en trance para establecer una comunicación no sujeta a “condicionantes”...”. El debate continuaba aunque nadie aportaba nada interesante, solo opinaban por opinar en este mal hábito de las redes en que lo importante es decir algo y no la sustancia o contenido. Lo que sacó en claro es que si aceptaba el hecho de que algunos sueños eran ventanas, portales o líneas de comunicación con “universos alternos” no era necesario contaminar el proceso sino lograr un estado de sueño profundo manteniendo, de alguna forma, la posibilidad de la consciencia. De ser cierto, cosa que aún dudaba, sería solo cuestión de encontrar la exacta dosis de algún somnífero de los miles existentes en el mercado.

Cuando vio la extraña niebla y se dio cuenta de que estaba soñando, supo que lo había conseguido, de alguna forma estaba consciente sin, por ello, salir del trance onírico, al fin podría recordar lo que lo venía atormentando por meses, el saber pero, sin saber.

La niebla se despejaba poco a poco como si se transitara por un túnel, lo que antes era instantáneo, ahora se le había hecho eterno. Cuando la niebla se despejó por completo, estaba en un cuarto de piedra casi negro en su totalidad debido a la humedad de décadas, en el centro, estaba un espejo con las orillas oscurecidas por la oxidación y lo que reflejaba era una extraña joven que ya había visto antes pero que ahora no tenía la mirada de terror y esperanza sino algo diferente, algo suyo pues era su reflejo, él era ella, era así de simple, así de bizarro y aterrador... él era ella aunque no recordara nada de lo que era “ella” y sí, todo lo que era “él”, sentía el roce de una tela basta de la túnica que le caía del cuello hasta el muslo, lo sentía en toda la suave piel... en su piel. Era tan extraño como sensual en una muy retorcida manera.

-¿Funcionó?- La voz a su espalda lo/la sobresaltó. Dio un respingo antes de voltear apresuradamente. Atrás de él/ella habían cinco personas con la misma túnica de tela cruda que portaba. Quien había hablado era el hombre canoso y encorvado del que se desprendía un aura que podría llamarse respeto en otro lugar y otro tiempo, pero que él/ella solo veía como anquilosada vejez.

-¿Qué cosa?- Su voz era aguda pero rasposa, le sonaba tan familiar y a la vez tan ajena.

-¿Lograste hablar con tu espíritu guía?-

Tardo en comprender la pregunta `pues no tenía el contexto, lo único que sabía es que si bien, antes creía que era un sueño, la loca teoría de la red parecía ser verdad y estaba en un universo alterno en el que, la primera diferencia era su género. Quizá la pobre muchacha que ahora era, había tenido pesadillas en las que era hombre. Río por dentro, quizá si no hubiera estado tan obsesionado con lo que le sucedía, en este extraño momento, estuviera gritando de terror pero, después de tantos meses, esto era como un trago de agua fresca para un sediento.

-No.- Por mucho que estuviera consciente, su paranoia innata le obligaba a callar detalles.

-Lástima, según el encantamiento, así te liberarías de su atormentado plano y podrías seguir con tu vida de manera normal.- trazó unas runas en el aire y en un parpadeo aparecieron en un soleado jardín lleno de flores y un césped cortado a la perfección.

Quedó boquiabierto, una cosa era aceptar que estaba en otro universo y uno muy distinto es que la magia existiera, por un instante, su cerebro racional le dijo que era probable que fuera una simulación holográfica o alguna otra tecnología virtual pero, no obstante, sentía en las entrañas que era magia.

Los cinco hicieron unos cuantos pases y sus ropas se transformaron en coloridas sedas y platicaban con la confianza de años hasta que enmudecieron mientras la observaban.

-Vístete Pru.-

Las miradas estaban puestas sobre él/ella así que supuso que era Pru. Saberlo no cambiaba en lo absoluto el no tener idea de que hacer. Así que permaneció en silencio y a la defensiva.

El viejo se acercó, la/lo tomó de la barbilla y clavó sus mirada mientras susurraba extrañas sílabas.

