Sólo quiero ver el ego arder (La caída del Baby Reindeer)

EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO

Baby Reindeer
Baby ReindeerFoto: Cortesía del autor
Por:

Poseer un ego roto tiene funestas consecuencias. Dicha premisa es el eje que alienta Baby Reindeer, la serie inglesa que ha causado sensación por su mordacidad y su crudeza en una época en la que señalar el body shaming es un pecado que amerita la expulsión de la sociedad digitalizada.

En la superficie, Baby Reindeer trata sobre la obsesión de una mujer hacia un hombre. Nada nuevo. Sin embargo, a medida que avanza la trama se complica hasta alcanzar puntos de verdadero horror y revelar una complejidad que escapa a la mera mortificación, producto del acoso. Basada en hechos de la vida real, la serie ha causado conmoción, admiración y fascinación por no apegarse a los parámetros que rigen a la televisión actual. Se niega a ser complaciente de manera radical. A tal grado que representa un desafío para el espectador promedio. Aquel que está acostumbrado a consumir historias que no ofendan a nadie.

Donny Donn, el protagonista, es un aspirante a comediante que trabaja como cantinero. Su ego está lastimado. Vive con la madre de su ex y lucha por hacerse un nombre dentro de la fauna standupera. Pero sus rutinas no son populares ni con sus compañeros de trabajo. Un día se presenta ante la barra del bar Martha Scott, una obesa mórbida. Se produce entonces el choque entre dos egos trastornados. Donny le ofrece un vaso de agua a una desconsolada Martha, ella, como le ocurre a las personas necesitadas de amor, confunde el gesto y perseguirá a Donny de modo enfermizo.

En los tres primeros capítulos asistimos a la persecución que sufre Donny por parte de Martha. Por error le proporciona su correo electrónico y lo bombardea con mails todo el día. Aparece por el bar a diario. Y le lanza indirectas que van subiendo de tono hasta plantearle la idea de tener hijos juntos. Ella es una supuesta abogada, a la que nunca vemos ejercer, por cierto. Hasta aquí la trama es convencional, aunque personas que han sufrido acoso en distinto grado han manifestado sentir inquietud, pero entonces en el cuarto capítulo la serie se bifurca y se transforma en el reflejo de lo infernal que pueden ser las relaciones interpersonales.

Donny conoce a un productor que lo invita a su casa con la promesa de convertirlo en una estrella. Le solicita que escriba un guion para una serie y mientras lo discuten lo droga con mdma y un licor potente del que no se revela el nombre y comienza a manosearlo mientras se encuentra inconsciente. Los abusos del director van en aumento, lo dopa con coca, mdma, alcohol y lsd, hasta que lo viola. Donny permite que se le transgreda. Y decide no denunciar porque a pesar de haber tenido sexo sin consentimiento, esa experiencia le revela una pulsión de bisexualidad que antes no contemplaba en su horizonte. Y porque le cuesta afrontar la ingenuidad que lo llevó a visitar la casa del productor con la promesa de hacerlo famoso.

La turbulencia ha sido extrema, pero el viaje de Donny apenas comienza. Su recién descubierta inclinación lo empuja a emprender una relación con una trans. Aquí la trama comienza a acelerarse como un auto de carreras y no se detendrá hasta que veamos a Donny estrellarse contra un muro. El noviazgo de Donny enfurecerá a Martha, cuyas artimañas de stalker rozarán la psicopatía. Golpea a Teri, la pareja trans, se infiltra en la casa donde vive Donny con un propósito falso, convive con su suegra honoraria y le avienta un vaso de coca light en la cara, la bebida favorita de Martha, a la ex de Donny.

El amor que Martha profesa por su objeto de admiración ha llegado demasiado lejos y Donny la denuncia a la policía. Aquí la trama vuelve a sacudirse. Martha desaparece y el frágil ego de Donny lo resiente. Entonces es él quien la busca a ella y tienen sexo. Un bálsamo para la vida marital de Donny, porque antes de esto le era imposible conseguir una erección con Teri. Con quien Donny se ha mudado después de que lo echaran de la casa de su ex por culpa de Martha. No es que Donny ame a Martha, lo que ocurre es que extraña el nivel de atención que ella le proporciona.

La ecuación no podía estar completa sin los padres de Donny. Martha decide empezar a acosarlos. Él se ve obligado a contarles sobre ella. Desesperado, se presenta ante Martha con la intención de tenderle una trampa. La insta a que le escriba correos con amenazas. Algo sólido que mostrar a la policía. En este punto la trama sufre otro vuelco. En una de las entrevistas con la detective del caso, para este punto Donny sabe que no es la primera víctima de Martha, lo hace escuchar una cinta del mismo Donny pidiéndole a Martha que le escriba los correos y le pide a Donny que no interfiera en la labor policiaca. Sabe que ha sostenido relaciones con ella. ¿Cómo? Martha ha grabado todos sus encuentros con Donny.

Si de algo peca Baby Reindeer es de su timing. Cuando Donny aborda a Martha, contrario a cuando ella va a su encuentro, ella no puede saberlo, le sale al encuentro y sin embargo la charla queda registrada. Cuesta creer que Martha tenga la grabadora prendida veinticuatro horas. Sabemos que Martha es un monstruo, pero la pintan como una mente maestra del mal. Cuando no es más que una pobre mujer necesitada de afecto. En Baby Reindeer no existen las eventualidades, que son parte de la vida, todo ocurre en una realidad milimétrica a los propósitos de Martha.

Cuando parece que las cosas han llegado al límite, aparece otro momento que resquebraja la realidad de Donny por completo. El ego lastimado siempre busca la fama a la costa de lo que sea. Indefenso ante el público en una final de stand up, en lugar de su rutina, hace una confesión, mientras llora sin tapujos, de todo lo que le ha ocurrido en su vida en los últimos meses desde que conoció a Martha. El performance ha sido grabado y subido a YouTube y de la noche a la mañana lo ha convertido en una celebridad. Y cosecha el éxito que siempre se le había negado.

Después de haber roto con Teri, la vida de Donny se convirtió en un desfogue sexual desenfrenado. Y ahora por fin parece albergar algo de paz. Pero no tarda Martha en reaparecer para arruinarle el momento. Donny regresa a la policía y Martha termina en la cárcel. Antes, ella se presenta ante Donny y le confiesa de dónde nace su amor por él. Todo se resume a un reno de peluche que ella tenía en su infancia y que le recuerda a Donny. Él se conmueve profundamente y parece entender con los sentimientos, no con la razón, el proceder de Martha. Es donde se cierra el círculo del síndrome de Estocolmo.

El final no es el mejor de los finales. Donny acaba en la barra del bar donde un cantinero le ofrece un trago y se nos da a entender que Donny será la nueva Martha. La víctima se convierte en victimario. Algo muy simple para tanta complejidad esgrimida.