Lady Gaga, con su talento y creatividad, puede hacer del caos una oda a la belleza, a lo diferente y a lo extravagante. Eso fue lo que ocurrió la noche de ayer en el Estadio GNP Seguros con su gira Mayhem y tras 13 años de ausencia en México. Ofreció un show que fue desde el hechizo hasta la reivindicación de que “los monstruos nunca mueren”.
La entrada de Lady Gaga fue colosal, ella imponente en el escenario que parecía un castillo, enfundada en un vestido rojo gigante de varios metros de altura en el que se le vio feroz, tétrica y frágil. Primero cantando “Bloody Mary”, este tema pop gótico oscuro, y luego uno de sus más recientes éxitos que se ha viralizado: “Abracadabra”, en el que regaló todo un performance casi operístico y teatral: Una Dama de Rojo con bastón haciendo la famosa coreografía. El público estaba extasiado y con eso logró el primer hechizo de este acto uno llamado Of Velvet and Vice.
Con “Judas” hipnotizaron unas bailarinas con plumas en las manos y Lady Gaga con un vestido negro y unas plumas negras haciendo una coreografía, porque si algo destacó en todo el show fueron las referencias a la danza contemporánea o al pop; con “Garden of Eden”, el escenario se iluminó de verde y la cantante estadounidense tocó la guitarra, demostrando también su talento como multiinstrumentista y gritó: “¡México City, te amo!”, como lo haría en diversas ocasiones para demostrar el cariño a la capital del país.
Con “Poker face” también ofreció drama y convirtió el piso del escenario en un tablero de ajedrez y los bailarines, incluidos ella, eran piezas de ese juego, donde claramente ella fue el Rey e hizo un jaque mate; prueba de ello fueron sus pequeños monstruos cantando y bailando de principio este éxito de su álbum The Fame de 2008.
Para el segundo acto, And She Fell Into a Gothic Dream, Lady Gaga entregó varios momentos en los que la vida y la muerte se unieron, como ocurrió en “Perfect Celebrity”, canción de su más reciente disco, Mayhem, en la que apareció dentro de una tumba al lado de un esqueleto haciendo una feroz interpretación. Como si se tratara de un cortometraje, la historia que estaba contando continuó con “Disease”, cuando aparecieron dentro de esa sepultura bailarinas con máscaras de calavera y al final se vio a Lady Gaga luchando con un cadáver que revivió.
Para “Paparazzi”, la artista siguió sorprendiendo. Ahora, poniéndose una armadura y caminando con muletas de las que después se deshizo, entregando una escena de película: una enorme luna sobre ella en el escenario y ella de perfil con una gran capa blanca que el viento hacía volar. Fue en ese momento de total liberación que alguien en el público gritó: “Gracias por salvarme”.

Luego subió a uno de los balcones del castillo para poner la bandera mexicana y leer un mensaje en español, desatando los gritos de sus pequeños monstruos: “A todos mis hermosos pequeños monstruos aquí esta noche, es un honor estar aquí en su hermoso país presentándome. Han pasado 13 años desde la última vez que estuve aquí; espero que vean cuánto he trabajado duro en el escenario para demostrarles cuánto los admiro y los respeto. Les agradezco que hayan elegido pasar la noche conmigo”, dijo ante los fans que le decían: “Gaga, hermana, ya eres mexicana”.
La artista también destacó que la capital del país es muy importante para ella: “La Ciudad de México es un lugar especial en mi corazón, porque es donde terminé mi primera gira en estadios. Nunca olvidaré la emoción y la pasión que compartieron conmigo esa noche. Estoy orgullosa de compartir este momento con ustedes nuevamente, solamente que esta vez no es el final, sino el principio”, expresó.
Tras ese emotivo mensaje, Lady Gaga se transformó para cantar otro de sus grandes éxitos, “Alejandro”, y luego “The Beast” para dar paso al tercer acto: The Beautiful Nightmare That Knows Her Name, y vaya que sí fue una hermosa pesadilla, empezando por “Killah” en la que la cantante conjuga el funk rock y el dark techno experimental. Fue impresionante verla rockear con una batería portátil que cargaron sus bailarines y ella feroz y radiante dando golpes a los platillos con las baquetas.
Después la vimos tocando en un teclado rodeado de cráneos el éxito en el que colabora con Bruno Mars, “Die With Smile”, con un atuendo azul y un gorro de arlequín. El video de este tema inspiró a varios de sus monstruos para acudir la noche de ayer a los conciertos, pues en las gradas y pista parecía un total desfile de modas, como si estuviéramos en la MET Gala y la temática fuera “Lady Gaga extravaganza”.
Se veía desde tocados de moños de regalo enormes, latas de refresco como parte de un peinado, guiños al atuendo rojo que tapaba su rostro y que usó en los MTV Music Awards en 2009 o looks inspirados en el vestido de burbujas que la estrella portó en sus shows de la era The Fame o en el rojo que utiliza en el video de “Abracadabra”, entre otros más.
Para el cuarto acto, To Wake Her Is to Lose Her, Lady Gaga regaló momentos emotivos con “Shadow of a Man” y “Shallow” tocando el piano que se puso al final de la pasarela. Era imposible no dejar de verla y emocionarse con esos temas, que fueron aún más emblemáticos cuando todo el estadio se iluminó con las luces de los celulares de sus fanáticos.
Pero también hubo instantes de total euforia y felicidad cuando sonó “Born This Way”, que se ha convertido en un ícono de la comunidad LGBTQ+; y cuando entonó “Vanish Into You” y bajó del escenario para saludar a algunos fans que la llenaron de flores blancas, negras y moradas que le obsequiaron. En un momento, Lady Gaga aventó esas rosas hacia el público como si fuera una novia.
El cierre fue una demostración de que los monstruos son eternos: vestida con un extravagante vestido blanco con alas y unas manos largas muy monstruosas, cantó “Bad Romance”, ofreciendo todo un performance en el que apareció acostada y tapada con un hule transparente para cantar sobre aquella fascinación por aquellas relaciones no saludables y oscuras.
Después de poner a bailar a todos y de este caos lleno de belleza, Lady Gaga se despidió de sus fans haciendo un corazón con sus dos manos, demostrando el cariño mutuo que existe y la fortuna de que todos aquellos outsiders se encuentren en un mismo lugar.
Este viaje estuvo lleno de una historia creativa en la que Lady Gaga demostró por qué se ha convertido en una referencia de la música, el cine, la moda y una voz por los derechos de la comunidad LGBTQ+ o para visibilizar la importancia de la salud mental.


