Humberto Vélez (Orizaba, 1955) es un actor mexicano de doblaje, teatro, radio y televisión, mayormente conocido por ser la voz en español de Homero Simpson en Los Simpson, de Kiff Crocker en Futurama, Lord Farquaad en Shrek y la voz oficial de Winnie Pooh, entre un centenar de personajes más, tanto de la televisión como del cine. Vélez fue el director y adaptador de Los Simpson para América Latina de 1990 al 2005, labor que reinició de 2021 a la fecha.
¿Cómo llegaste a ser la voz de Homero Simpson?
Por casualidad. A pesar de que en la empresa donde trabajaba me consideraban uno de los mejores actores, el día que llegó el casting de Los Simpson, nadie me consideró capaz de ser ninguno de los personajes. Cuando me enteré del casting, ya llevaban siete días buscando voces. Los gringos estaban desesperados. Matt Groening ya había dicho que se iría a Chile a hacer el doblaje si no le proponían un actor para Homero. Yo caminaba por un pasillo cuando el de producción salió desesperado, me vio y me metió a la sala diciéndome: “Hay unos gringos que dicen que tienen la serie más maravillosa del mundo, una serie estúpida y absurda con un muñeco amarillo ¡y no encuentro un actor! Entretenlos mientras consigo uno”. Me sentí muy ofendido. ¡Yo era un actor! Y cuando vi lo que estaba pasando adentro, me interesó. Y al terminar la prueba el gringo, que era Al Jean, saltaba de alegría. Hice la serie en esa empresa once años y me dejaron hacerla solo. No me volvieron a hacer caso, ni los gringos ni los mexicanos. Porque la Fox hizo un plan de lanzamiento para Latinoamérica muy ambicioso, del cual se arrepintieron cuando empezaron los primeros capítulos. Nunca supe por qué. Y aquí la televisora que originalmente iba a transmitirla, al final dijo que no, porque era una porquería. Así que salió en el canal 13, que Azteca acababa de adquirir del gobierno. Entonces la Fox ya no quiso el gran lanzamiento, y en México cambió de canal. Todos dejaron de supervisarme. Y yo dije pues esto se hace como yo diga, ¿no? Y parece que gustó.
¿Cómo es el proceso para dirigir y adaptar una serie como ésta?
El director no puede estar divorciado de la adaptación. Hay que lograr unidad de estilo. Pero ni el director, ni el adaptador ni nadie tiene libertad alguna, el material ya está hecho. No puedes inventar el hilo negro porque estarías traicionando al producto. A la hora de adaptar lo que importa es que la gente lo entienda. No puedes traducir y ya. Hay que adaptar las ideas, creencias, ideologías, localismos, chistes ¡y no para México, para Latinoamérica! Todo según el movimiento de las bocas de los monos. Hay que tener preparación porque además hay que hacerlo rapidísimo. Hago un capítulo cada semana.
Homero es un personaje lleno de matices es tonto, flojo y borracho pero también es tierno y fiel, ¿cómo es que la voz ayuda en la construcción de un personaje así?
La voz la construyes desde la personalidad. Si tú no tuvieras la educación que tuviste, el trabajo que tienes hoy, los ingresos, no hablarías como hablas.
¿Cómo consideras que es distinto el Homero Simpson de la adaptación latinoamericana al Homer estadunidense?
No era mi intención, pero necesariamente el personaje tenía que cambiar un poco. Porque somos muy distintos. Dicen traduttore traditore, y sí, en algo estoy traicionando la obra. Pero es que Homer es muy frío, el de aquí es más cálido, si no fuera así el público latinoamericano no lo aceptaría y el triunfo del arte dramático es que el público se identifique. Los gringos son cuadrados, pragmáticos, hacen las cosas porque hay que hacerlas. Nosotros por obligación no hacemos nada.
Los Simpson se estrenó en 1989. ¿Qué representan para las generaciones que crecieron con ellos? ¿Cómo se insertó esta caricatura en la cultura televisiva de México?
El mundo cambió en ese momento, pasamos de la caverna a un momento de cambios rápidos. Esta serie anunció que había una nueva generación que ya no quería ser cavernícola. Porque Los Simpson es un programa exageradamente inteligente para la televisión, que era llamada “la caja idiota”. Es una sátira al más puro estilo de Aristófanes ¡y en la televisión, no en el teatro de élite! Era revolucionaria, contestataria. Es sobre una familia machista, mononuclear, porque así era la sociedad en ese tiempo, pero no muestra a esa sociedad para alabarla, todo lo contrario, lo hace para criticarla. Por eso se presenta la brutalidad en la familia, la estupidez, el alcoholismo, la irresponsabilidad de un padre que no se acuerda ni de que tiene tres hijos, no dos.
Desde su estreno han pasado 35 años, más de 700 capítulos. ¿Cómo consideras que ha evolucionado la serie? ¿Sigue ganando nuevos interlocutores o es memorabilia?
Se fue adaptando bien a los tiempos. El problema de la evolución rápida del mundo lo resolvieron haciendo que los personajes principales no cambien. Homero sigue teniendo 36 años. Pero hoy las hermanas de Marge son bisexuales
y Lisa es feminista.
A muy pocos les gustan los nuevos capítulos, dicen que ya no es lo mismo. ¡Pues no, la sociedad ya no es igual! Por eso Los Simpson del pasado siguen en todos los canales para la gente que creció con ellos y los ve por cariño y nostalgia.