Vicente Alfonso explora en las desapariciones, la violencia y la legalidad

Vicente Alfonso (Torreón, 1977), autor de Huesos de San Lorenzo, Premio Sor Juana Inés de la Cruz de Novela 2014 (traducciones al alemán, italiano, griego y turco), y del cuaderno A la orilla de la carretera —Premio Bellas Artes de Crónica Literaria Carlos Montemayor 2021—, pone a disposición de los lectores La sangre desconocida (Alfaguara, 2022), volumen registrado con el Premio Nacional de Novela Elmer Mendoza 2021, que otorga la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Tres historias enlazadas. Año 1971, desaparición de una heredera millonaria de un prestigiado colegio de la ciudad estadounidense de Camel City: episodio donde puede estar involucrada la mexicana Rosario Navarro; 1973, en Sinaloa, un profesor de Derecho intenta convencer a los estudiantes para que se integren a la organización guerrillera Liga 23 de Septiembre; 2011, un joven matrimonio en el afán de procrear tropieza con la misteriosa partera Mamá Flor, quien les pide ayuda para encontrar a su hija desaparecida.

“En esta novela, tres historias distintas conforman un lienzo de diferentes denotaciones. Estuve en 2014 en Carolina del Norte: me sorprendió ver manifestaciones por la lucha de derechos civiles. Quise entonces, hacer conexiones entre sucesos ocurridos en Camel City, Sinaloa y Guerrero en el develamiento de elementos comunes en la demanda de movimientos civiles radicales. Tres entornos al parecer distanciados, lejanos: el lector, a medida que avanza en la lectura, descubre sus conexiones”, comentó en entrevista con La Razón Vicente Alfonso, también Premio Nacional de Cuento María Luisa Puga 2012.

¿Singular ‘ordenación narrativa’ que vincula a tres episodios diferentes? Fue un trabajo complejo: tenía que encontrar la manera de involucrar al lector de forma activa para que la conexión fuera creíble. Me interesa más que todo la estructura, la forma, la cual trabajo con mucho esmero, quizás esa obsesión tiene sustento en mi experiencia de los talleres literarios que tomé con Vicente Leñero y Federico Campbell.

¿Por cierto, se aprecian retumbos del Leñero de Asesinato? Aprendí mucho con él cuando asistía a sus talleres. Asesinato, un clásico de gran influjo en muchos narradores mexicanos. De la misma manera hay por ahí señas de Federico Campbell o de Elmer Mendoza.

¿Violencia y desapariciones que persisten desde hace más de 50 años en nuestro país? Sí, adversidad que tuvo auge en los años 70 y en la actualidad toma nuevas formas como se refleja en la novela. El asombro prosigue. Me parece central la discusión en torno a lo legal. Pero, ¿quién decide lo que es legal? ¿Cómo replantear las ideas de la identidad? Incitantes preguntas que brotan de la lectura de la novela.

¿Ficción documental? Exploro en los movimientos armados en el país de los años 60 y 70 sobre todo en Sinaloa. En ese sentido, presento una ‘historia ficcionada’ sustentada en varios episodios reales documentados. Hay derivaciones temáticas que nacen de esas circunstancias desplegadas en el esquema de un acertijo donde las tramas se entrelazan y se bifurcan.

¿Reto ostentar un Premio que lleva el nombre de Elmer Mendoza? Galardón que honra la trayectoria del maestro Elmer Mendoza; para mí, una apuesta literaria y un estímulo para seguir escribiendo.

Presentación del libro

La sangre desconocida