“NO CONCIBO la vida sin música, es la mejor compañía en cualquier situación”, afirma Sos Melgarejo, propietario de Ballena Records, la tienda de discos que abrió su segunda sucursal y un Hi Fi Room en Centanni. Ciclista de mil roles en la montaña, al Sos el rock también lo atrapó desde niño: “Mis primeros discos fueron un regalo, el Led Zeppelin I y el Alive II de Kiss, con ellos me enganché”. Antes de la Ballena fue desarrollador web, luego fabricante de un detergente para bicicletas y motocicletas, negocio que terminó en la pandemia. En ese encierro le llegó la idea de poner una tienda de vinilos en línea, con el remanente del otro bisne nació ballenarecords.com, “si no se vendían me pondría a escucharlos hasta morir”. Por fortuna pegó y pudo abrir un local de 3m2.
Sos es el curador:
Conecté un proveedor de discos en Estados Unidos, empecé con los grupos que conocía y los que leí que podían jalar. Después he aprendido mucho de los clientes que me piden y sugieren. Así me abrí a otros géneros y pude ampliar el criterio de selección, revisando lanzamientos y reediciones, investigando en medios musicales de otros países, si no los conozco me baso en las métricas de las plataformas y en la intuición si siento que tiene potencial.
Fue entonces cuando surgió la oportunidad del local en Prado Norte 341-1, ahí llegaron los nuevos clientes:
Gente joven, alrededor de 30 años, muchos chavos a los que no les tocó la era del vinilo, son muy curiosos y se llevan de todo. Coleccionistas no llegan tantos porque no vendemos discos usados ni ediciones especiales, los que vendemos son nuevos y reediciones. El catálogo incluye pop, hip hop, punk, reggae, progresivo, indie, jazz, blues, electrónica y música en español, José José es el más buscado. Pero el disco que más se vende es el Dark Side of the Moon de Pink Floyd.
Sobre el boom del vinilo:
No sólo es nostalgia, es tener algo físico de tu artista. Al principio muchos chavos los compraban sin tener tornamesas, parece mentira, pero hay quien no sabe por qué le tienen que dar vuelta al disco. Pero eso está cambiando. A mí me gustaba ir a ver discos, aunque no los comprara. De cualquier modo, el vinilo es un nicho porque ya tienes toda la música al alcance en plataformas, te dan la oportunidad de escuchar lo que antes era inaccesible. El vinilo es más selectivo, son tus joyas. Las plataformas son el equivalente a meterte a un Oxxo por algo rápido, un vinilo es como preparar algo, servirlo y sentarte a comer.
Después vino la aventura en el Centanni de Polanco:
Me propusieron abrir una Ballena ahí porque va con su concepto y amamos la música. Estrenamos un Hi Fi Room para escuchar vinilos con sonido Margules y crear experiencias sonoras de Alta Fidelidad, pre-escuchas, lanzamientos o simplemente calentar el oído y la garganta antes de pasar al escenario de grupos en vivo.
Como diría José Agustín, poseedor de una colección vinílica legendaria: ¡Ay, Jonás, qué ballenota!
