Corrida de triunfadores mexicanos se queda en manos ­de José Mauricio

Corrida de triunfadores mexicanos se queda en manos ­de José Mauricio
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  • praxedis_razo

Gélida la tarde, encapotado el andaluz de la pieza fundamental del repertorio de la Banda de la Plaza México, avanzaba lentamente la tarde nona del serial mayor, con todos los ojos puestos en la arena mexicana, como hace lustros no se daba una rivalidad abierta así. Los aplausos no se hicieron esperar luego de un sentido paseíllo, apresurado y nervioso en las calzas de Fermín Rivera, tela nívea en oros, y Juan Pablo Sánchez, palo de rosa y entramado dorado, sopesadas y tangentes en las de José Mauricio, platino y brillantes de oro.

De Hueyotlipan alumbró Bambino, cornidelantero berrendo en negro, badana y cabeza ejemplar, salió bordeando las tablas, se paseó dos, tres vueltas al pandero antes de saludar al capote vueltas purpúreas de un Rivera que no vio claro los tercios previos al pasaporte. Corregido en la lanza de Eduardo Reyna, bien pasó por los rehiletes de ovación de Diego Bricio y Fernando García, pero siguió navegando por las tablas todo el tercio de muleta. El potosino buscó agua donde no la iba a encontrar, al fin bicho huidizo no pasaba ni un arreo, y malherido de conclusión, tendida y de lado, se fue tirando coces el silbado de 532 kilos.

El dato. Montecristo, que se fundó en 1961, se presentó por primera vez en La México en la novillada del Estoque de Plata en 1987, cuando Curro Cruz le cortó una oreja a Bordador.

Viajero, casi la media tonelada de un cornivuelto cariavacado, lucero bragado meano no fue rival para el palo de Alfredo Ruiz, y pasó por buen par de pares de Héctor García. José Mauricio, el único matador de la tarde con dos peludas en su haber y bien puestas, trazó una pincelada de brega y se dispuso a disfrutar mucho su tercio final. Al inicio, con el ayudado, lo fue buscando por ambos pitones hasta encontrarlo en sombra, donde le metió un par de pases en redondo y varios desdenes de peso. Al entrar a finiquitar, lo hizo con verdad y, emotivo, volvió a enseñar que incluso con los parados y mal presentados se puede, cortando el primer apéndice de la sexteta de bureles, dándose gusto en la vuelta al ruedo con un aviso.

Del rancho La Luz salió en tercer lugar de la lidia Entrañable, avanto de armas, corto, bragado de capas, entrepelado, 537 de peso y de fuerza muy justa, salió a contraquerencia y peleó con Cruz Prado en el caballo, medio pasando por banderillas. El de palo de rosa se arrancó con unos largos doblones, y en el centro, descalzándose hizo efecto su muleta por derechas. Con esa clase de detalles se fue el tercio de espada con Sánchez, un pase por la espalda para conmover y un buen espadazo tendido. Desarmado concluyó el primero del hidrocálido.

Nazareno, cárdeno de pelo, entrepelado, salió con su sombrero de charro por arboladura a reclamar a un Rivera que no se hallaba. Gabriel Meléndez coronó su tercio con un bello palo, peleado por el Montecristo astifino del mismo pesaje que su hermano anterior, por avivadores no ha estado mal y a la brega de su matador mejor. Con la espada tomó las palmas por su mando, pero ante un inembestible los recursos fueron de desesperación, pero con sentimiento. Se fue con palmas, un aviso y sin haberse servido de su ganado de este domingo, con la oreja de Bilbalero de su pasada tarde barralveana.

Primazo pasó por zapopinas de verdad del capitalino, quinto no hay malo, ejerció su poder de 549 kilogramos y su ornamental cornivoltura astifina, tocado del asta zurda, con el caballo de Erick Morales y la plata de Rafael Romero. Bengalas y pititos enervantes pintaron los tendidos, mientras un torero torero asaltaba la tunda por cercanía de un Mauricio que por derechas se pintó solo sin chaquetín. Atacando a medias a un toro a medias, siempre de cerca, por doblones al bragado meano, le dio a los tendidos con lo que se le recompensó: la segunda peluda de la tarde, vuelta correspondiente, le era dada a tal entrega y estoconazo de corolario. Olía a triunfo indiscutible.

De cuna Mimiahuapan salió el cierraplaza Albaricoque, meano acastañado de una cornivoltura seria, salió para Sánchez con sus 520 kilos de rabo que malpasó por la pica, pasó protestando con muchas más luces de bengala en generales que confundieron la porra futbolera con la afición taurina.

Música de valor y gloria en la Monumental Plaza México

Plagada de datos inconmensurables, muchas veces protagonista de las tardes, la Banda de La Monumental Plaza México se deja caer con todas sus notas en pasos dobles inmemoriales como El beso o el santiguado Granada de don Agustín. A manos, desde el 2009, de Reynaldo Vázquez entonan la voz de la afición en el monolito de Insurgentes, Narciso Bautista, Abimael y Agustín  Vázquez, Marco Arturo Xalalpa, Daniel Pantaleón, Humberto Galdino, Jonás Velasco, Luis Aguilar, Inocencio Ruiz, Guadalupe García, Federico Arriaga, René J.Centeno, Apolinar Vázquez, Yebá Ignacio, Omar Lomelí, Idelberto Arias, Óscar Martínez, Pablo Vázquez, Atanasio Cázquez, Abisai Ramos, Rufino Sánchez, Georgina Pérez, Alejandro Romero, Emmanuel Cruz, Luis Sánchez, Baldomero Pérez, David Pérez y Gabino Santillán y con toda la fuerza de los tendidos traducen los deseos y las ansias del numerado en seis clarinetes, dos saxos, cuatro trompetas, un corno, una tuba y una percusión. Igual con el Cielo andaluz que con En el mundo alegran los músicos retirados de las bandas de las fuerzas armadas tarde con tarde.

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