Con altibajos de Santa Bárbara, la quinta se la lleva un extremeño

Con altibajos de Santa Bárbara, la quinta se la lleva un extremeño
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  • praxedis_razo

Chiclamino atardecer, monteras místicas oteando, urdiendo sus mejores muestras de artes sutiles, toros y toreros saludaban a una delgada afición que, seria, se dio cita, en el coso de Insurgentes para pasar la quinta tarde de temporada con Cuatreños zacatecanos de Santa Bárbara que enjuiciaría Jorge Ramos para la afición.

Al bunyolés de Extremadura, esmeralda y chispas de oro, Antonio Ferrera, Calesero, largo lomotendido entrepelado de 521 de chiflidos, que no acababan de aceptar al burel hasta la lanza que casi nadie agradeció, a pesar del bamboleo exacto, rítmico, de Sergio López, que estaba en la lidia para el matador, verónicas y medias a pedir de boca.

Héctor García banderilleó par caído, y Fernando López casi no se dejó ver con la primera suerte, pero Ferrera igual pintó naturales al vuelo de mucho peso y sin ayudado, le caminaba con locura, le daba gusto a la nobleza del santabárbaro.

Por derechas también se dispusieron toro y torero, ambos torerísimos, dulces, pegados de evocación clásica al paso, mas con pureza se alzó con mala colocación.

Jerónimo, azul cielo en dorado, ilusionado, lanzó dos verónicas de ensueño a su bonito pelo de Hermoso, calcetero con 558 de cariavacado cárdeno de Lebrija, berrendo en cárdeno, asfino que llegó a la vara de Carlos Domínguez que porfió pita exacta, ante lo que Fernando García, torero de plata, supo brillar.

Tras los engaños del coleta de Puebla, un derechazo, el animal no se entregó ante una muleta tan flojona como los espadazos que pegó tres cuatro viajes antes de acomodar en un aviso al de Santa Bárbara para malpincharlo hasta en cuatro ocasiones.

Listón bragado, acucharado y tocado del pitón izquierdo, Casalito y sus 543 kilos fueron la tercera suerte de la tarde, suerte primera e incómoda de bregar de Juan Pablo Sánchez, marino y flores y corazones de oro, que lo fue a acomodar a la lanza de Othón Salinas, y ponérselo en temple en sus pases brindados, igual derechazo que de pecho, muleteando las embestidas hasta silabeando los mejores pases a tres tiempos, despacioso, con duende del pitón derecho.

Con pinchazo y echado, el primer toro de Sánchez tardó en pasaportarse con el puntillero que no pudo surtir su suerte, y tuvo todo que acabar en Juan Pablo y su descabello exacto, trabajo de esfuerzo premiada con silencio rotundo.

Al extremeño de esmeralda, ritmoso, el enmorrillado Abuelo de 520 kilogramos se le presentó como segunda suerte, y volteó al caballo de primer tercio para enseñar su fuerza el toro. Bien rehileteado por Alejandro Prado, cruzó la muleta con brío y le dio juego correspondiente a su espada, que rodó dos vueltas al pandero con sus dos peludas de mucho peso, ganadas por la valentía de bordarse con el astado, esforzarse ante la mansedumbre y calarse frente a la necedad.

No hubo duda del triunfo en el momento exacto en que cayó la toledana en todo lo alto del alfiletero.

Compadre, bragado cárdeno de cara de 476 de asombrerado, delantaloso al quite de Jerónimo, brindis a caporales que han abierto corrales en su vida, luego de alzar la vara en su primer tercio, acabó bien reposado ante sus banderillas bien que mal puestas.

[caption id="attachment_839438" align="alignright" width="300"] Antonio Ferrera cortó dos triunfos ante el alboroto del respetable, ayer, en la México.[/caption]

El de Puebla le hablaba sin comprenderlo, le bajaba la mano sin sentirlo, doblándole los remos en varias ocasiones, hasta que le clavó el estoconazo ni mandado a hacer, pero sin premio.

Para Sánchez el chorreado castaño, enmorrillado paliaperto y astifino de 472 kilogramos, Sentimiento, que Pepe Prado picó en serio, y Luis Alcántar coronó con el garapullo, fue un mal cierraplaza como pocos.

Brindado a personaje del primer tendido, los primeros compases fueron de aseo sin ruptura.

Entre el aire y la mala embestida, el hidrocálido no precisaba su lidia, ante lo que sus derechazos trataban de resolver faena frente a un público que no tardó en darse cuenta de la falta de poder del toro y del oficio del matador  ayer en la quinta tarde de la Tempora Grande 2018-2019 en la Plaza México.