La peor adicción es salirte con la tuya (la salvaje y glamorosa vida de Charlie Sheen)

La peor adicción es salirte con la tuya (la salvaje y glamorosa vida de Charlie Sheen)
La peor adicción es salirte con la tuya (la salvaje y glamorosa vida de Charlie Sheen) Foto: Especial

Existen tres formas de vivir. Sobrio, intoxicado, y como muchos, a medios chiles. Ni limpios ni desahuciados. Pero hay quienes sólo pueden concebir la existencia hasta el ano. Charlie Sheen es el ejemplo perfecto.

Una cosa es ser adicto a las drogas. Pero otra muy distinta fumar piedras de crack de siete gramos como parte de tu rutina. Esta es una de las mayores revelaciones que destapa aka Charlie Sheen (Netflix, 2025), la serie de dos capítulos donde cuenta su vida sin tapujos. Y si piensan que esta confesión le otorga sentido a su delirante y extrema biografía, se equivocan.

Los adictos funcionales abundan. Pero pocos son los yonquis capaces de lidiar con su adicción y al mismo tiempo sacar su agenda adelante. Ozzy Osbourne era uno de ellos. La cocaína te permite socializar. Aunque en etapas muy agudas también se vuelve inmanejable. El crack produce el mismo efecto, pero potencializado. Y desde las primeras dosis. El que una persona bajo los efectos del crack, consumido además durante largo plazo, se presente en un set de televisión y recite sus líneas dentro de un programa es algo sobrehumano. Maniobra que Charlie Sheen consiguió ejecutar durante varios episodios de Two and a half men. El fenómeno al que obedece esta conducta está más allá de cualquier definición.

LA ÉPICA DE CHARLIE SHEEN no sobresale por su manera de consumir sustancias. Es trascendente porque a pesar de todos sus problemas en su interior late la pulsión de un actor endiabladamente talentoso. Quien dejó muy atrás a su padre y a su hermano. Y estamos hablando de nada más y nada menos que de Martin Sheen (Apocalypse Now) y Emilio Estévez (Young Guns). Quienes se negaron a participar en el documental, seguro hastiados de que Charlie sea siempre el foco de atención. Quien tampoco colabora es Nicolas Cage, uno de sus amigos más cercanos, con quien formó una pandilla de fiesteros sin tregua durante los años ochenta y noventa.

Las broncas de Charlie no se circunscriben sólo a las drogas. En su trayectoria hay caídas a la cárcel, apariciones en juicios por contratar prostitutas, intervenciones familiares, ingresos en clínicas de desintoxicación, etc. Pero quizá el mayor problema

de Sheen sea su adicción a salirse con la suya.

A eludir de manera sensacionalista las consecuencias

de sus actos. No existe rockstar que no tenga un límite. Pero tratándose de Charlie no existía nadie con la potestad para detenerlo. Ni siquiera su propio padre.

Uno de los puntos más interesantes del documental es la relación padre-hijo. No importa cuánto la cague Charlie, Martin siempre está ahí para él. Es un drama personal el que vive el jefe de familia con su oveja negra. Su pecado: no puede renunciar a su figura de protector. Aunque su hijo le repita hasta el cansancio de que no se meta en su vida, Martin siempre lo rescata. Algo que Charlie no hizo por sus propios hijos.

Charlie se convirtió en adicto a las drogas, pero el showbiz se volvió adicto a Charlie. Sin importar cuánto hiciera para arruinar su carrera, siempre venía una producción a salvarlo del desastre total. Como esa gira que hizo por todo el país contando sus pendejadas a un público hambriento por ver de cerca al monstruo. Al sujeto que se gastó 50 mil dólares en prostis de 1500 cada una en tiempo récord. El amante indestructible, lo confiesa Sean Penn, que no importa cuánta coca consumiera y cuántos días llevara sin dormir podía tener una erección cuando es de dominio público que a los adictos no se les para bajo los efectos de la sustancia.

CHARLIE SE CONVIRTIÓ EN ADICTO A LAS DROGAS, PERO EL SHOWBIZ SE VOLVIÓ ADICTO A CHARLIE

Charlie no es un antihéroe, tampoco es una víctima de sus apetitos, como bien apuntan en el documental, es un outlaw. Un forajido no sólo de la moral, de la justicia, sino también de las leyes físicas, metales y corporales, a las que se salta como un atleta de alto rendimiento. Actos que le aseguran una vigencia perpetua. Porque, como revela en el documental, aunque lleva ocho años sobrio, seguimos hablando de él. Que es lo mismo que hacemos con otros proscritos como Billy The Kid o Al Capone.

EN AKA CHARLIE SHEEN hay momentos crudos y muy duros. Pero antes de maldecir a la estrella, cuando parece que por fin la vida va a ponerlo en su lugar, una nueva oportunidad de oro surge y el ciclo de la cadena alimenticia vuelve a comenzar. Como pasó con Two and a half men. Una comedia diseñada justo para él. Charlie Harper es un hombre de mediana edad, mujeriego, bebedor y playboy. Quién mejor para interpretarlo que Charlie Sheen. Y qué ocurrió. Se convirtió en un éxito sin precedentes. Por eso nunca es bueno dar nada por sentado. Un día puedes estar sobornando a una guardia de una clínica de rehabilitación para que te permita ir a un concurso de bikinis como jurado, otro puedes pasarte casi todo el día en la cárcel un veinticinco de diciembre, pero al siguiente vas a imponer un récord en cuanto a lo que percibe un actor por programa de televisión.

A propósito de Two and a half men, qué impresión que John Cryer es exactamente igual a su personaje de Alan en la serie. Quejoso, llorón y tacaño. Su reclamo: que percibía un tercio del dinero que le pagaban a Sheen.

Pero por supuesto, mamón, cómo quieres ganar lo mismo que él.

Uno de los momentos más oscuros del documental es la confesión de Sheen de que es portador del VIH. Esta noticia ya había sido difundida en su momento, pero el shock sobreviene porque es la primera vez que Charlie acepta públicamente haber sostenido relaciones sexuales con hombres. Y lo escandaloso no es el acto en sí, sino que Charlie se haya esperado hasta los cincuenta y tantos para cruzar la acera. Porque si algo no fue nunca es un reprimido. Nunca se contuvo en ninguna materia, incluido el sexo.

Alejarse de las drogas le ha permitido a Sheen sanear algunas de sus relaciones. Sus dos ex esposas lo adoran a pesar de todo. Pero no me creo que esté limpio. Que no se dé un toque o que se tome una copa de vino. Y lo que menos creo es que no vaya a volver a tocar las drogas, como presume. Y no porque quiera verlo sufrir, sino porque cuando has probado esos paraísos artificiales, y sobre todo a ese nivel, querrás volverte a salir con la tuya unas cuantas veces más. Ese es el mayor vicio.

Si se mantiene sobrio habrá evitado morir de una sobredosis, como todo mundo pensaba que ocurriría en cualquier momento. Entonces, nos habrá negado una salida espectacular de este mundo. En grande. Como el mito que ya es. Confío en que no muera de viejo y nos tenga reservado algo inolvidable como gran final.

La peor adicción es salirte con la tuya (la salvaje y glamorosa vida de Charlie Sheen)
La peor adicción es salirte con la tuya (la salvaje y glamorosa vida de Charlie Sheen) ı Foto: Especial