Gaby Rivero, la entrañable maestra Jimena que marcó a generaciones con su ternura en la telenovela Carrusel, volvió a la TV para sorprender, esta vez en un terreno completamente distinto: la cocina. Su participación en MasterChef Celebrity no pasó desapercibida; cautivó, conmovió y recordó por qué sigue siendo una figura querida.
“Me invitaron desde diciembre y dudé mucho. Los realitys me ponen nerviosa”, confiesa a La Razón. Pero finalmente aceptó y se mudó tres meses a México para enfrentar el reto. El resultado: una experiencia intensa que dejó huella en ella y en quienes la vieron.
“Fue durísimo. La gente no se imagina lo que implica grabar este programa. Son muchísimas horas, cansancio, tensión, emociones a flor de piel. Pero aprendí tanto… y me quedo con las amistades nuevas que hice”, comenta la actriz.
Para Rivero, cocinar no fue sólo una competencia, sino un acto profundamente emocional. “Das amor a través de la comida. Eso me tocó. Cuando llegó mi salida, muchos no se lo esperaban. Yo tampoco. Fue muy duro, pero también muy bello. Aquí eres tú, y entre más auténtico, mejor te va. No puedes fingir emociones frente a una cámara que te sigue durante horas”.

Nuevos proyectos y una serie de animada
Gaby no se detiene. Mientras espera la confirmación de una segunda temporada de Nadie nos va a extrañar —serie en la que mostró una faceta distinta, con tintes de villana—, está enfocada en un proyecto que la emociona profundamente: una serie animada para niños.
“Son cuentos que inventé, con valores y mucho corazón. Todo ocurre en un bosque con animalitos que enseñan. Mi hija Maya, que estudia clown en Noruega, me inspira muchísimo.”
Aunque la creatividad le fluye con facilidad, admite que le cuesta trabajo el siguiente paso: “No sé aún cómo lanzarlo. No soy buena para la parte tecnológica. Pero ya está ilustrado, animado, producido… solo falta encontrar la manera de llevarlo a los niños, en sus tabletas, sus teléfonos, donde hoy viven sus mundos”.
Su familia, el motor de su vida
Sus hijas —Gala, fotógrafa en Los Ángeles; Lara, comediante entre Holanda y Londres; y Maya, actriz en formación— son otro de sus grandes motores. “Cada una siguió su camino artístico. Me llena de orgullo. Ahora, con mi esposo recuperándose de una cirugía, estamos planeando viajar a Europa para verlas. Son momentos para estar cerca”, concluye.
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