La música de la muerte, ll

La canción #6

La música de la muerte
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La música es una línea directa con los dioses y los muertos, según los cantos nativos americanos. Hay música sacra: los cantos bizantinos, gregorianos y ambrosianos. O la que trajeron los esclavos, spirituals y góspel. También hay música maldita clásica y popular, artistas esotéricos y ocultistas. Giuseppe Tartini soñó que le prestaba su violín al diablo y al despertar compuso la sonata El trino del diablo. Charles Gounod escribió la célebre ópera diabólica Fausto. Por algo al blues le llamaron “la música del diablo”, desde que Robert Johnson le entregó su alma a cambio de que le afinara la guitarra. Es reconocida la mano del diablo en la música, tanto como la de dios en el futbol. Y dios, según Faithless, es diyei.

La muerte y la música se atraen por naturaleza. Por eso hay tanta música inspirada en el mayor misterio de la vida. Y grupos que le rinden tributo a la muerte y a los muertos desde el nombre: The Grateful Dead, Dead Can Dance, Death, Christian Death, Death Angel, Dead Kennedys, Napalm Death, Dead Milkmen, Nuclear Death, Death Cab for Cutie, Death In Vegas, Dead Weather, Dead Skeletons, Dead and Company, La Muerte, Los Toreros Muertos, Todos Tus Muertos y nuestro Muertho TJ. Los metaleros, además, crearon las corrientes black, doom y death metal. Pero gracias a dios, también hay un rock cristiano.

Se atraen por naturaleza. Por eso hay tanta música inspirada en el mayor misterio de la vida 

Canciones dedicadas a la muerte y a los muertos históricos y populares, a los caídos en las guerras, asesinatos, accidentes, suicidios, así como temas sobre fantasmas, ritos, satanismo y otras supersticiones existen tantas como almas condenadas entre el cielo y el infierno. Resultaría bíblico hacer un directorio de músicos muertos.

Los que podemos mencionar son algunos de los que se quedaron sobre el escenario sin agonía. Se enfriaron tocando Country Dick Montana de los Beat Farmers, fulminado por un aneurisma en 1995. El gran Mark Sandman del trío Morphine, colapsó en Italia en 1999 por un ataque cardiaco. Dimebag Darrel, guitarrista de Pantera, fue asesinado a balazos mientras tocaba en Ohio en 2004. El escritor de rock británico y vocalista de los Deviants, Mick Farren, murió de un ataque cardiaco cuando cantaba en Londres en 2013. También le sucedió a Mike Scaccia, el estupendo guitarrista de Ministry, Revolting Cocks y Lard, un infarto mientras tocaba en Texas en 2012. Está el caso de Gustavo Cerati, que se quedó cuatro años con un pie en este mundo y el otro allá, después de tocar en Venezuela en 2010. Falleció el 4 de septiembre de 2014. La pandemia cambió por completo nuestra percepción de la vida y la muerte. Y, sin embargo, la música no ha dejado de sonar y de conectarnos con los de aquí y los de allá.