La memoria y la conciencia

REDES NEURALES

Una escena de Los olvidados de Buñuel. El Jaibo a la derecha.
Una escena de Los olvidados de Buñuel. El Jaibo a la derecha. Foto: Research Gate

A esta hora hay una luz crepuscular que nos invita a subir a la colina y observar desde allí el camino recorrido por la filosofía, la literatura y la ciencia para conocer la memoria humana. A lo largo del trayecto han aparecido imágenes diversas: la memoria como un sello que imprime signos en una tablilla de cera, la memoria como una biblioteca, la memoria como un palacio; las ruedas o el teatro de la memoria, y, en fin, la metáfora de la computadora. Durante la década de 1980, un psicólogo holandés, Bernard Baars, utilizó la vieja metáfora del teatro para analizar la actividad mental. En el “teatro de la conciencia” hay procesos sensitivos, motores, cognitivos y motivacionales inconscientes que suceden en paralelo, y que se mantienen “en la oscuridad” hasta que convergen en la memoria de trabajo. La atención selectiva “ilumina” algunos contenidos de la memoria de trabajo y los hace activos y accesibles desde el punto de vista subjetivo, para que la persona pueda usarlos durante la interacción con el mundo. Dos neurocientíficos franceses, Stanislas Dehaene y Jean Pierre Changeux, reformularon la metáfora y desarrollaron la teoría del espacio global de trabajo neuronal. Es un modelo científico con amplio soporte experimental. Los puntos críticos se pueden formular de la siguiente forma:

LA CONCIENCIA ES UNA FUNCIÓN CEREBRAL que resulta de la actividad conjunta de estructuras corticales y subcorticales estrechamente interconectadas. Esto da soporte a cinco pilares funcionales: el presente, constituido por la información que llega desde los sistemas perceptuales; el pasado, que está formado por el acceso a la memoria de largo plazo; el futuro, conformado por los sistemas demovimiento del organismo; la asignación de valor, implementada por los sistemas de evaluación afectiva; y el enfoque atencional, proporcionado por los sistemas de selección de la información.

Cuando un patrón de información neuronal es suficientemente relevante, las neuronas del espacio global de trabajo lo amplifican y lo transmiten a lo largo del sistema, con lo cual se gana el acceso consciente a la información. Daniel Dennett se burló de esta idea con el término “fame in the brain”, como si algunas representaciones mentales se hicieran famosas durante la transmisión global. La conciencia permite el reporte verbal de la experiencia subjetiva, y la manipulación flexible de las representaciones mentales: mediante la actividad consciente podemos rotar una imagen, rastrear su origen, analizarla conceptualmente, combinarla con otra o usarla como un molde para generar variaciones. Esto es muy importante en cualquier actividad intelectual, como las operaciones matemáticas, la escritura creativa o la composición musical.

Una palabra clave para entender el modelo es la reverberación, es decir, la persistencia de las representaciones neuronales de la información en virtud de la memoria de trabajo. Y esta persistencia se explica —al menos en parte— por mecanismos neuroquímicos: las neuronas del sistema usan el glutamato como neurotransmisor, a través de dos receptores sinápticos. El receptor AMPA introduce sodio en las neuronas y conduce a la despolarización eléctrica, lo cual permite la transmisión rápida de la información. La activación del receptor NMDA, que utiliza calcio y tiene efectos más duraderos, contribuye a la persistencia de la información en el espacio global de trabajo.

Para entender el efecto de la memoria de trabajo sobre la formación de la experiencia consciente, podemos detenernos a observar una secuencia cinematográfica. En Los olvidados de Luis Buñuel, hay un conflicto entre dos muchachos. El Jaibo ha pasado un año en prisión y dirige una pequeña pandilla de niños de la calle. Julián trabaja en una chicharronería, es joven, fuerte, y sabemos que no fuma. Describo la escena como aparece en mis recuerdos. Seguramente los detalles deben corregirse, pero no he cambiado el sentido general de la escena.

La conciencia permite el reporte verbal de la experiencia subjetiva

El Jaibo busca a Julián para pelear con él. Antes de que Julián aparezca, El Jaibo se coloca una mascada entre el cuello y el brazo, como si fuera un cabestrillo. De esa manera finge que tiene un brazo roto. Podemos ver que usa el cabestrillo para esconder una enorme piedra.

El Jaibo lleva a Julián a un terreno baldío de la Ciudad de México.

Julián llega y ambos discuten. Julián señala el cabestrillo del Jaibo y dice que no peleará con él con un brazo roto.

Julián le dice al Jaibo que no vuelva a meterse con él. Se da la vuelta, le da la espalda y se aleja.

El Jaibo aprovecha el descuido de Julián, saca la piedra, la lanza y golpea a Julián en la parte posterior de la cabeza.

Julián cae al suelo y El Jaibo toma un palo para golpearlo. Julián yace inmóvil entre los arbustos.

QUIEN HA VISTO LOS OLVIDADOS sabe que se trata de una historia desoladora. El asesinato de Julián pone en movimiento el drama moral de la cinta. Hay un efecto perturbador en la escena; primero siento horror, y no puedo evitar el surgimiento de emociones morales como la indignación: El Jaibo es un enemigo que viola cualquier código de honor. Hay un aura primitiva en la escena, como si fuera una variante onírica del drama de Caín y Abel. Pero cualquier juicio acerca de los sucesos requiere un entendimiento de las relaciones causales narradas por Buñuel: ¿quién mata a quién?, ¿cómo y cuándo lo hace? Para entender las relaciones de causa y efecto que aparecen en la escena, necesitamos mantener en la memoria de trabajo las primeras imágenes a lo largo de toda la secuencia, porque influyen en el significado de las imágenes finales. Gracias a la memoria de trabajo —es decir, a la actividad neuronal que mantiene disponible la representación neuronal de las imágenes que estuvieron, pero ya no están en la pantalla— podemos comprender por qué la víctima yace inmóvil entre los arbustos del terreno baldío. Sin memoria de trabajo no sabríamos quién fue el asesino.

Contemplamos la totalidad de la escena y analizamos sus ramificaciones morales, estéticas y sociológicas. La atención consciente que dedicamos al trayecto de la piedra desde la mano hasta la cabeza nos da acceso a imágenes con un significado perturbador: asignamos valor emocional a la imagen percibida; es relevante por su significado intrínseco, profundamente violento, pero advertimos un sentido moral más amplio porque recordamos quiénes están en escena, cuál es la naturaleza de sus relaciones, y cuáles fueron los métodos del victimario. Dante Alighieri colocó a los traidores en el más profundo círculo del infierno. Pero necesitamos la memoria de trabajo para evaluar con justicia la secuencia de eventos que conforma la tragedia social.