Las señalas de Ángela Gurría

AL MARGEN

Las señalas de Ángela Gurría
Las señalas de Ángela Gurría Foto: Museo del Palacio de Bellas Artes

El nombre de Ángela Gurría se ha inscrito en la historia del arte mexicano con letras mayúsculas: fue la primera mujer en ingresar a la Academia de las Artes en 1974, y también la primera escultora en realizar obra pública monumental. Sin embargo, su presencia en la memoria del público mexicano ha sido difusa; pocos la recuerdan a pesar de convivir cotidianamente con su trabajo en las calles. El Museo del Palacio de Bellas Artes ha resarcido este injusto olvido con Señales, una retrospectiva sin precedentes que explora las seis décadas de actividad de esta artista.

A lo largo de la exposición se despliega una versatilidad sorprendente en cuanto a las preocupaciones que exploró a lo largo de su trayectoria. El cuerpo humano como inspiración y detonador de la escultura, el volumen y el espacio que ésta usa y ocupa, y su materialidad, son algunos de los aspectos más formales de la obra de Gurría que se aprecian a lo largo del recorrido y que ofrecen al público una ventana hacia la relevancia que tuvo en la consolidación de la escultura moderna durante la segunda mitad del siglo XX.

DE ESTA MANERA, lo que queda patente al recorrer las salas es que estamos ante la obra de una precursora, en másde un sentido. Por un lado, el rescate que el museo lleva a cabo desde una perspectiva de género es sumamente relevante, pero también lo es al abordar los intereses que permearon en su obra. Sorprende en este sentido saber que sus piezas más tempranas las presentó firmadas con pseudónimos masculinos para evitar ser discriminada en los concursos, recordándonos las brechas que abrió para generaciones de artistas. Al mismo tiempo, se subraya el papel que jugó junto con otras mujeres en la renovación de la escultura mexicana. Por otro lado, destaca sobre todo su visión medioambiental, con lo cual se resalta la vigencia de su poética y, a la vez, su carácter pionero. La inquietud de Gurría por la lucha social y el papel político del arte, así como su manera de traducir y adaptar sus discursos a las causas de las que fue testigo a lo largo de su trayectoria, son igualmente relevantes.

En el marco del 90° aniversario del Palacio de Bellas Artes, celebración a la que se sumó esta exposición, no puede pasar desapercibido este esfuerzo por arrojar luz a una artista a menudo oscurecida en las narrativas del arte mexicano, pues en esos casi 100 años de vida del recinto ha habido una gran deuda hacia las mujeres creadoras. Se trata de una significativa reivindicación por parte del museo y, para el público, de una oportunidad de descubrir a un personaje deslumbrante del que seguramente aún queda mucho por investigar y conocer.

La exposición se encuentra en sus últimos días, con fecha de clausura del 9 de febrero, y cuenta con un programa de actividades de acceso libre que puede consultarse en línea.

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