Al estilo de lo que en su momento presentaran producciones tipo Ichi the Killer (2001) de Takashi Miike -Llamada perdida (2003)-, con el inevitable enfrentamiento entre un yakuza sadomadoquista y un asesino que solo logra tener orgasmos cuando mata; en Vampira Humanista busca Suicida de Ariane Louis-Seize -D’étoile en étoile (2020)-, es el juego de roles complementarios lo que le sirve para elaborar una ingeniosa, oscura y cautivadora analogía entre el concepto del vampiro y los procesos emocionales y psicológicos del adolescente, para así ofrecer un acercamiento a los mismos sin caer en los lugares comunes o la frivolidad, y de paso tocar con agudeza y sin reparos temas delicados como la depresión crónica y la eutanasia.
Aquí, las necesidades propias de los protagonistas, una chica chupasangre incapaz de asesinar humanos para alimentarse y por lo mismo presionada por sus padres que se ven obligados a seguir dándole sustento, y un joven que al ser presa del bullying desarrolla deseos de atentar contra su propia vida, son los detonadores de un relato que va vistiendo de dramatismo gótico delineado por toques de humor negro plasmado deliciosamente sin aspavientos, situaciones típicas del cine juvenil como la búsqueda de revancha ante los abusadores en turno, las fiestas estudiantiles o la escena del despertar sexual, hasta otorgarles un nuevo y desolador sentido a través de lo estilístico, no por nada prácticamente todo se desarrolla en escenarios urbanos nocturnos carentes de adornos para acentuar lo indolente del entorno, simbolizando así lo misterioso y amenazante que puede ser el crecer.
Pero eso no es todo, además a través del ingrediente mórbido inherente a sus sentimientos y objetivos, sus acciones se van conectando con temas trascendentales como el sin sentido en la efímera vida del ser humano y una posible pero fútil inmortalidad, hasta concederles una salida a los personajes, que les permite elegir respuestas, pero al mismo tiempo al estar llena de implicaciones escabrosas arroja nuevas e inquietantes preguntas.
Con respecto a la interpretación del mito de los no-muertos se hubiera agradecido un poco más de sangre, y hay rasgos sobre dicha especie que no se explican del todo, dígase los antecedentes de los vínculos familiares o sus capacidades físicas; pero en cambio le quita lo pretencioso a su usual enfoque romántico para hacerlo más terrenal, auténtico y sugestivo, otorgándole identidad al referir al mundo análogo en otro apunte a los anacronismos en los que se mantienen sumergidas las instituciones, y a la incomunicación con los adultos.
Estamos pues ante una inteligente sinfonía de horror juvenil que sin renunciar nunca a los lineamientos del entretenimiento, mezcla la melancolía y el desasosiego con la desfachatez para bordear disertaciones existenciales muy acordes a nuestro tiempo, convirtiéndose así en una de las películas de vampiros más deliciosas y originales de los últimos años.


