Cuerpos sobrealimentados: Obesidad, positividad corporal y ozempic

La obesidad se ha convertido en un serio problema de salud pública. En este oportuno ensayo, Naief Yehya nos ofrece un recorrido histórico que no excluye los grandes negocios de las farmacéuticas que producen medicamentos diseñados para otros padecimientos y que hoy se utilizan para combatir la obesidad. “Si bien algunas culturas percibían la gordura como un símbolo de felicidad, prosperidad, fertilidad, satisfacción y poder, desde el año 400 a.C. Hipócrates previno: ‘La corpulencia no es sólo una enfermedad en sí misma, sino el presagio de otras’”

Cuerpos sobrealimentados: Obesidad, positividad corporal y ozempic
Cuerpos sobrealimentados: Obesidad, positividad corporal y ozempic Foto: Arte digital > A partir de La Cantante de Fernando Botero > Belén García > La Razón

DE LA PROSPERIDAD AL RIDÍCULO

La historia de la humanidad es la de una especie hambrienta. El hecho de que vivamos en un tiempo en que la obesidad es un fenómeno masivo, crónico y epidémico que ha provocado una crisis de salud planetaria es insólito y aberrante. Si bien algunas culturas percibían la gordura como un símbolo de felicidad, prosperidad, fertilidad, satisfacción y poder, desde el año 400 a.C. Hipócrates previno: “La corpulencia no es sólo una enfermedad en sí misma, sino el presagio de otras”. Así reconoció a la gordura como un grave desorden médico con serias implicaciones para la salud general. Esta característica física se asocia con un defecto de carácter en la comedia griega, donde el glotón aparece como una figura de ridículo. En el cristianismo primitivo la autoindulgencia que llevaba a la gordura se consideraba la puerta de acceso a la pereza y lalujuria. Dante condenó a los que cometían el pernicioso pecado de la glotonería al tercer círculo del infierno en el siglo XIV.

Durante la Primera Guerra Mundial comer poco era considerado una actitud patriótica. En la década de 1930 comienzan a comercializarse productos que prometen tratamientos milagrosos para adelgazar como el peligroso dinitrofenol que en 1938 se prohibió cuando se comprobó que causaba cataratas e hipertermia. En la década de 1940 comenzaron a usarse anfetaminas para adelgazar y en la de 1960 aparecieron las “píldoras arco iris”, que tenían el mismo objetivo y eran una mezcla tóxica de anfetaminas, digitalis (un fármaco para el corazón), la hormona tiroidea y varios diuréticos. En los años setenta se cerraba con alambres la mandíbula para impedir ingerir comida sólida, así como se realizaban vagotomías truncales para reducir la secreción de ácido gástrico. En 2001 se aprobó la aplicación de la banda gástrica ajustable para crear un pequeño saco en el estómago y limitar la cantidad de alimentos y la velocidad con que pasan. En 1996 aparece la droga antiobesidad fen-phen (fenfluramina y fentermina) como un recurso casi mágico para perder peso. Pronto se descubrió que provocaba daño a las válvulas cardíacas e hipertensión pulmonar incurable y fue retirada en 1997. Al final de la Segunda Guerra Mundial los cambios en la producción, calidad y acceso a los alimentos condujeron a una sobreabundancia y con esto la obesidad comienza a ser considerada como un factor de riesgo de mortalidad al determinarse como una causa de diabetes, hipertensión, enfermedades renales y cardíacas. Los tratamientos propuestos partían entonces de la certeza de que se era obeso por falta de voluntad o autoindulgencia. Por eso buena parte de ellos consistían en humillar y ridiculizar a la gente para motivarla a disciplinarse. Las dietas eran acompañadas por un sermoneo moralista, piadoso y a menudo cruel. Así se creaba un mecanismo de control social eficiente, duradero, segregador e implacable.

Como señala la filósofa especialista en ética Heather Widdows: ‘¿El hecho de que ames tu cuerpo hace que la gente deje de juzgarlo, se acaban los comentarios negativos? ’

En 2022 una de cada ocho personas en el mundo vivía con obesidad, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Actualmente Estados Unidos es el líder mundial de la obesidad, con alrededor de 160 millones que la padecen en 2024, además la obesidad infantil que venía aumentando a paso constante dio un salto durante la pandemia de covid de 19% en 2019 a 22% en 2020, según el National Institute of Health. En México la tasa promedio de obesidad es del 36% en adultos (41% para las mujeres y 32% para los hombres), de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2022 y el 70% padece sobrepeso.

