La moderna caída de la Casa Usher

En esta reseña entusiasta de la serie que nace a partir del famoso cuento de Edgar Allan Poe, Alejandro Rodríguez Santibáñez elogia la adaptación tan creativa que llevó a cabo el director y productor, Mike Flanagan. En los capítulos destacan las actuaciones —especialmente la de Mark Hamill— además del estilo gótico ya característico del cineasta, así como su capacidad para mantener el espíritu original de la obra y respetar el legado de Poe, mientras crea una historia contemporánea, más acorde a nuestra época

La caída de la Casa Usher
La caída de la Casa UsherFoto: muycomputer.com
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Quienes somos fieles seguidores del poco convencional director estadunidense, Mike Flanagan, nos frotamos las manos de antojo cuando se dio a conocer, hace más de un año, que para el 2023 se estrenaría en Netflix el clásico cuento de Edgar Allan Poe, “La caída de la Casa Usher”.

El estilo literario del poeta y narrador llama la atención por la elegancia de su escritura y la forma tan peculiar de narrar una historia de terror. Él no lo hacía como se acostumbra, con gritos, sangre, monstruos o asesinos, sino como si se tratara de un nocturno y sombrío libro victoriano de literatura gótica (época en la que se da a conocer este tipo de género, por cierto), en donde hay apariciones, espectros o energías en una casa abandonada, pantano o cementerio, que no son entes demoníacos, más bien son almas en pena, confusas, asustadas, que buscan la luz o el descanso, sin encontrarlo. Quién mejor para plasmar ese tipo de historia, que el admirado Allan Poe.

PARA MI GRATA SORPRESA, la serie no es una adaptación de “La caída de la Casa Usher” como tal, sino que utiliza los elementos de ese cuento para narrar la historia de una poderosa familia, la Usher. A la manera de Succession —la producción de HBO del 2018, creada por Jesse Armstrong—, está conformada por un frío y millonario patriarca, cuyo hijos buscan desesperadamente su amor y aprobación. 

Como ocurrió en la primera serie de Flanagan para Netflix, donde conocimos su estilo sutil que llamó la atención del público y la crítica, La maldición de Hill House (2018), cada capítulo se centra en uno de los personajes / hermanos, con su propio drama. Y esa historia individual se suma, una por una y poco a poco, al cuerpo narrativo general, para así llegar al clímax y luego, al desenlace.

En la Casa Usher también sucede de ese modo. Cada uno de los capítulos que conforman la serie tiene el concepto de otro cuento de Poe: “La máscara de la Muerte Roja”, “Los crímenes de la calle Morgue”, “El gato negro”, “El corazón delator”, “El escarabajo de oro”, “El pozo y el péndulo” y, por supuesto (para mi gusto, el capítulo mejor logrado de la miniserie), a partir de su más famoso poema, “El cuervo”. Se retoman múltiples elementos del universo de Poe para trasladarlos a la moderna historia de la familia Usher, que se soluciona de forma tétrica, como aquellas narraciones del torturado escritor.

No voy a decir que es indispensable haber leído las conocidas como Narraciones extraordinarias o los Cuentos góticos del escritor de Boston, Massachusetts —dependiendo de la editorial y la década de impresión—, porque el argumento televisivo es bastante entretenido y resulta muy bien logrado. Pero si se tuvo la grata oportunidad de leer primero a Allan Poe, entonces la experiencia es mucho más completa, porque las tomas y los personajes están salpicados de referencias a diferentes momentos de sus textos.

Por ejemplo, el detective que investiga a la familia Usher con un tema muy actual, como lo es la producción y venta de opiáceos y su posterior crisis de salud pública, es el propio detective Dupin, protagonista del cuento “Los crímenes de la calle Morgue”. Además, se trata del personaje con el que nació la narrativa policíaca: son sus descendientes Arthur Conan Doyle con Sherlock Holmes y Agatha Christie, con Hércules Poirot. Claro que Netflix tenía que cumplir, como suele hacerlo, su cuota políticamente correcta: el personaje es un hombre de raza negra, que tiene un esposo con el que adoptó a un niño.

La cereza amarga del pastel es la sublime actuación del legendario Mark Hamill, a quien poco ubicamos fuera de su inmortal interpretación como Luke Skywalker en la trilogía original de Star Wars. Para bien, el intérprete logra quitarse un posible encasillamiento de su papel de Jedi y da vida al protagonista aventurero de la única novela de Poe (La narración de Arthur Gordon Pym), pero que en la serie funge como ese abogado resuelveproblemas de los adinerados juniors, una especie de Tom Hagen en El Padrino. La serie vale la pena por muchas cosas, pero si no fuera así, sólo por ver la actuación de Hamill ya sería tiempo bien invertido.

OTRA CARACTERÍSTICA de Mike Flanagan es que utiliza prácticamente a los mismos actores en todas sus series: uno va reconociendo las caras porque aparecen en La maldición de Hill House, La maldición de Bly Manor (2020) o en la tremenda Misa de medianoche (2021), acaso mi favorita de sus miniseries en Netflix (disponibles todas en la plataforma). Siempre respeta el mismo estilo: gótico, elegante, lento, perturbador. Son actores poco conocidos, sin mucho nombre, pero que muy pronto aprendemos a reconocer y admirar, como el caso de Henry Thomas, el antaño niño de E.T., a quien Flanagan ha rescatado del retiro. Todo apunta a que estará haciendo lo mismo con Mark Hamill.

Adaptar a Allan Poe no debe ser fácil, porque busca generar miedo en la psique, no en lo corpóreo. Sin duda, considero La caída de la Casa Usher una de las series del año, porque dio vida a una historia nueva, aunque rindiendo homenaje y respetando a detalle la obra de uno de los padres de la narrativa moderna.

¿Volverás a leer a Poe igual? Nunca más. ¿Te sentirás tranquila o tranquilo tras ver la serie a solas en casa? Nunca más. Nunca más. Nunca más.