Detractores ilustres

Jack Kerouac y Allen Ginsberg, 1959.
Jack Kerouac y Allen Ginsberg, 1959.Fuente: pinterest.com
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Jack Kerouac fue una inspiración enorme para Bob Dylan —Premio Nobel de Literatura en 2016— y para un montón de escritores y artistas importantes de finales del siglo XX y principios del XXI.

Su opus magnum, En el camino, fue uno de los acontecimientos culturales de mayor relevancia en la historia de Estados Unidos, el acicate de una revolución en la literatura que, en efecto, generó una contracultura que dio forma al arte y la política en las décadas que siguieron. Sin embargo, Kerouac no fue venerado universalmente: de hecho, con frecuencia fue blanco del disgusto o desprecio, incluso entre sus colegas escritores.

TRUMAN CAPOTE

Kerouac dijo que había escrito su gran novela en un frenesí de tres semanas ante su máquina de escribir, tundiendo las teclas con una producción masiva de palabras en un rollo gigante de hojas pegadas una tras otra. Siete años en el camino, tres semanas en la escritura del libro. Así es como dijo que lo escribió. Al día de hoy, es famoso por la “prosa espontánea” de su estilo, que sin embargo provocó la más conocida de todas las diatribas de En el camino, cuando Truman Capote —autor de A sangre fría— señaló: “Eso no es escritura; es mecanografía”.

ALDOUS HUXLEY

Si uno quiere pensar en libros influyentes de los años cincuenta, seguramente En el camino, de Kerouac, tanto como Las puertas de la percepción, de Aldous Huxley, deben ser incluidos.

Ambos llegaron a ser considerados casi como textos religiosos para la contracultura de los años sesenta —década que atestiguó la muerte de ambos autores, si bien Huxley al final de una vida bastante larga, y Kerouac aún trágicamente joven.

Éste era fan de Huxley, y declaró en 1957 (año de la publicación de En el camino) que, “entre los escritores ingleses, el mío es Aldous Huxley”. Por ese entonces, el inglés leyó la novela de Kerouac y estuvo lejos de sentirse impresionado: “Me empecé a aburrir un poco, luego de un rato. Es decir, que el camino me pareció extremadamente largo”.

HUNTER S. THOMPSON

Los biógrafos y críticos de Hunter S. Thompson mencionan a menudo la influencia de Kerouac en el periodista gonzo, lo cual es comprensible dado que Thompson mencionó más de una vez a Kerouac bajo una luz positiva, en entrevistas y escritos. En una ocasión dijo: “Jack Kerouac me influenció bastante como escritor... en el sentido árabe de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Kerouac me enseñó que la podías librar escribiendo y publicando acerca de las drogas”.

Sin embargo, Thompson no era precisamente un fan, y si bien apreciaba En el camino (y, se supone, Los Vagabundos del Dharma), pensaba que Big Sur era un “libro de mierda, estúpido”. Dijo también:

—He leído Los subterráneos: toda su basura, de hecho. El hombre es un imbécil, un bobo místico afectado de miopía intelectual. Lo del Dharma no era tan malo como Los subterráneos y ambos son apéndices marchitos de En el camino.

JOHN UPDIKE

Mientras incontables críticos destrozaban En el camino, John Updike se

subió al mismo tren y escribió una sátira para The New Yorker, titulada En la banqueta. En su historia, explicó el narrador, le decía al país: “No le crean a Jack. Esto es lo que pasa en realidad cuando tomas el camino. No vas a ninguna parte. Te das la vuelta y corres a casa”.

Sentía entonces alguna forma de rechazo hacia esos personajes “relativamente privilegiados” que recorren Estados Unidos “sin medios visibles de sustento”, aunque más tarde se suavizó un poco y aceptó que estaba “celoso” del éxito y la libertad de Kerouac. Admitió también que el estilo de la “escritura espontánea” de éste le resultaba por demás aterrador.

NORMAN MAILER

Tuvo una relación mixta con la Generación Beat. Hizo amistad con Allen Ginsberg, tuvo elogios para William S. Burroughs, pero criticó con dureza a Kerouac, afirmando que “carece de disciplina, inteligencia, honestidad y de una idea de lo que es la novela”.

A su vez, la pluma de Norman Mailer no impresionaba a Kerouac: “Yo pienso que él apesta”, afirmó.

JAMES BALDWIN

En el camino se refiere a los “negros felices de Estados Unidos”, cosa que enfureció a James Baldwin, quien dijo que era “un sinsentido absoluto, y además ofensivo: odiaría estar en los zapatos de Kerouac si alguna vez fuera lo suficientemente loco para leer esto en voz alta desde el escenario del Teatro Apolo en Harlem”.

CHARLES BUKOWSKI

A menudo el viejo Hank Chinaski es agrupado junto con los beats —incluso, algunas veces, en [la propia revista] Beatdom—, aunque de muchas formas fue desplazado del movimiento.

Fue crítico con Allen Ginsberg, Gregory Corso y William S. Burroughs, si bien confesó tener algo de celos, y sugirió que tal vez su odio era motivado por los fans hipsters más que por la obra en sí. No obstante, para Kerouac reservó un desagrado singular y en consecuencia lo retrató en su libro Hollywood como Mack Derouac: “un escritor que no podía escribir pero que se volvió famoso porque parecía un jinete de rodeo”.

FUENTE > beatdom.com. Traducción de Max Colunga.

DAVID S. WILLS es fundador y editor de Beatdom Literary Journal, ha escrito varios libros sobre la Generación Beat y también sobre el periodismo gonzo.