La brutal realidad es que contrariamente a las recomendaciones de médicos y gobiernos el 99 % de las dietas no sirven para casi nada. El comer de manera saludable y hacer ejercicio pueden traducirse en buena salud y hacer que la gente se sienta bien consigo misma, pero en lo que respecta a perder peso prácticamente son inútiles para quien padece de obesidad o sobrepeso significativo. Reconocer el fracaso de estos tratamientos y sacrificios corporales dejaba a la gente en situaciones extremas con la única opción de recurrir a cirugía bariátrica, que es costosa y dolorosa. La actual visión dominante médica y científica asegura que la obesidad no depende tanto de la falta de control sino que es una enfermedad muy parecida a la presión arterial alta o el colesterol elevado, cuya prevalencia y gravedad tienen bases genéticas y químicas que en gran medida están fuera del control del individuo. Apenas en 2013 la Asociación Médica Americana reconoció la obesidad como una enfermedad crónica. El genetista molecular de la Universidad Rockefeller, Jeffrey M. Friedman identificó en 1994 la leptina (de la raíz griega lepto, de delgado, ligero, flaco), una hormona secretada por las células grasas que determina el apetito, el peso corporal y el equilibrio energético. La obesidad se debe en buena parte a fallas en los circuitos neuronales que tienen que regular el peso. La leptina deja de funcionar como debería y no señala al cerebro que el hambre ha sido satisfecha. Al ganar más grasa de la requerida se tiene demasiada leptina, la cual puede provocar una desensibilización que se interpreta como hambre. Esto hace que el cuerpo desacelere el metabolismo y aumente el apetito. Una vez que el cuerpo entra en este ciclo es muy poco probable perder peso.

REBELIÓN, ACEPTACIÓN Y SUBVERSIÓN

Los prejuicios contra la gordura dieron lugar al movimiento de body positivity o positividad corporal, que busca desafiar, provocar y cuestionar los estereotipos de belleza física convencionales y de esa manera “empoderar” a personas con sobrepeso. En 1969 se formó la Asociación Nacional para la Ayuda de los Americanos Gordos (National Association to Aid Fat Americans), que trataba de llevar su causa al nivel de la defensa de un derecho civil: por tanto a la defensa de la igualdad de oportunidades, respeto, representación, seguridad y dignidad. Poco después en California un grupo de mujeres, influenciadas por el feminismo de segunda ola y el activismo gay, formaron el Fat Underground para defender los derechos de las personas con gordura y publicaron en noviembre de 1973 el documento Fat Liberation Manifesto, firmado por Judy Freespirit y Aldebaran. En él rechazaban la explotación de su condición por intereses comerciales y denunciaban a las industrias “reductivas” como clubes, doctores especialistas en gordura, libros, alimentos y suplementos dietéticos; drogas, supresores del hambre, dispositivos, máquinas reductoras, salones, clínicas y granjas enfocadas en hacer adelgazar a la gente. Criticaban las falsas promesas y la ridiculización de que eran objeto. El Fat Undergroundacuñó la frase: “Las dietas son una curaque no sirve para una enfermedad queno existe”. La cultura de las dietas era denunciada como una herramientade opresión patriarcal empleada para ejercer control sobre los cuerpos y vidas femeninas. El movimiento se popularizó a principio de los noventa gracias a internet, donde había oportunidad de denunciar las restricciones y discriminación de los medios masivos, aunque también dio oportunidad a que se propagaran los prejuicios, ataques y burlas contra las personas con gordura. La creación de numerosas comunidades en Facebook, Tumblr e Instagram benefició al movimiento y le dio una presencia amplia. La contraparte fue la masificación de imágenes de cuerpos imposiblemente esbeltos en la red.

