EN ESTOS DÍAS las redes se inundaron con la noticia de que el grupo psicodélico australiano King Gizzard & The Lizard Wizard retiró su música de Spotify porque no deseaba que sus canciones financiaran ninguna guerra. Lo decidieron cuando Daniel Ek, el CEO y fundador de la plataforma, invirtió 600 millones de euros para fabricar drones militares con inteligencia artificial. “Es lo correcto para Europa”, dijo. Lo peor es que gasta esa millonada en armamento mientras que a los músicos, a quienes debe su fortuna, les paga menos de un centavo por cada reproducción. King Gizzard abrió la puerta del boicot y una serie de grupos empezaron a salir con todo y música de la plataforma.
Es preciso recordar que el pionero en retirar su música por diferencias de contenido con la plataforma fue Neil Young en 2022. La verdad es que sólo le hizo publicidad al antivacunas Joe Rogan, enseguida éste firmó un contrato de 250 millones de dólares para que su podcast apareciera en todas las plataformas de streaming. Muchos no sabíamos quién era hasta que Young lo anunció. La cosa es que el venerable Young regresó a Spotify en 2024, antes de retirarse de las demás plataformas que transmiten el podcast de Rogan. Dicho lo cual, y al grito de no queremos que nuestra música mate personas, se fueron los de Deerhoof, el grupo de rock experimental y noise de San Francisco. Igual hizo el combo canadiense Godspeed You! Black Emperor al retirar su post-rock, el género creado por el periodista Simon Reynolds.
OTROS QUE ABANDONARON LA PLATAFORMA fueron el cuarteto de noise pop y shoegaze, oriundos de Nueva York, Hot Line TNT. Tras ellos, el grupo de rock experimental de California Xiu Xiu también se despidió. Luego, el músico de world music y ambient David Bridie, así como The Mynabirds, WU LYF, Kadhja Bonet y Young Widows. Hasta el momento, el último en sumarse fue el dúo británico de trip hop Massive Attack, quien salvó a sus ocho millones de escuchas de gastar su dinero en fabricar armamento. La mayoría de estos artistas se ha mudado a otras plataformas democráticas y justas como Bandcamp y Tidal, eneficiadas de la iniciativa.

Doce muñecas y otros poemas
¿Afectará esta fisura a Spotify? Si la desbandada es a gran escala e incluye a los más escuchados y a los grandes, como Massive Attack, y si los usuarios dejan de pagar / escuchar, es posible meterle un buen calambre a Daniel Ek. Pero esto es como Ticketgangster, los odiamos y les pagamos. Si es una minoría alternativa, quedará como un ejemplo solidario de ética y coherencia. Lo mejor es que ya se entrecruzan con la iniciativa “No Music for Genocide”, más de 400 artistas y disqueras en solidaridad con la población en la franja de Gaza que buscan “cambiar la opinión pública hacia la justicia”. Eliminar la música de la plataforma y dejar de usarla es un gesto de empatía con la humanidad que hoy tiene atravesados, entre otros conflictos, las invasiones de Ucrania y Gaza.
Se siente que estamos en el siglo pasado, cuando los músicos y la música se movilizaban por la paz.