-¡Ah! Hola espíritu. Me preguntaba porque mi vivaracha nieta estaba en silencio. ¿Qué eres?- Su voz era amable pero su actitud denotaba una amenaza contenida, el resto de los presentes habían creado un semicírculo a sus espaldas y de reojo veía como tenían levantado el brazo derecho con la palma hacia él mientras la izquierda reposaba en el antebrazo sosteniéndolo ante lo que solo podía explicar como “contención de culatazo”. Respiro profundo, con la tranquilidad de quien sabe que no hay nada que perder.

-No qué... quién. Mi nombre es Eduardo, soy libra, tengo 34 años y me dedico a la construcción de edificios.-

-¿De donde vienes?-

-No siquiera sé donde estoy, así que decirte de donde vengo es igualmente inútil, aunque si lo que quieres saber es si vengo de una dimensión de demonios, o fantasmas, no, no hay nada de eso.-

Visiblemente aliviado, el viejo hizo un gesto y los presentes bajaron las manos.

-Eres un viajero.-

-No sé a que te refieres con eso pero, podría decirse que sí.-

-Un viajero viene a aprender. Cuéntanos como llegaste.-

Narró todo, desde el primer sueño hasta la decisión que lo había llevado ahí. Le preguntaban y respondía, le dieron de comer unos exóticos frutos coloridos que se veían extraños al ojo pero eran deliciosos al paladar además de satisfacer por completo su apetito. Pasaron la tarde y la noche dialogando, el anciano hablaba con algunas manifestaciones trémulas que convocaba. Ante la mirada de extrañeza le dijeron que no eran ánimas sino consejeros al otro extremo del continente, entonces él les habló de los teléfonos y ahí fue cuando empezó el interrogatorio de verdad. Sabían que era la electricidad pero no comprendían un mundo donde casi todo la necesitara, no comprendían la noción de los aviones y menos que todo el conocimiento estuviera a un click de distancia.

A altas horas de la madrugada, sentía el cuerpo pesado, lo atribuía al cansancio pero el viejo le dijo que era el despertar, que con eso concluía su proceso y que ahora entendía el motivo, le hizo un macuto y entonando un cántico lo redujo hasta que tuvo el tamaño suficiente para introducirlo en su oído.

Despertó adolorido a media tarde, el hábito adquirido le hizo extender la mano y tomar la libreta y la pluma. El siguiente momento de consciencia fue un momento antes de que el amanecer despuntara, loa dedos engarrotados aún sostenían la pluma, la libreta, que habría estado, salvo por unas líneas, completamente vacía, ahora estaba ocupada en su totalidad con una minúscula caligrafía que apenas dejaba entrever el blanco de la página. Recordaba todo lo vivido en el “sueño” pero, ni un solo indicio de lo que habían sido diecisiete horas de copista.

Intentó leerlo infructuosamente, así que fue por una lupa que tenía en el escritorio, la primera línea le provocó un escalofrío que bajó por su espina dorsal...

“La ausencia de magia en un universo provoca una sustitución malsana de la misma a través de la creación de objetos sustitutivos y perversión de las fuerzas naturales, dicho proceso conlleva un estado de expansión al mismo tiempo que uno de implosión, es decir, la modificación del equilibrio existente pues mientras que la magia toma la energía excedente de los seres vivientes para la transformación y reintegración al flujo, la llamada tecnología prioriza la canalización de lo físico generando un desfase de los entornos en los que se desenvuelve la vida, el proceso de tecnificación genera un crecimiento (expansión) de la misma provocando la reducción de elementos para la renovación de la vida (implosión).

Este paquete lleva las instrucciones para la apertura de canales de flujo mágico para intentar restablecer el equilibrio. El viajero que lo lleva ha sido el primero en cruzar desde su universo confirmando el análisis de nuestros expertos en el desajuste en uno de ellos y las consiguientes ondas en el estanque del multiverso. Si bien es probable que este primer intento no sea suficiente, es imperativo que se intente. Mientras tanto, nuestros enviadores están estableciendo otras posibles entregas al comprobar la posibilidad del viaje de sustitución onírico en dos sentidos pues si bien, habíamos tenido visitas previas, nunca se había logrado generar la necesidad de la búsqueda del viaje. Quizá sea tarde pero, al menos existe una posibilidad de corrección...”

Por un lado era un alivio no estar loco, por el otro, solo el ignorante podía ser verdaderamente... feliz.