Este movimiento por la autoaceptación se opone a las imposiciones sociales de belleza que exigen severos regímenes de ejercicios, dietas y procedimientos, bajo un sistema de creencias que pregona que uno nunca se ve suficientemente bien y que la apariencia siempre se puede corregir. Al culto de la esbeltez se suma la cultura de la celebridad, que depende de la cirugía plástica, de tratamientos costosos y de toneladas de maquillaje, y que infesta las redes sociales y los medios para imponer modelos poco realistas o inalcanzables de belleza. Eventualmente dicho movimiento se abrió para acoger a las personas que no encajan con el ideal de belleza dominante, ya sea por su color de piel, aspecto, origen étnico o discapacidades. Un gran número de cibernautas y usuarios de redes sociales apoyan la positividad corporal como un activismo contra la invisibilización mediática y el rechazo a la discriminación de ciertos tipos de cuerpos con base en estereotipos de forma, raciales y queer. Pero algunos activistas consideran que se ha diluido el mensaje antigordofobia y el movimiento se ha vuelto “activismo performativo”, enfocado en apariencias más que en tener un impacto transformador.

El mantra de que “todos los cuerpos son hermosos” puede en algunos casos tener un impacto profundo y trascendente. Pero la vergüenza de tener un cuerpo que no se ajusta al ideal ha sido inculcada profundamente en el inconsciente colectivo. El problema del mensaje positivo que predica no sentir vergüenza es que puede contribuir a hacer que la persona que de todos modos la sufre sienta además culpa por ello, con lo cual se convierte en objeto de una doble victimización: se siente mal por su apariencia y también por no tener una actitud positiva al respecto. Si no te aceptas eres un fracasado. Como señala la filósofa especialista en ética Heather Widdows: “¿El hecho de que ames tu cuerpo hace que la gente deje de juzgarlo, se acaban los comentarios negativos?... El cambio real no tiene que ver con la manera en que se sienten los individuos sino con la forma en que la sociedad trata a los cuerpos”.1 La gastada frase que dice: “lo que cuenta es la belleza interior” no sirve de mucho consuelo ante los juicios crueles, el bullying o la indiferencia de compañeros y de extraños. Esto ha dado lugar a una “positividad tóxica” que exige ser siempre positivo aunque sea suprimiendo u ocultando las emociones. “Se supone que amemos nuestro cuerpo, incluso cuando peleamos como locos para cambiarlo”, escribe Olga Khazan. 2

Cuerpos sobrealimentados
Cuerpos sobrealimentados ı Foto: Freepik

LA INYECCIÓN MÁGICA

La epidemia de obesidad surge como un efecto secundario de las tecnologías del siglo XX y su impacto tanto enla abundancia en los cultivos comoen los animales de granja y por tanto ennosotros mismos. Los cambios en la producción, conservación y distribución de alimentos en Estados Unidos y buena parte de Occidente (que eventualmente serían imitados por las clases acomodadas de buena parte del mundo) provocaron una proliferación de comida barata, procesada, con altas calorías, excesos de sal, azúcar y grasa. Los alimentos y los consumidores fueron objeto de un proceso de “ciborgización” cuando la biología fue modificada. La tecnología transformó los alimentos y creó las condiciones de sedentarismo que permitieron el crecimiento desproporcionado de los cuerpos.

A un problema ciborg eventualmente se le apareció una solución ciborg y esta llegó en forma de una hormona: el GLP-1 (Glucagon-like peptide-1 o Péptido similar al glucagón tipo 1) que es producida por el intestino y controla la secreción de insulina, regula el azúcar e indica que uno está satisfecho. La bioquímica SvetlanaMojsov la clonó en el receptor agonista GLP-1, pero se metabolizaba y se descomponía rápidamente en el cuerpo. Esta hormona y sus receptores están presentes en otras partes del cuerpo por lo que operan en el cerebro y no sólo en el sistema digestivo. El endocrinólogo de la Universidad de Toronto, Daniel Drucker, descubrióuna hormona que podía suprimir el apetito y regular el azúcar en el intestino humano sin deteriorarse rápidamente en el monstruo de Gila, uno de los reptiles más venenosos del planeta, nativo de la zona de frontera entre Estados Unidos y México, que sobrevive con apenas unas cuantas co-midas al año debido a que produce una hormona en su veneno que desacelera la digestión. Drucker y sus colegas crearon una versión sintética de la hormona del veneno, exedin-4, la cual era estructuralmente similar al GLP-1 humano y no se metabolizaba rápidamente sino que permanecía activa en el cuerpo por periodos extensos. La empresa danesa Novo Nordisk aprovechó esa investigación sobre el GLP-1 para desarrollar su versión sintética, el semaglutido, que no sólo duraba más en el organismo sino que también provocaba más perdidas de peso que su predecesor.

