Fotoarte Jesús Díaz La Razón
El dolor de perder a su esposa en junio pasado no permitió que Joaquín Cordero siguiera su camino, pues el primer actor dejó de respirar la tarde de ayer en la ciudad de México a los 89 años.
A las 14:07 murió Joaquín Cordero a causa de un paro respiratorio, el cual sufrió mientras dormía. En sus últimas horas de vida el poblano estuvo acompañado por su familia, pues falleció en su hogar.
Familiares y amigos cercanos a Cordero declararon que luego de la muerte de su esposa, Alma Guzmán, la vida perdió sentido para Joaquín. Incluso el integrante de la ANDA llegó a asegurar frente a los medios que “sin ella ya no valía nada” y que sólo esperaba “el momento de alcanzarla en el viaje eterno”.
Quienes convivieron con él en los últimos siete meses expresaron que Cordero no sufrió dolor físico alguno, salvo la melancolía de extrañar a su amada.
Joaquín Cordero fue un estudiante de teología que abandonó la vida religiosa para buscar su verdadera vocación y que recorrió otras profesiones, como la de abogado, para descubrir que finalmente su futuro estaba en los escenarios, foros y locaciones. Su deseo de tener una vida como histrión inició como extra, en el filme de 1947 A volar, joven, protagonizado por Mario Moreno Cantinflas. Joaquín era uno de los últimos actores de la época de oro del cine mexicano con más de 200 películas en su carrera, que abarcó siete décadas.
El histrión marcó un legado con una destacada trayectoria no sólo en el cine, sino también en teatro y televisión. Trabajó con los grandes de la época del cine de oro mexicano, como Mario Moreno, Luis Aguilar, Carmen Montejo, los hermanos Soler y Pedro Infante, con quien hizo uno de los papeles más destacados de su carrera en la cinta Pepe el Toro, al dar vida a Lalo Gallardo.
Las últimas telenovelas en las que participó fueron Fuego en la sangre, Amor sin maquillaje, Destilando amor, La madastra y ¡Vivan los niños.