Así nació Ozempic, aprobado para su uso en 2017, como una droga segura y eficaz para la diabetes y que hacía perder peso. Los científicos no pueden explicar por qué al exponer al cerebro a ciertas hormonas en altas dosis se causan pérdidas de peso.

Esta familia de drogas para adelgazar ha transformado a Hollywood como un huracán, pero su impacto va más allá de la farándula, para extenderse a las cúpulas del poder y la clase media que es capaz de grandes sacrificios para poder pagarlo. Las anteriores drogas antiobesidad funcionaban mejor cuando se prescribían con dietas y ejercicio, pero el GLP-1 ha demostrado no requerir de cambios en el estilo de vida, como reporta Daniel Engber en su artículo “Ozempic mató a la dieta y el ejercicio”, publicado en la revistaThe Atlantic.3 Ozempic, Wegovy, Trulicity y Rybelsus así como los derivados del tirzepatida: Mounjaro y Zepbound, más allá de ser vistas como adelgazantes milagrosos, son fenómenos culturales. Ozempic es la segunda droga más vendida en el mundo y se proyecta que sus ventas en el 2025 alcanzarán los 16.1 mil millones de dólares. Novo Nordisk es la segunda empresa más rica de Europa, valuada en 424 mil millones de dólares.

El problema más grave de esta droga milagrosa hasta ahora es su costo. La mayoría de los seguros no la cubren y dependiendo del mercado puede costar entre 300 y 1500 dólares al mes

En 2019, 230 mil personas usaron diferentes versiones de esta droga y en 2022 el número ascendió a cinco millones. El problema más grave de esta droga milagrosa hasta ahora es su costo. La mayoría de los seguros no la cubren y dependiendo del mercado puede costar entre 300 y 1500 dólares al mes. La obesidad representa un enorme costo social para las naciones, desde gastos de salud, costos de infraestructura y días laborales perdidos entre otros. Sin embargo, si todas las personas obesas usaran semaglutido en Estados Unidos, a un precio promedio de 15 mil dólares anuales, eso sería el equivalente al 10% de todo el presupuesto anual del país, o bien 2.1 billones de dólares (el presupuesto estadunidense de salud de 2024 es 1.9 billones de dólares), escribió la editora y articulista del Washington Post, Ruth Marcus. 4 Estas drogas han despertado un enorme apetito entre enfermos de diabetes, personas extremadamente obesas que la necesitan para sobrevivir y muchos consumidores que simplemente quieren perder peso.

La magia del semaglutido no sólo consiste en suprimir el apetito sino también en revelar la relación entre la mente y el metabolismo. Más que una cura esta sustancia es un espejo de nuestros valores y obsesiones, que es imaginada como un antídoto contra la vergüenza, el estigma y la desgracia que representa la gordura en las sociedades obsesionadas con los cuerpos delgados.

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. ı Foto: Creative Commons

En pocos años Ozempic puso en evidencia la fragilidad de la positividad corporal al exhibirla como una campaña sin principios. La mayoría de las celebridades que militaban por la positividad ha abandonado con sus cuerpos esbeltos la causa. Pocas veces en la historia nos hemos enfrentado a una sustancia con el potencial de volvernos ciborgs y transformar no sólo a los individuos sino a la sociedad. El costo de erradicar la gordura es altísimo pero es más inquietante el cambio moral que representa y los efectos secundarios que hoy no podemos imaginar.

NOTAS

1 Heather Widdows, “What’s Wrong with Body Positivity?”, Psychology Today, 2 de julio de 2019; disponible en línea.

2 Khazan, Olga, “People Just Want to Lose Weight, Americans go on yo-yo diets, but we also have a yo-yo relationship dieting”, The Atlantic, 21 de julio de 2023; disponible en línea

3 Engber, David, “Ozempic Killed Diet and Exercise”, The Atlantic, 9 de diciembre de 2024; disponible en línea.

4 Marcus, Ruth, “I lost 40 pounds on Ozempic. But I’m left with even more questions”, The Washington Post, 6 de junio de 2023; disponible en línea.